Los centros comerciales llenos y no pocas tiendas con dificultad de contratar personal extra para la campaña de Navidad. La estampa de final de año en Brasil tiene su traducción en datos: el país tiene en estos momentos un desempleo del 6,1%, el más bajo en más de una década. Según los datos divulgados por el estatal Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), es el porcentaje más contenido desde que se empezaron a recopilar los datos en 2012.
En el trimestre terminado en noviembre había 6,8 millones de brasileños sin trabajo, 1,4 millones menos que hace un año. La población ocupada (103,9 millones de brasileños) creció un 1,4% el trimestre y un 3,4% en un año, lo que supone 1,4 y 3,4 millones de trabajadores más respectivamente. El comercio y la construcción fueron las principales palancas de creación de empleo. En Estados como Mato Grosso (el granero de Brasil) o Santa Catarina (uno de los territorios sureños históricamente más ricos) el desempleo ya está por debajo del 3%.
El presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, celebró rápidamente el récord histórico en sus redes sociales: “Buenos datos para cerrar 2024: Brasil alcanzó la menor inflación en cuatro años y el desempleo más bajo de la historia. Fueron 2,2 millones de empleos formales generados tan sólo este año, fruto de trabajo de todos nosotros. Que venga 2025 y más cosecha”, afirmó.
La cara B de los datos es que más empleo no necesariamente significa empleo de calidad. El porcentaje de brasileños con trabajos informales, que no cotizan en la seguridad social, sigue siendo alta (38,7%) y apenas ha retrocedido un punto en un año.
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