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Joaquín Del Carril: de la adicción al renacer y su mensaje de prevención en Pergamino
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Joaquín Del Carril: de la adicción al renacer y su mensaje de prevención en Pergamino

El ex rugbier estuvo en el Campo de Deportes del Club Gimnasia y compartió su dura experiencia. Su actual misión de concientizar a jóvenes y familias sobre los peligros de las drogas y la importancia de la conexión humana.

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La historia de Joaquín "el Flaco" del Carril es un viaje de contrastes, que comienza en la soledad y la incomprensión de su infancia y adolescencia, y culmina en la fortaleza y la recuperación. Así, sin más ni menos. 

En sus días de colegio, a sus 17 años, Joaquín se sentía la antítesis de sus compañeros extrovertidos. Luchaba contra la falta de concentración, la hiperquinesia y las bajas calificaciones, una realidad que no podía expresar con claridad, ni a sus padres, ni a su entorneo, y que tampoco nadie pudo ver.

El campo de su niñez, "La Junta de Lonquimay" en La Pampa, era su refugio, un lugar donde encontraba consuelo junto a su caballo, lejos del "suplicio" escolar.

El rugby le ofreció un propósito. Jugó en la primera división de CUBA durante 14 años, pero al dejar el deporte a los 33, su adicción, que había comenzado una década antes, se agravó. Cada revés de la vida, como su separación, lo empujaba más profundo en el consumo.

El punto de inflexión llegó a los 49 años, cuando, tras tocar fondo, decidió ingresar a la Comunidad Cenacolo. Allí, durante casi dos años, encontró el apoyo necesario para cambiar de rumbo.

Hoy, con 54 años, Joaquín puede hablar de su pasado con claridad, agradecido por el apoyo incondicional de amigos como el ex Puma Agustín Pichot y su familia, quienes fueron pilares fundamentales en su recuperación.

Su historia es un testimonio de superación y la importancia de pedir ayuda. "El Flaco" dialogó en exclusiva con DiarioNúcleo al terminar la charla a la que fue invitado por el área de Rugby y Hockey del Club Gimnasia, ante una nutrida cantidad de jóvenes, profesores y familiares que lo escucharon con muchísima atención y respeto. 

Joaquín, la foto del final de la charla es la cantidad de jóvenes que se acercaron a saludarte. ¿Qué sensación te deja eso?

- La verdad que de las satisfacciones más lindas que me llevo de los clubes es, como siempre digo, los abrazos de los chicos, son sanadores para mí todavía. Estas charlas de prevención sirven para que los chicos entiendan que cuando se sufre una adicción es una vida de mucho sufrimiento, de mucho dolor. No pasa por sustancia, pasa por heridas no resueltas y por una personalidad endeble. Por eso estas charlas son para abrir a los chicos a lo oscura que puede llegar por una adicción. Yo les contaba que había ido a comprar droga con mi hija, les conté que no pude entrar a la confirmación de mi hija, que muchas veces no pude pasar a buscarla por el colegio. Todo eso causa mucho dolor a uno y al entorno. Todos nos merecemos ser felices y tener segundas oportunidades, y hoy para mí esto es bendición pura, de estar con los chicos, que me escuchen, que los siento con mucho respeto y mucho amor su escucha, que haya padres que entiendan que no todos los chicos somos iguales, porque yo si sufrí una adicción, fue por mi comparación con mis amigos, porque tenía ADD o TDAH, en su momento, iba a un colegio bueno, y no era para ese colegio, y eso me llevó a una comparación con mis amigos, a la falta de autoestima, al no quererme, al no valorarme, y ahí entra la adicción. Si un chico es seguro de sí mismo, sabe lo que va a estudiar, tiene las cosas claras, no se droga. Eso es así.

Vos jugaste jugaste al rubgy, llegaste a Primera, al seleccionado. Tenías todo, como contas. Llegaste a trabajar en ESPN, de la mano de Agustín Pichot, eras renocido, pero podrías haber dicho "me quedo con mi historia en mi círculo íntimo", porque no a todos les dar estos testimonios. ¿Qué te llevó a vos a dar este tipo de charlas? ¿Qué te motivó?

- Al adicto le da mucha vergüenza la condición de ser un adicto, entonces muchas veces se esconde eso, es el error principal, el no pedir ayuda, el poder decir alguna vez no estoy bien. Esto uno no lo elige, le toca, como dice aquel uruguayo "Nando" Parrado, el que se cayó en el avión los uruguayos: cada uno de nosotros tenemos una propia montaña que cruzar; yo la tomo así, y yo hoy siento mucho más orgullo del esfuerzo que hice, de cómo recuperé todo por estar en sanidad, por estar limpio, por estar bien. Y sí, a veces da vergüenza contar ciertas cosas, pero lo mío también fue casualidad o causalidad, porque yo cuando salí de la comunidad ya no quería trabajar más en ESPN, en ese caso era el trabajo que yo tenía. No voy a mentir, después de la comunidad hubo mucha incertidumbre, pero hubo un replanteo de Joaquín de los 50 qué quiero en mi vida. Siempre digo que si hay replanteo hay más vida, si no hay replanteo uno sigue derecho como siempre. Yo dije quiero otra cosa. Y acá digo que es una causalidad, que es un llamado de Dios, hice una nota en la Nación, que se hizo viral, y a partir de ahí mis amigos me decían: vos sos claro para hablar. Y empecé con un colegio, hace muy poco, hace un año y medio, y el año pasado hice 50 charlas, hoy hago 20 en este poco tiempo del año. Y es lindo porque los chicos te escuchan, abren los ojos... Yo tuve la misma vida que ellos, juegué al rugby, llegúe a Primera, juegaba en el seleccionado. La vida del rugby, del club, es acotada, yo la venía pasando mal, por esa comparación con mis amigos, por sentirme diferente, me sentía muy seguro sí en el rugby, y en el campo, un lugar donde yo también era feliz, pero después había mucho vacío, por ahí pasa la adicción, no pasa porque me gustaba la joda, como por ahí muchos a veces decían rápidamente. Yo me hacía fuerte en la joda, llamando la atención todo el tiempo, eso era porque necesitaba hacerme notar, porque había muchas falencias en otros aspectos de la vida mía.

¿Creés el "estigma de las drogas en ciertas clases sociales" está desterrado?

- La adicción no discrimina a nadie, ni edades, ni sexo, si tenés plata o no tenés plata; pasa que a estos chicos les llega más porque tuve la vida parecida a ellos. Si viene un chico desde la marginalidad, que tuvo una vida muy áspera, con otra condición social, con otras heridas mucho más fuertes, y por ahí cuenta acá a estos chicos: "yo salía de caño y tomaba falopas", por ahí a los chicos no les llega tanto, pero como tuve una via como ellos, les digo que a todos nos puede pasar, entonces sí les llega y mucho,eso está bueno. Hoy creo que mi misión en la vida es esa, el poder transmitir mi historia para que los chicos abran los ojos y entiendan que es un sufrimiento muy grande una adicción. Yo muchas veces me arrodillaba al lado de la cama y pedía por favor, basta, sacame de estos días, no quiero sufrir más y a las 6 de la tarde estaba comprando de vuelta.

Vos hablabas de la falta de atención, de la desconexión en la familia, en la escuela. Hoy muchas pradres "luchan contra el celular", pero no se trata del dispositivo, del objetivo, sino de la misma desconexión familiar. ¿Qué opinás al respecto? 

- Es buena pregunta. Siempre cuento que en mi casa había mucho amor, pero había mucha desconexión en cuanto al diálogo, porque una adicción viene de no hablar, en mi casa había muy poco diálogo, mucho amor, pero no había diálogo. Creo que todo arranca en la familia, sin echar culpas, porque cada uno siempre como padre educa lo mejor posible sin que nadie nos enseñe nada, los tiempos van cambiando y hoy los padres están mucho más encima de los hijos, pero creo que hay una insatisfacción muy grande, a pesar de tener todo, de estar online todo el tiempo y que tengan todo al alcance de la mano, hay mucha insatisfacción. Una adicción es una herida del alma, es así, no hay otra, no es que me gustaba tal o cual droga, cero, es insatisfacción pura. Hay muchos suicidos de jóvenes, cada vez más, es algo para trabajar, no es fácil. Yo camino por la calle, acá me incluyo, si te cruzás con diez personas nueve están con el teléfono mirándolo, o una madre con el cochecito mirando el teléfono, todas desconexiones. Y la vida, para mí, justamente el éxito es la conexión, los vínculos, el amor; sin amor no hay cura, y si no hay amor no hay vida. Hay mucha insatisfacción, hay que trabajar mucho en eso. No es fácil. Hay que saber mirar a los hijos, no todos los hijos son iguales.

¿Pudiste sanar en todo sentido, familiar, amigos, en la vida o es una sanación constante?

- No es una sanación constante para mí. Hay grupos de NA o AA, que es alcohol anónimos o narcóticos anónimos, que ellos van día a día. Yo creo que toda recuperación, el que se recuperó, no importa la forma, sino que lo haya hecho, creo que no hay fórmulas mágicas para nada, cada uno ha decidido la forma. Siempre les digo a familias que me llaman: si están muy complicados en el día a día de consumo y tenés que apartarte de este mundo, como yo lo hice para meterme en una comunidad, que lo hagan. Por ahí NA o AA usan mucho el "solo por hoy", voy a ser un enfermo toda la vida, y yo no lo siento así. Yo siento que sané, que sigo sanando, eso sí. Esto no lo cuento mucho: hace dos semanas hice una charla para todos mis amigos, todo mi club, y mi familia estaba presente, algo que nunca la había hecho; para mí era algo mío, indudablemente, que yo quería que estén mis hijas, pero si yo también me pongo a pensar del lado de mis hijas no es fácil escuchar tu propia historia, con tu padre, y todos los dolores que pasaste. 

Joaquín, cerrá la nota con una reflexión, con unas palabras, como vos quieras y sientas 

- Mirá, la vida es lindísima. Que se cuiden los chicos, como dije hoy en la charla, que se cuiden entre ellos, que no se rían de ese que es el que llama la atención todo el tiempo, que lo observen porque algo pasa, que lo ayuden. Para mí el éxito de la vida son los vínculos, el amor, la familia, todo lo demás es papel picado.
 

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