Estados Unidos atraviesa una profunda crisis en su sistema de tráfico aéreo, marcada por miles de cancelaciones y demoras que afectan a los principales aeropuertos del país. La raíz del problema es el prolongado cierre del Gobierno Federal (Shutdown), que ha dejado a unos 13.000 controladores aéreos (personal considerado esencial) trabajando sin percibir su salario desde hace más de un mes.
La Administración Federal de Aviación (FAA) se ha visto obligada a implementar una reducción del 10% del tráfico aéreo en 40 de los aeropuertos más concurridos, como Newark, LaGuardia, Boston, Chicago O'Hare y los de las áreas de Los Ángeles y Dallas, en un esfuerzo por mantener los estándares de seguridad ante la escasez de personal y el creciente ausentismo.
La situación ha generado una ola de críticas y advertencias sobre la seguridad y el impacto económico. Sean Duffy, secretario de Transporte de Estados Unidos señaló que los problemas "solo van a empeorar" a medida que el shutdown se prolongue y los controladores pierdan un segundo cheque de pago completo, lo que podría llevar al cierre de ciertas zonas del espacio aéreo por falta de personal.
Henry Harteveldt, analista de la industria de la aviación explicó que “ahora tenemos que empezar a hacer los cortes difíciles". Harteveldt subraya que la orden de restricción de vuelos llega como una medida extrema que aumenta la presión sobre los legisladores.
Bedford, administrador de la FAA (con 35 años de experiencia en el mercado), calificó la situación como "sin precedentes", señalando que la prioridad es que los controladores sigan en sus puestos, aunque admitió que la falta de acuerdo político puede derivar en interrupciones masivas.
La escasez crónica de personal en las torres de control (que requerirían unos 3.000 controladores adicionales) se ha visto agravada por el ausentismo, la fatiga y el estrés de quienes trabajan jornadas de seis días y turnos de hasta diez horas.
Miles de pasajeros se encuentran varados o con sus planes truncados, expresando su frustración e incertidumbre. Cada día de paralización representa millones de dólares en pérdidas para las aerolíneas y para el sector turístico en plena temporada alta de viajes con el Día de los Veteranos y Acción de Gracias a la vuelta de la esquina.
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