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Estados Unidos despliega acciones hacia el océano Pacífico
INTERNACIONALES

Estados Unidos despliega acciones hacia el océano Pacífico

Trump envió aviones que podrían transportar bombas antibúnker, capaces de atacar las instalaciones nucleares subterráneas iraníes, como las de Fordo.

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En un nuevo giro en la escalada del conflicto en Medio Oriente, una flotilla de bombarderos B-2 Spirit de la Fuerza Aérea de Estados Unidos despegó ayer desde la Base Aérea Whiteman en Missouri rumbo al oeste a través del Pacífico. El movimiento, interpretado como una fuerte señal de advertencia militar, ocurre mientras el presidente Donald Trump evaluaba si EE.UU. debe sumarse a los ataques israelíes contra las instalaciones nucleares de Irán.

En un nuevo giro en la escalada del conflicto en Medio Oriente, una flotilla de bombarderos B-2 Spirit de la Fuerza Aérea de Estados Unidos despegó ayer desde la Base Aérea Whiteman en Missouri rumbo al oeste a través del Pacífico. El movimiento, interpretado como una fuerte señal de advertencia militar, ocurre mientras el presidente Donald Trump evaluaba si EE.UU. debe sumarse a los ataques israelíes contra las instalaciones nucleares de Irán.

Bombarderos invisibles

Los bombarderos B-2 están equipados para transportar bombas antibúnker de 13.600 kilogramos (GBU57A/B MOP -Massive Ordnance Penetrator-), las únicas capaces de penetrar las instalaciones nucleares subterráneas como las de Fordo, en Irán. Cada aeronave puede cargar dos de estas bombas de gran poder destructivo.

Fuentes del Pentágono y rastreadores de vuelo indicaron que el destino de los aviones sería Guam, una base clave de EE.UU. en el Pacífico, aunque no hubo confirmación oficial. Algunos analistas consideran probable que las aeronaves continúen hacia la isla Diego García, en el océano Índico, desde donde EE.UU. ha lanzado operaciones previas en Medio Oriente.

Un traslado que anticipa decisiones

Hasta el momento, Washington había limitado su participación en el conflicto a brindar apoyo logístico a Israel, sin involucrarse directamente en los ataques. El despliegue de los B-2 no implica necesariamente una acción inminente, pero busca ofrecerle al presidente y al alto mando militar diversas opciones en caso de una ofensiva.

El traslado coincide con un fin de semana de reuniones claves en la Casa Blanca. Trump interrumpió su estadía en Bedminster, Nueva Jersey, y regresó a Washington para mantener encuentros con su equipo de seguridad nacional ayer y que continuarán hoy por la noche.

Trump, entre la presión y la cautela

El mandatario estadounidense ha expresado públicamente su disposición a “darle una oportunidad a la diplomacia”, pero también dejó abierta la posibilidad de unirse a Israel en una acción militar que desmantele la capacidad nuclear iraní.

“Tomaremos una decisión en las próximas dos semanas”, declaró Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, en alusión al plazo que Trump se impuso para evaluar una intervención directa.

Un dilema geopolítico y electoral

Según funcionarios de inteligencia, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu ya había resuelto avanzar con los ataques a Irán con o sin el apoyo de EE.UU. La ofensiva israelí comenzó el 13 de junio y provocó la muerte de altos mandos militares iraníes, lo que a su vez desató una serie de represalias de Teherán.

Trump se encuentra ante un dilema político y estratégico. Por un lado, ve una oportunidad para asestar un golpe decisivo a las capacidades nucleares iraníes, ahora que sus defensas están debilitadas. Por otro, teme que una intervención prolongada contradiga su promesa de campaña de evitar nuevas guerras, bandera con la que ganó tanto en 2016 como en 2024.

Divisiones internas en el trumpismo

La posible intervención divide incluso a su círculo más cercano. Mientras el núcleo duro del movimiento MAGA rechaza cualquier participación militar extranjera -alegando que implicaría bajas estadounidenses y enormes costos económicos-, sectores más alineados al establishment conservador presionan por una acción contundente contra “la amenaza iraní”.<

Los bombarderos B-2 están equipados para transportar bombas antibúnker de 13.600 kilogramos (GBU57A/B MOP -Massive Ordnance Penetrator-), las únicas capaces de penetrar las instalaciones nucleares subterráneas como las de Fordo, en Irán. Cada aeronave puede cargar dos de estas bombas de gran poder destructivo.

Fuentes del Pentágono y rastreadores de vuelo indicaron que el destino de los aviones sería Guam, una base clave de EE.UU. en el Pacífico, aunque no hubo confirmación oficial. Algunos analistas consideran probable que las aeronaves continúen hacia la isla Diego García, en el océano Índico, desde donde EE.UU. ha lanzado operaciones previas en Medio Oriente.

Un traslado que anticipa decisiones

Hasta el momento, Washington había limitado su participación en el conflicto a brindar apoyo logístico a Israel, sin involucrarse directamente en los ataques. El despliegue de los B-2 no implica necesariamente una acción inminente, pero busca ofrecerle al presidente y al alto mando militar diversas opciones en caso de una ofensiva.

El traslado coincide con un fin de semana de reuniones claves en la Casa Blanca. Trump interrumpió su estadía en Bedminster, Nueva Jersey, y regresó a Washington para mantener encuentros con su equipo de seguridad nacional ayer y que continuarán hoy por la noche.

Trump, entre la presión y la cautela

El mandatario estadounidense ha expresado públicamente su disposición a “darle una oportunidad a la diplomacia”, pero también dejó abierta la posibilidad de unirse a Israel en una acción militar que desmantele la capacidad nuclear iraní.

“Tomaremos una decisión en las próximas dos semanas”, declaró Karoline Leavitt, secretaria de prensa de la Casa Blanca, en alusión al plazo que Trump se impuso para evaluar una intervención directa.

Un dilema geopolítico y electoral

Según funcionarios de inteligencia, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu ya había resuelto avanzar con los ataques a Irán con o sin el apoyo de EE.UU. La ofensiva israelí comenzó el 13 de junio y provocó la muerte de altos mandos militares iraníes, lo que a su vez desató una serie de represalias de Teherán.

Trump se encuentra ante un dilema político y estratégico. Por un lado, ve una oportunidad para asestar un golpe decisivo a las capacidades nucleares iraníes, ahora que sus defensas están debilitadas. Por otro, teme que una intervención prolongada contradiga su promesa de campaña de evitar nuevas guerras, bandera con la que ganó tanto en 2016 como en 2024.

Divisiones internas en el trumpismo

La posible intervención divide incluso a su círculo más cercano. Mientras el núcleo duro del movimiento MAGA rechaza cualquier participación militar extranjera -alegando que implicaría bajas estadounidenses y enormes costos económicos-, sectores más alineados al establishment conservador presionan por una acción contundente contra “la amenaza iraní”.

Qué son las bombas GBU-57 A/B antibúnker

La GBU-57 A/B es una bomba antibúnker diseñada específicamente para destruir instalaciones militares altamente protegidas y subterráneas, como centros de mando, laboratorios nucleares, búnkeres de concreto reforzado o túneles enterrados a gran profundidad. Estas son su características: - Peso total: 13.600 kg.

- Longitud: cerca de 6,2 metros. 

- Diámetro: 80 cm.

- Tipo de ojiva: explosiva de alto poder con capacidad de penetración profunda.

- Alcance de penetración: más de 60 metros en concreto reforzado o 40 metros en suelo rocoso, dependiendo de las condiciones geológicas. 

- Guía: sistema de guiado por GPS, lo que le otorga una gran precisión.

- Medios de lanzamiento: solo puede ser transportada y lanzada por bombarderos estratégicos B-2 Spirit, el único avión en servicio actualmente con capacidad para cargar este tipo de bomba.

- No puede ser lanzada desde cazas convencionales ni desde drones debido a su tamaño y peso.

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