Si bien Vietnam y China mantienen sólidos vínculos económicos y políticos, hay asperezas entre ellos. En 2008, los dos regímenes autoritarios establecieron una “asociación estratégica integral” que no sólo ha fomentado la cooperación y la estabilidad, sino que también ha fortalecido el comercio bilateral, que superó los 171.000 millones de dólares en 2023.
Pero a pesar de esta estrecha cooperación, las dos naciones asiáticas han tenido dificultades para reducir las tensiones sobre el territorio en disputa en el Mar de China Meridional , una vía fluvial de importancia estratégica y rica en recursos. Tanto Beijing como Hanoi reivindican su soberanía sobre las islas Spratly y Paracel, que se encuentran a cientos de kilómetros de ambos países.
Beijing atraviesa en los últimos tiempos una importante expansión militar y ha adoptado una postura más agresiva a la hora de hacer valer sus reivindicaciones territoriales. Como resultado, los enfrentamientos directos con los países vecinos se han vuelto más frecuentes. Si bien Filipinas es el foco principal, la crisis también involucra a Vietnam, Taiwán, Malasia y Brunei.
La disputa por las islas acaparó los titulares en mayo pasado, cuando Vietnam protestó por un barco hospital de la marina china que estaba siendo desplegado en las Islas Paracel para tratar a algunos soldados chinos.
Esto llevó al presidente recién elegido de Vietnam, To Lam, a insistir en que los vecinos resuelvan los desacuerdos en el mar y “respeten los derechos e intereses legítimos de cada uno”.
Los comentarios de Lam provocaron debates sobre si las relaciones de Hanoi con Beijing se estaban deteriorando.
China obtuvo el control de las islas Paracel en 1974, después de una batalla por el archipiélago, que pertenecía al entonces Vietnam del Sur. Sin embargo, Vietnam mantiene sus derechos de soberanía en virtud de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CNUDM) de 1982, que desempeña un papel crucial en la resolución de disputas en el Mar de China Meridional.
Vietnam ha aprovechado todas las oportunidades que ha tenido para reiterar su soberanía sobre las islas.
En 2011, China y Vietnam firmaron un acuerdo para gestionar sus disputas marítimas. El objetivo principal era evitar que las tensiones se intensificaran y mantener la estabilidad en la región.
El acuerdo reafirmó el compromiso de Beijing y Hanoi con un acuerdo de conducta de dos décadas de antigüedad y enfatizó la importancia de resolver los conflictos de manera cooperativa y mutuamente beneficiosa.
En 2018, las amenazas de China obligaron a Vietnam a cancelar en sus propias aguas un proyecto petrolífero adjudicado a Repsol. Consciente de su inferioridad política y militar ç, Vietnam empezó a tejer alianzas con distintas potencias, con fines disuasorios y para protegerse. Ha negociado un acuerdo de defensa con la Unión Europea, reforzó sus relaciones con Rusia, y también se fue acercando en los últimos años a EE UU, que en 2016 le levantó su embargo de venta de armas vigente desde el final de la guerra que se libró desde 1955 a 1975.
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