El presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, se topó en las últimas horas con nuevos tropiezos en su carrera a la reelección porque confundió los nombres de la vicepresidenta Kamala Harris y su rival republicano Donald Trump, así como a los líderes mundiales Volodomir Zelenski y Vladimir Putin.
No obstante, insistió en que seguirá adelante con su intento de reelección, pese a que hubo un renovado pedido de miembros de su partido, el demócrata, para que ponga fin a su campaña.
"Mire, no habría elegido a la vicepresidenta Trump como vicepresidenta si no estuviera calificada para ser presidenta. Así que comience por ahí", le respondió Biden a una periodista de la agencia de noticias Reuters que lo consultó acerca de su confianza en Kamala Harris.
Durante la cumbre de la OTAN en Washington, según un artículo firmado por Stephanie Kelly para la mencionada agencia, Biden -quien superó una tartamudez infantil- se refirió erróneamente al presidente ucraniano Volodímir Zelenski como "presidente Putin".
Zelenski ¿o Putin?
"Y ahora quiero cederle la palabra al presidente de Ucrania, que tiene tanto coraje como determinación, damas y caballeros, el presidente Putin", anunció Biden en la cumbre de la OTAN, provocando jadeos entre los presentes en la sala.
No se quedó en eso sino que continuó de esta manera: "Voy a derrotar al presidente Putin, al presidente Zelenskiy. Estoy muy concentrado en derrotar a Putin".
Biden, de 81 años, promocionó últimamente sus décadas de experiencia en el escenario mundial. Lo utilizó como argumento para demostrar que está excepcionalmente calificado para derrotar al expresidente Trump, de 78 años, y liderar a los Estados Unidos por otro mandato de cuatro años.
Pero lo cierto es que cada paso que da el presidente, cada expresión de su cara, cada palabra que sale de sus labios están bajo la creciente lupa de su propio partido, de sus poderosos donantes y de amplios sectores del electorado demócrata. Así como lo está de su contrincante, Trump, que hace la avanzada edad de Biden uno de sus principales armas de campaña para desgastar a su oponente.
Un debate fallido
Y estas dos últimas semanas han sido particularmente difíciles para el presidente Biden, luego de un muy pobre desempeño en el primer debate con su rival republicano, Donald Trump, en el que evidenció fluctuación en sus niveles de energía, falta de claridad en sus intervenciones y alimentó las ya de por sí crecientes dudas emitidas públicamente por sus propios partidarios.
Cinco días después del debate, el representante demócrata de Texas en la Cámara Baja Lloyd Doggett fue el primero en manifestar que había llegado la hora de que Biden “tomara la dolorosa decisión de abandonar” su candidatura.
Unos días después, surgieron informes de que el líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, había programado una reunión el domingo con demócratas de alto rango de la Cámara para discutir la candidatura de Biden.
Hasta la fecha, por lo menos 15 legisladores demócratas de la Cámara de Representantes en el Congreso han pedido que se retire de la carrera presidencial. Los nuevos bloopers de Biden no harán más que -seguramente- aumentar ese clamor para que abandone.
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