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Los Levato: Padre e hijo unidos por la misma pasión
HISTORIAS DE VIDA

Los Levato: Padre e hijo unidos por la misma pasión

Diego fue jugador profesional y entrenador. El mediocampista dejó una huella y es ídolo indiscutido en Douglas. Thiago le sigue sus pasos. El juvenil defiende los colores de Sarmiento de Junín. Uno escribió la historia futbolística de Pergamino, el otro la está transitando. Una familia ligada al deporte.

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Mencionar el apellido “Levato” en Pergamino es sinónimo de “deporte”. Es que esta familia tiene esta particularidad: practican deporte, desde amateur a profesional, y todos lo hacen bien. 

Diego Levato fue un futbolista (mediocampista) profesional, ídolo fogonero. Surgió en Argentino, saltó a Douglas y ahí defendió las camisetas de: Aldosivi, Guillermo Brown, Los Andes. Su hijo Thiago le sigue los pasos: con inferiores en Argentino, a los 14 años se fue a Lincoln para empezar su recorrido en la Academia Mascherano y hoy viste los colores de Sarmiento de Junín. Diego formó una hermosa familia junto a Mariana, tienen a Thiago, Alma y Vito, obviamente todos ligados a una pelota, de alguna u otra forma.  

Según dijo Diego a Diarionucleo.com, hoy la inmensa familia Levato se juntarán en la casa paterna para festejar el “Día del Padre”, donde habrá una extensa mensa y donde no faltará la “charla” deportiva. 

Diego, ¿cómo nace tu relación el fútbol? 

DL: “Comencé a jugar con mi hermano en la plaza del barrio, a los seis años, siempre jugando con gente más grande. Y un día mi hermano (el más grande, Germán, porque somos cuatro) me llevó a probar en Argentino, y ahí arrancó toda la historia futbolística, el amor por este deporte. Mi primer regalo de mi vieja y mi viejo fue la camiseta de San Lorenzo y una pelota. Es una familia vinculada al fútbol. Cuando me retiré estaba convencido de la decisión, también por la edad, tenía 38 años. Realmente estabna un poco cansado, uno que ha estado en el ascenso, por ahí renegas bastante en algunos temas. Uno llegó al final de la carrera convencido de que no quería jugar más, y eso por ahí no le pasa muchos. Hoy estoy dedicándome a otras cosas totalmente distintas”. 

¿Tenes en la mente la foto, el momento en que empezaste a “pelotear” con Thiago?, por así decirlo.

DL: “Sí, desde siempre. Hay fotos, vídeos de chiquito, me pasa ahora Vito, continuamente con la pelota. Alma se fue para otro deporte, enamorada del vóley. Thiago me acompañaba de chiquito al vestuario, fue viviendo todo eso que era parte de mi trabajo, de mi vida, se fue enamorado y apasionado por el fútbol”. 

Thiago, ¿y vos, seguramente, antes de empezar a caminar ya pateabas (risas)?

TL: “Me acuerdo una infancia con la pelota al lado de mi viejo.  Ya de chiquito vivía el ambiente futbolístico, disfrutaba ir a entrenar con mi viejo a Douglas, disfrutaba del ambiente del vestuario, ver cómo compartían mate, entrenamientos, momentos, la verdad que eso me quedó grabado, y decidí elegir este camino, que es lo más lindo que hay para mí”. 

Regreso a Diego. Hay padres que desarrollaron una actividad deportiva profesional, y sus hijos siguen el mismo camino. ¿Sos de hablarle, de aconsejarlo o dejarlo que tome sus decisiones, que haga su camino?  

DL: “Hasta una edad, más o menos, uno trataba de estar arriba. Cuando nos dijo que se iba a dedicar al fútbol le dijimos que le iban a quedar cosas en el camino, y le pasó, de irse ahí a la Academia Mascherano y no terminar el secundario con los compañeros, son golpes que a una edad, como tenía a los 14, 15 años, son difíciles de asimilar, pero él tenía una cabeza muy dura, convencido de lo que quería, se fue, y dejó de lado cosas que son difíciles a esa edad, de no estar en el día a día con los amigos, de no estar con la familia, y bueno, son elecciones, eligió. Si bien acompañado, obviamente, por nosotros, porque era muy chico, pero no dudó un segundo. Y nos íbamos haciendo nosotros también, nos íbamos acostumbrando a esa vida. Hoy en día tiene 19 años, ya toma obviamente sus propias decisiones, pero acompañándolo también en lo que necesite, en lo que pregunte, en la apreciación que puede llegar a tener uno para que él mejore, después no nos metemos en  nada, solamente apoyarlo y acompañarlo”. 

TL: “Con respecto a la relación fútbol con mi papá me saco el sombrero, porque la verdad que es un papá de oro. Conmigo siempre hizo todo, siempre apoyándome para que yo pueda hoy estar el día donde estoy. No es de meterse, por ahí da consejos como siempre dar el máximo, de entrenar, de insistir, nunca aflojar, no bajar la cabeza, ser cabeza dura, son todos consejos que a mí me sirven. Y con respecto a los partidos, por ahí hacemos algún que otro comentario o vemos alguna jugada puntual, me marca eso, mirá tal cosa, tal cosa. Y yo  con la palabra de él y todo lo que vivió del fútbol lo tomo como algo positivo”.  

Vamos a la actualidad, Thiago, ¿cómo estás viviendo tu presente en Sarmiento de Junín? ¿Venís de una gira por Holanda? 

TL: “Tuve un paso por la Academia del Mascherano, me llevé muchos aprendizajes. Ahí te das cuenta de lo largo y difícil que es el camino del fútbol. Con respecto a mi presente, la verdad que muy contento por todo lo que se está dando, muy convencido de lo que quiero, de poder formar parte de un plantel de Reserva, ya casi profesional. Tuve la oportunidad de irme a Holanda a jugar un torneo con el club, fue una experiencia única todo lo que vivimos, inolvidable. Pudimos conocer otra la cultura, todo muy distinto al fútbol de acá. La verdad que fue una experiencia única que no voy a olvidar nunca más”. 

¿Cómo son tus días de descanso en Pergamino?

TL: “Cuando vengo a Pergamino trato de conectarme cien por ciento. Estas dos semanas de vacaciones aproveché para entrenar un poquito, para no aflojar, pero con la cabeza acá en la familia, disfrutando de mi papá, de mi mamá, que es lo más lindo que hay…mis hermanos Vito, Alma, estar en el sillón mirando la tele, también con mi amigo, que por ahí no paso muchos momentos porque esto del fútbol es dejar muchas cosas de lado, en mi adolescencia me perdí muchas cosas, pero sé que en el futuro va a tener resultados. También voy a visitar a mis abuelos, a mi familia, comparto ese tiempo. Hago todo lo que no puedo hacer en la semana o en meses, trato de hacerlo todo en tres días”. 

¿Recordas cuándo hiciste el click y dijiste ´yo quiero ser jugador de futbol´?   

TL: “Arranqué en Argentino a los cinco años, hice la inferior hasta sub 15, y ahí ya buscaba algo más profesional, más enfocado al futuro, y decidí irme a Douglas. Ahí tuve el contacto de la ´Academia Mancherano´, y fue todo muy rápido porque me probé y a los días me dijeron ´ya te queremos acá, te tenés que venir a vivir´, fue un shock para mi familia. Y ahí fue el clic que dije: ´tengo que ir por todo, si tengo que dejar todo atrás lo voy a dejar´. Con 14 años tomé la decisión de irme a vivir a Lincoln, ahí empezó mi carrera. Ya de chiquito lo tenía en mente, pero ahí a los 14 dije esto es lo mío, quiero vivir del fútbol, y hasta hoy en día lo sigo manteniendo que yo quiero ser jugador profesional, voy a dar todo para que se me pueda cumplir y vivir del deporte más lindo del mundo”. 

Diego, ¿sentiste que diste todo en el fútbol? 

DL: “Sí. Uno da lo que tiene, y después, obviamente, en esto hay que ser sincero, uno puede tener limitaciones, o llega hasta donde pueda, hasta donde le da. Dejé todo y un poco más”. 

Utilizando tus mismas palabras. ¿Cómo papá sentis que das todo? 

DL: “Sí. Es una pregunta más para mis hijos qué ven de su padre, pero sí, yo siento que también le doy todo. No solo yo, con Mariana, esto se hace de a dos. Estoy convencido de que, primero, que tengo buenos hijos, y después que le damos todo lo posible para que ellos sean buenos hijos, sean educados, que es lo fundamental. Uno les tiene que marcar el camino de la educación, después crecen, vuelan y tienen sus propias alas, después no queda más que acompañar. Y ahí uno realmente ve el esfuerzo y el fruto de lo que uno ha inculcado, así que lo veremos más adelante. A los tres les diría que vivan y vuelen, que cumplan sus sueños. Creo que de eso se trata, cumplir los sueños con las metas que se puedan poner, tanto ellos individualmente, después con sus parejas, el día de mañana, pero que disfruten cada etapa, es fundamental. A ver, como me dejaron a mí: vivir, elegir y disfrutar cada momento. Uno trata de transmitir las cosas que uno desea y corrigiendo, por ahí, las cosas que no te gustaron que pasaron anteriormente. Yo viví la mejor infancia, y por eso digo que quiero que mis hijos vivan la mejor infancia”. 

Por último, Thiago, si tuvieras que describir con un par de palabras a tu viejo, ¿cuáles serían?  

TL: “Compañero, muy trabajador, muy sacrificado, que da todo por su hijo, por su familia (se emociona) para que sus hijos estén felices. Me saco del sombrero porque es un hombre que todos los días hace un sacrificio para que a nosotros no nos falte nada, como mi mamá, sin dejarla fuera, son los dos muy sacrificados, muy compañeros con nosotros, son papás que hablan mucho con nosotros el día a día, son muy presentes”.  
 

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