Pairetti con su "Trueno Naranja", de Indianápolis a Rafaela
El automovilista falleció hoy en Pergamino a los 86 años por insuficiencia cardíaca y respiratoria
El automovilista Carlos Pairetti, quien falleció hoy en Pergamino a los 86 años por insuficiencia cardíaca y respiratoria, se animó a participar en vehículos de la Fórmula Indy norteamericana y resultó noveno en las 300 Millas de Rafaela, a principios de los ’70.
El otrora piloto santafesino, afincado en Arrecifes, mostró siempre su intención de conducir un automóvil en un circuito de los denominados óvalos y así a mediados de 1970 intervino en la clasificación para las 500 Millas de Indianápolis.
El entonces propietario de Canal 9, el empresario Alejandro Romay, financió el ambicioso proyecto de Pairetti de competir en los EE.UU.
Alejandro "Romay me dijo que le diera para adelante porque él quería trasmitir la carrera por TV. Dí 200 vueltas y estuve un mes ensayando en el circuito”, confesó tiempo después el piloto que inmortalizó el famoso "Trueno Naranja" en el TC, campeón en 1968.
“El auto era un Watson Offenhauser que había utilizado Parnelli Jones para ganar allí en 1963. Pero siete años después estaba viejo y le faltaban 18 millas (28,8 kilómetros) de velocidad respecto de los autos de punta. No pude clasificar”, relató Pairetti, con un dejo de resignación.
“Igual, la experiencia valió la pena, porque hice amigos y cuando volví a Indianápolis tiempo después, Mario Andretti y Bobby Unser se acordaban de mí”, se jactaba el nacido en la localidad de Clucellas.
“Romay me quiso matar, pero la carrera se trasmitió igual y hubo récord de audiencia para un evento deportivo en ese momento”, narró Pairetti rememorando la expectativa que generaba por aquellos días un espectáculo de esas características.
Casi un año después, en febrero del ’71, el santafesino tuvo su revancha. La Fórmula Indy visitó la Argentina por primera y única vez, con una competencia disputada en el circuito de Rafaela. Se denominó las 300 Millas y Pairetti fue el único piloto argentino concursante.
“Lo primero que les causó impresión fueron las condiciones de los guardarails. Le tenían miedo porque ellos corrían con muros de cemento en los óvalos”, dijo.
“Me preguntaban qué podía pasar en caso de un accidente y yo les contaba que si terminás contra un guardarail ‘te podés matar, tranquilamente’”, evocó.
“Por esos días, los coches tenían casi 900 caballos (de fuerza), el doble de potencia de un Fórmula 1 de esa época”, comparó Pairetti.
“En Rafaela se giraba a 320 kilómetros por hora en las rectas y en los dos curvones. Al Unser (ganador de la prueba) era el más rápido y circulaba en 8s.. Yo andaba rápido y hacía 8s. 1/10, más o menos”, recordó.
Pairetti reveló con sinceridad su rendimiento en esa competencia: “Anduve bien en carrera. No rompí el auto (Volstedt Ford Turbo) y terminé noveno en la sumatoria de tiempos, porque se corrían dos mangas”, expresó.
"Lo mejor de todo fue la química que hubo con los americanos. Uno de mis patrocinantes era una cervecería. Y entonces toda la semana previa de ensayos, cuando terminaba la actividad, venían a mi box los pilotos locales a tomar cerveza y la pasábamos genial" evocó.
“Fui el único argentino que corrió en Fórmula Indy, pero también el único piloto que hizo un trompo en la calle de boxes. No le había tomado la mano al turbo; el auto se espantó y provoqué un gran revuelo” se jactó.