Internacionales
ORIENTE CERCANO

Crece el conflicto entre Israel y Líbano

Tras la muerte del líder de Hezbolá, Hasan Nasralá. “No quedará sin venganza”, expresaron desde al organización terrorista.

El líder supremo de Irán, el ayatolá Ali Jamenei, afirmó ayer sábado que la muerte del líder de Hezbolá, Hasan Nasralá, “no quedará sin venganza”; y ha pedido a los musulmanes del mundo que respalden a la milicia libanesa. “Es obligatorio que todos los musulmanes apoyen con orgullo al pueblo de Líbano y a Hezbolá con sus recursos y lo ayuden a enfrentar al régimen usurpador, cruel y malvado de Iasrael”, reclamó.

El llamamiento de Jamenei llega tras confirmarse el asesinato de Nasralá en un ataque israelí lanzado el viernes contra Beirut. Por su parte, el presidente de EE.UU., Joe Biden, consideró que la muerte del líder de Hezbolá es una “muestra de justicia para sus muchas víctimas, entre ellas, miles de estadounidenses, israelíes y civiles libaneses”. 

En el ataque israelí contra los suburbios del sur de la capital libanesa murieron 11 personas y 108 resultaron heridas. El ejército israelí informó que el país está en alerta máxima ante la posibilidad de que el conflicto con Líbano escale. Además, los bombardeos contra el sur de Beirut y otros puntos del país se mantuvieron durante las últimas horas contra lo que Israel considera “objetivos terroristas de Hezbolá”. Una de las zonas afectadas fue el valle del Becá, una región del este del país en la frontera con Siria y feudo de Hezbolá.

Por su parte, el Departamento de Estado de Estados Unidos ordenó a algunos empleados de su Embajada en Beirut que abandonen Líbano junto a sus familiares ante la escalada de violencia tras el asesinato del líder de Hezbolá, Hasan Nasralá. 

“El país está en peligro”

El primer ministro en funciones de Líbano, Najib Mikati, afirmó que su país “está en peligro”, después del ataque israelí a Beirut que mató al líder de la milicia libanesa Hezbolá, Hasan Nasralá. Mikati anunció el cierre de todas las instituciones estatales el lunes. El líder libanés hizo estas declaraciones en una reunión de emergencia del gabinete que convocó a su regreso de la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.