Duro golpe a Hezbolá: su máximo líder fue abatido
El jefe del movimiento islamista libanés, Hasán Nasralá, murió en un bombardeo israelí cerca de Beirut. El hecho empuja a Líbano y a Medio Oriente a lo desconocido.
Israel mató al jefe del movimiento islamista libanés Hezbolá, Hasán Nasralá, en un bombardeo cerca de Beirut que asesta un duro golpe al grupo proiraní y empuja a Líbano y a todo Medio Oriente hacia lo desconocido.
La muerte de Nasralá, considerado como el hombre más poderoso de Líbano, corre el riesgo de desestabilizar al país y constituye una gran victoria de Israel frente a su archienemigo Irán y sus aliados en la región.
“Sayed Hasán Nasralá se reunió con sus compañeros mártires (...) cuya marcha encabezó durante casi treinta años”, anunció Hezbolá, aliado más cercano de Irán, casi 20 horas después del bombardeo israelí.
Nasralá murió junto a otros miembros del grupo armado “en un traidor bombardeo sionista” en la periferia sur de la capital libanesa, bastión del movimiento chiita, añadió Hezbolá sin precisar la identidad de los otros mandos
“Hasán Nasralá está muerto”, declaró un portavoz del ejército israelí, Nadav Shoshani, en la red social X.
Según un comunicado militar israelí, Ali Karake, presentado como el comandante del frente sur de Hezbolá, y otros dirigentes del movimiento, murieron junto a Nasralá en la operación llamada “Nuevo orden”. Una fuente cercana a Hezbolá afirmó confirmó la muerte de Karaké.
Un alto mando de los Guardianes de la Revolución, el ejército ideológico de Irán, Abbas Nilforoushan, murió igualmente en este ataque, indicó la agencia oficial iraní IRNA.
“Nasralá era uno de los mayores enemigos de todos los tiempos del Estado de Israel. Su eliminación hace que el mundo sea un lugar más seguro”, declaró el portavoz del ejército israelí, Daniel Hagari. Nasralá, de 64 años, era un hombre muy poderoso y venerado entre la comunidad chiita en Líbano. Líder de Hezbolá desde 1992, vivía en la clandestinidad desde hacía años y aparecía pocas veces en público.
Tras el anuncio de su muerte, se escucharon gritos en los barrios de Beirut que acogen a desplazados de las zonas chiitas.
“No les crean, mienten, ¡Sayed está bien!”, exclamó una mujer con un velo negro en moto junto a su marido.
El ejército afirmó que la “mayoría” de los altos dirigentes de Hezbolá fueron “eliminados” en las operaciones israelíes de los últimos meses.
“CRUZÓ TODAS LAS LÍNEAS ROJAS”
El ejército israelí lanzó el lunes una campaña de bombardeos masivos contra Hezbolá en Líbano, tras un año de enfrentamientos transfronterizos con el movimiento libanés.
Hezbolá abrió un frente contra Israel al inicio de la guerra en Gaza, desencadenada por el ataque contra Israel de su aliado Hamás el 7 de octubre de 2023. Desde entonces, prometió continuar “hasta que termine la agresión israelí en Gaza”.
Israel afirma por su parte que, con sus bombardeos en Líbano, busca restablecer la seguridad en el norte del país, blanco de los disparos de Hezbolá, y permitir el regreso de decenas de miles de habitantes que huyeron de sus hogares.
El bombardeo israelí en la periferia sur de Beirut destruyó decenas de edificios, obligó a cientos de personas a abandonar sus hogares y dejó al menos seis muertos según un balance provisional de las autoridades libanesas.
Para el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, Israel lleva a cabo “una política de genocidio desde el 7 de octubre”, cuyo nuevo objetivo es “Líbano y el pueblo libanés”.
Al matar a Hasán Nasralá, Israel “cruzó todas las líneas rojas”, señaló el primer ministro de Irak, Mohamed Shia al Sudani.
El grupo islamista palestino Hamás, en guerra contra Israel en la Franja de Gaza, tachó el asesinato de Nasralá de “acto terrorista cobarde”.
Su muerte provocará “la destrucción” de Israel, declaró el primer vicepresidente iraní, Mohamad Reza Aref.
Hezbolá, financiado y armado por Irán, fue creado en 1982 a iniciativa de los Guardianes de la Revolución de Irán.