
Qué pasa con el liderazgo de la Iglesia sin el Papa
Hay leyes y rituales detallados para garantizar la transferencia de poder cuando un sumo pontífice muere o renuncia, pero no se aplican si está enfermo o inconsciente.
Aunque el Vaticano tiene leyes y rituales detallados para garantizar la transferencia de poder cuando un papa muere o renuncia, no se aplican si está enfermo o incluso inconsciente. Y no hay normas específicas que delineen qué sucede con el liderazgo de la Iglesia católica si un papa queda totalmente incapacitado.
Como resultado, a pesar de que el papa Francisco sigue hospitalizado en estado crítico debido a una compleja infección pulmonar, sigue siendo papa y está muy al mando. El Vaticano informó ayer que Francisco estaba consciente y aún recibiendo oxígeno suplementario. Descansó durante una noche tranquila luego de haber tenido una prolongada crisis respiratoria un día antes, que requirió altos flujos de oxígeno para ayudarlo a respirar.
Sin embargo, la estancia hospitalaria de Francisco plantea preguntas obvias sobre qué sucede si pierde la conciencia durante un período prolongado, o si podría seguir los pasos del papa Benedicto XVI y renunciar, si se vuelve incapaz de liderar.
Hoy, la estancia hospitalaria de Francisco alcanzará los diez días, igualando la duración de su hospitalización en 2021 para una cirugía para removerle 33 centímetros de su colon.
Su edad y enfermedad prolongada han reavivado el interés sobre cómo se ejerce el poder papal en la Santa Sede, cómo se transfiere y bajo qué circunstancias. Así es como funciona:
El papa es el sucesor del apóstol Pedro, el cabeza del colegio de obispos, el Vicario de Cristo y el pastor de la Iglesia católica universal en la Tierra, según el derecho canónico interno de la Iglesia.
Nada ha cambiado en su estatus, rol o poder desde que Francisco fue elegido como el 266to papa el 13 de marzo de 2013. Ese estatus es por diseño teológico.
Delegar la gestión diaria
Francisco puede estar a cargo, pero ya delega la gestión diaria del Vaticano y de la Iglesia a un equipo de funcionarios que opera ya sea que él esté en el Palacio Apostólico o no, y ya sea que esté consciente o no.
El principal entre ellos es el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin. En una señal de que la hospitalización de Francisco no preveía cambios en la gobernanza de la Iglesia, Parolin estaba en Burkina Faso cuando Francisco ingresó al hospital el 14 de febrero. Parolin ya ha regresado al Vaticano.
Otras funciones vaticanas están avanzando normalmente, incluidas las celebraciones del Año Santo 2025 del Vaticano.
Por ejemplo, ayer el arzobispo Rino Fisichella celebró una Misa Jubilar en la Basílica de San Pedro que Francisco debía haber celebrado. Fisichella ofreció una oración especial por Francisco desde el altar antes de pronunciar la homilía que el papa había preparado.
El derecho canónico tiene disposiciones para cuando un obispo se enferma y no puede dirigir su diócesis, pero no para un papa. El canon 412 dice que una diócesis puede ser declarada “impedida” si su obispo -debido a “cautiverio, destierro, exilio o incapacidad”- no puede cumplir con sus funciones pastorales. En tales casos, la gestión diaria de la diócesis pasa a un obispo auxiliar, un vicario general o alguien más.
A pesar de que Francisco es el obispo de Roma, no existe una disposición explícita para el papa si él también se vuelve “impedido”. El canon 335 declara simplemente que cuando la Santa Sede está “vacante o totalmente impedida”, nada puede ser alterado en la gobernanza de la Iglesia. Pero no dice qué significa que la Santa Sede esté “totalmente impedida” o qué disposiciones podrían entrar en juego si alguna vez lo estuviera.
En 2021, un equipo de canonistas se propuso plantear normas para llenar ese vacío legislativo. Crearon una iniciativa de crowdsourcing canónico para elaborar una nueva ley eclesiástica que regule el cargo de un papa retirado, así como normas que se apliquen cuando un papa no pueda gobernar, ya sea temporal o permanentemente.
Las normas propuestas explican que, con los avances médicos, es completamente probable que en algún momento un papa esté vivo pero incapaz de gobernar. Argumenta que la Iglesia debe prever la declaración de una “sede totalmente impedida” y la transferencia de poder por el bien de su propia unidad.
Bajo las normas propuestas, la gobernanza de la Iglesia universal pasaría al Colegio de Cardenales. En el caso de un impedimento temporal, nombrarían una comisión para gobernar, con chequeos médicos periódicos cada seis meses para determinar el estado del papa.
La carta de renuncia
Francisco confirmó en 2022 que, poco después de ser elegido papa, escribió una carta de renuncia, que se invocaría si llegara a quedar médicamente incapacitado.
Dijo que se la entregó al entonces secretario de Estado, el cardenal Tarcisio Bertone, y asumió que Bertone la había entregado a la oficina de Parolin cuando se retiró.
El texto no es público, y se desconocen las condiciones que Francisco contempló para una renuncia. También se desconoce si tal carta será canónicamente válida. El derecho canónico requiere que una renuncia papal sea “manifiesta libre y adecuadamente”, como fue el caso cuando Benedicto anunció su renuncia en 2013.