Los hinchas de Paris Saint-Germain se juntaron ayer en las puertas del estadio Parque de los Príncipes para manifestarse contra el equipo y en especial con insultos contra Lionel Messi, sancionado con dos semanas sin goce de sueldo, y también contra el dueño qatarí Nasser Al-Khelaifi.
En principio, la juntada de los fanáticos iba a ser versus los accionistas de la institución, que no consigue la ansiada Liga de Campeones y suma un fracaso tras otro en cada temporada, pero con el correr de los minutos apuntaron contra Messi.
"Messi, hijo de p...", cantaron y gritaron los hinchas del Paris Saint Germain, en el contexto de la suspensión por el viaje del rosarino a Arabia Saudita sin autorización previa, según informó el portal del diario francés L' Equipe.
De hecho, en la página de los ultras se preguntaron si es necesario que continúe en la institución y reaparezca contra Auxerre en dos fechas -sanción que le aplicaron internamente-.
Por ese mismo sitio, comunicaron sobre la protesta: "Esta noche les hemos pedido que se reúnan porque, como muchos seguidores del club, estamos sinceramente preocupados por el futuro y la sostenibilidad del club. Quedan muchas preguntas sin respuesta y el hecho de que el presidente de nuestro propio club se niegue a reunirse con nosotros nos hace sospechar mucho".
Y en ese texto se remarca que no quieren salir de su estadio para irse al Stade de France porque "no tiene alma, ni historia" y se quejaron sobre los precios "abultados" de las entradas que saca "a los verdaderos hinchas de la cancha".
Además, le pidieron al jeque lo siguiente: "Deshazte de los jugadores parásitos: es hora de limpiar el vestuario. Demasiados jugadores bajo contrato están presentes hasta la fecha solo para recibir el salario y no por ambición deportiva. ¡Respetar al PSG también es saber dejarlo! No dudaremos en hacérselo saber".
"Hay que salir campeones de la Ligue 1 por dignidad", cerraron, en relación a la temporada en la que PSG es líder por cinco puntos sobre su clásico rival, Olympique de Marsella.
Después de esa manifestación los ultras de PSG se trasladaron hasta la casa del brasileño Neymar, el mejor amigo de Messi dentro del equipo parisino y uno de los mejores fuera de él, para pedirle también que se marche del club.
Sin embargo Neymar, de 31 años, a diferencia de Messi, tiene un contrato largo, que vence recién en 2027, y no existen ofertas por él en este momento en que además no está jugando porque fue sometido a una operación en el tobillo derecho y recién estará disponible nuevamente para el segundo semestre de este año.
Un segundo semestre que ya no encontrará seguramente a Messi vistiendo los colores azulgranas de PSG, aunque también es complicado que vuelva a lucir los de Barcelona por las serias dificultades económicas que atraviesa la entidad catalana.
Pero como "Lío" quiere seguir jugando en Europa un tiempo más después de que se venza su contrato con PSG el próximo 30 de junio, su futuro se torna muy incierto, algo que no ocurre si acepta, por ejemplo, los ofrecimientos de Inter Miami, de la MLS estadounidense, o Al Hilal, de Arabia Saudita, que dirige Ramón Díaz, y para contar con sus servicios le pagaría 400.000.000 de euros por temporada, para contrarrestar así la contratación top que hizo su clásico rival, Al Nassr, con el portugués Cristian Ronaldo..
En ese marco, hoy Messi comenzó a cumplir la sanción de dos semanas que le aplicó PSG con prohibición de entrenar sin goce de haberes y que en principio le impedirá al técnico Christophe Gasltier contar con él para los próximos dos partidos de la Ligue1 ante Troyes y Ajaccio, a jugarse los próximos domingo 7 y sábado 13 de mayo.
PSG le lleva cinco puntos de ventaja a su escolta, Olympique Marsella (75 contra 70) con 15 por jugar. Pero a los ultras parisinos esto no les importa, porque el equipo de estrellas que armó su dueño, el qatarí Nasser Al Khelaifi, estuvo muy lejos de alcanzar su gran (y único) objetivo, que era la Champions League.
Y si llega a haber vuelta olímpica local no habrá seguramente presencia de Messi en ella, porque su relación con los hinchas está rota desde hace rato, cuando lo silbaron por primera vez y entonces decidió al término de cada partido como local no ir a saludarlos a las graderías, tal como estilan hacerlo el resto de sus compañeros en tono conciliatorio. Al menos por los próximos 15 días "Lío" no tendrá que atravesar por esos incómodos momentos.
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