Tigre (16 puntos) le dio anoche un nuevo golpe al Rosario Central (14) del DT Carlos Tevez, al que superó por 3 a 1, en el cierre de la duodécima fecha del certamen de la Liga Profesional (LPF).
En el estadio José Dellagiovanna de la localidad bonaerense de Victoria, el equipo local consiguió un buen triunfo, el tercero consecutivo en condición de local, luego de los obtenidos con Estudiantes de La Plata (2 a 1) y Platense (3 a 0).
El flamante goleador del torneo, el delantero Mateo Retegui (9 tantos), se anotó en la pizarra a los 30 minutos del primer período y a los 13 minutos del complemento. El mediocampista Alexis Castro, antes de cumplirse el primer minuto, había abierto el tanteador para los dirigidos por Diego Martínez, que marcaron 12 goles en los últimos cuatro encuentros que protagonizaron.
El conjunto de Arroyito (que sumó su segundo tropiezo en hilera, además de la eliminación frente a Quilmes por Copa Argentina) había logrado la provisoria igualdad, por intermedio de Gino Infantino.
Desde su arribo al equipo rosarino, Tevez alcanzó tres triunfos, dos empates y cuatro derrotas.
Tigre, con un dibujo táctico 4-2-3-1, fue un justo ganador, por haber sido más contundente y efectivo en el escenario en el que se definen los cotejos: las áreas.
Así, el equipo bonaerense golpeó de entrada.
Central acusó el impacto, lo asimiló y antes del cuarto de hora inicial mostró su intención de presionar alto.
El conjunto “canalla” prosiguió en su tesitura, aunque el adelantamiento generó algunos descuidos defensivos. Y en uno de ellos, Tigre lo aprovechó para volver a ponerse en ventaja.
Y en el segundo período, cuando Rosario Central se ilusionaba –pese al piberío y a su falta de aceitado funcionamiento colectivo- con la igualdad, una contra terminó de volcar el desarrollo del partido.
Una jugada que nació en propio campo y que armaron entre Colidio y Retegui contó con el remate a la red del delantero, luego de un disparo del santafesino que exigió un rebote largo del arquero visitante.
Tigre manejó el 3 a 1 con cierta soltura y no pasó mayores sobresaltos, a excepción de un remate del ingresado Véliz que pegó en el travesaño, ya con el tiempo cumplido.
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