Andrés Quiroga es preparador físico. Decidió irse a Europa, junto a su pareja, para trabajar y hacer experiencia. Por amigos y familiares arribó a Malta (país que tiene 518 mil habitantes en una superficie de 316 km2 y cuya capital es La Valeta) donde trabajó en el cuerpo técnico del Marsaxlokk, equipo de la Premiere League de ese país. Su vivencia en el archipiélago del Mediterráneo que fue colonia británica, las costumbres, el idioma, la adaptación y el futuro. Todo en un ´mano a mano´ con diarionucleo.com
Andrés, ¿Por qué elegiste Malta como destino para vivir?
AQ: “Decidimos, junto a mi novia Florencia, ir a Malta en mayo de 2021, como una experiencia de vida, no se trataba ni una cuestión económica, era buscar un horizonte distinto, ampliar un poquito lo experimental y viajar. En principio no era Malta, sino que era Inglaterra. Investigando nos dimos cuenta que al no tener el pasaporte europeo, y con esto del Brexit se nos cerraban las puertas. Los primos de mi novia viven en Malta, hablando con ellos nos dijeron de la posibilidad de ir para allá, que era un país que estaba abierto al mundo, que te recibía y te daba una visa de trabajo. Así que así fue como empezó todo”.
Toda una decisión en 2021 todavía estábamos en pandemia…
AQ: “Claro, entre la pandemia, los permisos para ingresar al país, las declaraciones juradas, todo eso fue una serie de trámites que fuimos haciendo para instalarnos”.
¿Cómo fue la inserción laboral?
AQ: “Llego a Malta por una entrevista de trabajo programada, en una fábrica textil. La ansiedad de llegar y buscar una estabilidad me ganó. A los dos días ya estaba en la entrevista, al otro día estaba haciendo una prueba, hice dos días, más como iniciándome, ingreso, y cuando estaba ahí adentro me di cuenta de que no, que no iba por ahí, que tenía que ser fiel a lo que me gustaba, lo mío era la educación física, yo soy profesor de educación física, que tenía que insistir un poquito más y agotar los recursos, y si no encontraba nada relacionado a mi actividad, bueno ahí tenía que tomar un rumbo que me permitiera estar dentro de la legalidad”.
¿Cuánto te llevó ese traspaso, digamos, el paso a empezar a trabajar de lo tuyo?
AQ: “Dejé la fábrica antes de la semana, antes de firmar el contrato para no quedar adherido a un contrato que tenga que cumplir. Me dediqué a recorrer la isla, y cuestión de 20 días, 25 días, entré a trabajar en una pileta de un club que se llama Neptunes, que es un club waterpolo, comencé a dar natación en la escuela. Me dieron un par de horas ahí. Y después seguí buscando, porque no era suficiente. Empecé a trabajar en un gimnasio. Así fueron los primeros pasos dentro de lo más cercano a lo que es mi actividad”.
Fuiste, entonces, con una posibilidad laboral, lo encontraste, saliste y buscaste algo relacionado a tu profesión. ¿Cómo fue la relación con la gente de Malta, la vida, las costumbres, el idioma?
AQ: “En Malta el idioma original, por así decirlo, es el maltés, el tradicional, pero se habla mucho inglés, usan las dos lenguas a la par, en las escuelas se enseñan ambas. Durante muchos años fueron una colonia inglesa, entonces conservaron muchas costumbres… Se usa manejar del lado derecho, por decirte alguna. Yo manejo el inglés, no te voy decir que puedo ser traductor (risas), pero sí con menos limitaciones que al principio”.
Ya nos vamos a meter en lo netamente deportivo…Están entre Sicilia (Italia) y Túnez. ¿Qué es lo que más te sorprendió de este país tan exótico?
AQ: “Es una isla que está rodeada de un mar muy bonito, el verano es bravo, pero las condiciones climáticas son lindas; no te voy a mentir, los cambios, la vida nueva te acobarda un poco, te cuesta ver dónde uno está, insertarse en el funcionamiento de la isla es un poquito más difícil, hasta que pasás esa barrera, empezás a valorar que el mar es una hermosura. Estar cerca de la vida marítima es de una de las cosas que más valoro, en cuanto a los paisajes”.
Ahora estás de paso en la Argentina, nuevamente en Colón. ¿Qué fue lo primero que hiciste? ¿Qué es lo que más extrañaste?
AQ: “Lo vincular, la familia, los amigos, el asado, por supuesto. Por más que uno quiera comprarse la parrillita, comprar el carbón, la carnicería, no es lo mismo. Y es esto de acá…salis a la calle, encontrate a tus amigos, es algo tan lindo que tenemos en nuestro país, que cuando uno se va a otro país se encuentra con argentinos y te das cuenta que lo vincular es lo nuestro. Es un valor muy grande que tenemos, no sé si nos damos cuenta hasta que no lo tenemos”.
Andrés nos metemos en el deporte…¿Cómo llegas al Marsaxlokk FC?
AQ: “Durante toda la temporada del 2021-2022 íbamos con mi novia a ver todos los partidos de Floriana, donde juega Ulises (Arias) (pariente y colonense también en la isla), el hecho de ir a ver el partido, después de post partido, compartir con compañeros, ir a merendar, comencé a hacer amistades y contactos. Conozco a Juan Cruz Gil, ayudante de campo de Pablo Doffo (cuerpo técnico de Marsaxlokk), estaban necesitando un preparador físico, nos juntamos, tuvimos un par de reuniones, compartimos la forma de trabajar, coincidimos en varios aspectos…Pablo decidió que fuera su preparador físico y así fue como empezamos a trabajar juntos, ese cuerpo de técnico de argentinos”.
¿Cómo fue esa experiencia de tomar un equipo de Primera División?
AQ: “Fue un paso grande, primero desde el idioma porque fue de menor a mayor. El Marsaxlokk es un club que ascendió la temporada anterior a Premier, con muchas ilusiones de mantener la categoría y de pelear algo en el trofeo, jugamos en ese momento como si fuera la Copa Argentina. Empezamos a hacer un trabajo muy profesional, muy detallado, con mucho seguimiento, muchas correcciones, ensayo de error también, porque en mi caso tenía jugadores algunos dedicados al cien por cien, o sea profesionales, con algunos que trabajaban y venían a entrenar, entonces dentro de esa disparidad fuimos encontrando un equilibrio y terminamos con un equipo realmente muy parejo, muy competitivo”.
¿Qué es lo que más te sorprendió del club?
AQ: “El fútbol profesional tiene un ir y venir constante con el amateurismo. Cuando iba a ver los partidos, desde afuera, idealizaba al fútbol profesional, como uno lo idealiza acá en Argentina; y cuando me tocó entrar me di cuenta que carecía un poco de estructuras. Me encontraba con jugadores que no se tocaban la punta de los pies…había que trabajar entonces ahí..Eso me llevaba al amateurismo…esa situación de un jugar si llegar a tocarse la punta de los pies…Pensaba: tengo que empezar con mucha técnica de sentadillas, trabajar mucho la flexibilidad para llevar paulatinamente y que todo sea lo más parejo posible…Pero después ese mismo jugar con el cual yo debía trabajar en esas cuestiones físicas en el partido convertía muchos goles y salía por la televisión…Era esa mezcla, ese ir y venir”.
Terminó la temporada, pero también terminó el trabajo en el club…
AQ: “Es así. Nos avisaron que no podíamos continuar. Para sorpresa de nosotros, del equipo, y de muchos, porque salvamos la categoría cuatro fechas antes, llegamos a la final del Trophy siendo un equipo recién ascendido, con un presupuesto, casi te diría, de segunda categoría. Veremos ahora cómo seguimos”.
¿Piensan seguir con el equipo de trabajo, el cuerpo técnico, intentando en el fútbol o buscarás otros rumbos?
AQ: “Yo estoy haciendo un análisis muy profundo de lo que fue la temporada pasada para corregir, a mi criterio, qué se podría haber hecho mejor, a qué me podría haber anticipado desde mi rol de la preparación física, qué podría haber ajustado, todo es muy reciente, el mercado se está moviendo; esperando a ver qué puede llegar a surgir dentro de los próximos días. La idea es volver a Malta, seguir trabajando allá, siento que tenemos mucho para dar todavía”.
Tengo que preguntarte, inevitablemente, por el Mundial…¿Cómo vivió este grupo de argentinos, y en particular vos, la Copa del Mundo de Qatar?
AQ: “Fue una emoción enorme. Nosotros teníamos la particularidad que en Marsaxlokk teníamos muchos argentinos, porque éramos cuatro en el cuerpo técnico más seis jugadores, más sus familias, y más los hinchas que les gustaba esa argentinidad que nosotros le poníamos al equipo. Por ejemplo, los chiquitos del club veían a los jugadores que llegaban al club con el equipito de mate, que nos juntábamos todas las familias a ver los partidos, que nos abrazábamos en los goles, que nos emocionábamos; fuimos transmitiendo ese folclore a la gente, a los hinchas del club. Todos los partidos los vimos en el club. Cuando jugaba Argentina la conserjería de club se desarmaba, se hacía una comida, se esperaba mucha gente. Cuando ganamos la final fue una locura total. Nos encontramos en una ciudad que se llama San Giljan, con todos los argentinos que estaban en la isla, cortamos el tráfico, cantamos, saltamos, festejábamos y nos abrazábamos con gente que no tenía ni idea de quién era. Creo que fue un desahogo muy grande para todos, que en algún momento también sufrimos cuando las cosas no marchaban, y cuando sabíamos que era una injusticia total lo que se vivía, y los comentarios, el boca en boca, las opiniones. Fue emocionante por lo logrado, porque se cerró una persiana a una cuestión social que iba confundiendo el proceso”.
Andrés, para terminar…¿Crees que encontraste ´tu lugar en el mundo´?
AQ: “Yo creo que el momento ahora es Malta, después se verá, pero por el momento es vivir esta experiencia de la mejor manera posible. No sólo es una cuestión que pueda proyectar yo solo sino también está mi pareja, ver dónde será nuestro lugar en el mundo. Creemos que nuestro lugar en el mundo es acá, quizás no es ahora. O sea, Malta es hermoso, pero no soy maltés, todo es muy lindo pero no soy de ahí. Hoy el proyecto está allá, con el tiempo se verá, no se puede decir con contundencia acá o allá”.
Compartir