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Guerra de aranceles: pocos acuerdos e incertidumbre
NEGOCIACIONES COMPLICADAS

Guerra de aranceles: pocos acuerdos e incertidumbre

La ofensiva tarifaria de Trump puso al sistema comercial en un limbo. Las empresas retrasan decisiones sobre inversiones y contratos al no saber cuáles serán las reglas.

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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y sus asesores prometieron en abril una ronda relámpago de negociaciones comerciales globales con docenas de países.

El asesor comercial de la Casa Blanca, Peter Navarro, predijo “90 acuerdos en 90 días”. Funcionarios de la administración declararon que otros países estaban desesperados por hacer concesiones para evitar los enormes impuestos a las importaciones -aranceles- que Trump amenazaba con imponer a sus productos a partir del 9 de julio. Pero los 90 días han pasado. Y los acuerdos comerciales suman solo dos: uno con Reino Unido y otro con Vietnam. Trump también anunció el marco para un acuerdo con China, cuyos detalles aún son imprecisos.

El mandatario ha extendido ahora el plazo para las negociaciones hasta el 1º de agosto y ha modificado sus amenazas de aranceles, dejando el sistema comercial global prácticamente donde estaba hace tres meses: en un limbo mientras las empresas retrasan decisiones sobre inversiones, contratos y contrataciones porque no saben cuáles serán las reglas.

“Es básicamente una repetición”, afirmó William Reinsch, exfuncionario comercial de Estados Unidos y actual asesor del grupo de expertos del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. Trump y su equipo “no tienen los acuerdos que quieren. Así que están acumulando amenazas”.

El patrón se ha repetido tantas veces que Trump ha ganado el apodo de TACO, un acrónimo acuñado por Robert Armstrong del Financial Times que significa “Trump Always Chickens Out” (Trump siempre se acobarda). “Esto es clásico de Trump: amenazar, amenazar más, pero luego extender el plazo”, dijo Reinsch. “Llega el 30 de julio, ¿lo hará de nuevo si todavía no tiene los acuerdos?” (Trump dijo el martes que no habrá más extensiones).

Negociar simultáneamente con todos los países del mundo siempre fue una tarea imposible, como el propio Trump admitió tardíamente el mes pasado en una entrevista con el canal Fox News. (“Hay 200 países”, señaló el presidente. “No puedes hablar con todos ellos”). Y muchos socios comerciales, como Japón y la Unión Europea, siempre fueron propensos a resistirse a las demandas de Trump, al menos sin obtener algo a cambio.

“Es realmente, realmente difícil negociar acuerdos comerciales”, lo cual, generalmente, lleva varios meses aún cuando tenga que ver solo con un país o un pequeño grupo regional, sostuvo Chad Bown, asesor económico en la Casa Blanca de Obama y actual investigador de alto nivel del Instituto Peterson de Economía Internacional. “Lo que hace el gobierno es negociar un montón de estos al mismo tiempo”. El drama comenzó el 2 de abril -“Día de la Liberación”, lo llamó Trump- cuando el mandatario, amante de los aranceles, anunció un denominado impuesto de importación base del 10% para todos y lo que calificó como aranceles “recíprocos” de hasta el 50% para los países con los que Estados Unidos tiene déficits comerciales.

Los aranceles base del 10% parecen haber llegado para quedarse. Trump los necesita para recaudar dinero y tapar el agujero que su ley de recorte de impuestos está causando en el déficit presupuestario federal. Por sí solos, los aranceles base representan un enorme cambio en la política comercial estadounidense: los gravámenes promediaban alrededor del 2,5% cuando Trump regresó a la Casa Blanca y eran incluso más bajos antes de que comenzara a aumentarlos en su primer mandato.

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