Con la atención mundial centrada en la escalada de tensiones entre Israel e Irán, Teherán asfixia cualquier tipo de oposición interna, acentuando la represión contra las mujeres e incrementando arrestos y ejecuciones.
El gran movimiento de protesta “Mujer. Vida. Libertad”, nacido en la República Islámica a raíz de la muerte de la joven kurda iraní Mahsa Amini en septiembre de 2022, fue aplastado por las autoridades iraníes en los meses que siguieron a la insurrección.
Ahora, oenegés y activistas se dicen preocupados por un recrudecimiento de la represión en las últimas semanas.
Las furgonetas blancas de la temida policía de la moral han reaparecido en las ciudades de todo el país, en busca de mujeres que no respeten el estricto código de indumentaria, que impone el uso del velo.
El jefe de la policía de Teherán, el general Abasali Mohammadian, anunció el 13 de abril que se reforzarían los controles del uso del hiyab y amenazó con que se prestaría una “atención especial” a las mujeres que no lo lleven, que serán procesadas.
Desde la Revolución Islámica de 1979, las mujeres deben ocultar su cabello en los lugares públicos.
Pero, desde el deceso de Mahsa Amini, que murió tras haber sido arrestada por la policía de la moral, cada vez más mujeres salen a la calle sin velo.
“Campo de batalla”
En los últimos días han proliferado videos en las redes sociales con la etiqueta “#guerracontralasmujeres”, en los que aparecen policías, tanto hombres como mujeres, con atuendo islámico metiendo a mujeres sin velo en furgones de la policía de la moral.
En un video, se ve a una mujer en el suelo, víctima de un desmayo, al parecer tras haber sido arrestada en el norte de Teherán.
En otro, unas mujeres parecen ser sometidas a descargas eléctricas cerca de una furgoneta de la policía de la moral.
“La República Islámica ha transformado las calles en un campo de batallas contra las mujeres y las jóvenes”, señaló en redes sociales, desde la cárcel, la activista Narges Mohammadi, Premio Nobel de la Paz 2023.
“En un contexto de disidencia interna y con la atención internacional centrada en las tensiones regionales, la República Islámica aprovecha la oportunidad e intensifica su campaña de represión“, declaró en un comunicado Hadi Ghaemi, director del Centro para los Derechos Humanos en Irán, una oenegé que tiene sede en Nueva York.
Contexto regional
En un Oriente Medio “al borde del precipicio”, según la ONU, desde el ataque del 7 de octubre del movimiento islamista palestino Hamás contra Israel y la guerra de represalia que acarreó en la Franja de Gaza, las tensiones entre Irán e Israel, enemigos regionales, no dejan de aumentar.
El viernes se produjeron varias explosiones en Irán, que los medios estadounidenses achacaron a un ataque israelí en respuesta a los drones y misiles que Teherán lanzó contra Israel el 13 de abril.
Así las cosas, la represión en Irán ha quedado eclipsada por el contexto regional. Pero “sin una respuesta internacional firme, la República Islámica se sentirá autorizada y aumentará la violencia contra las mujeres y sus violaciones de los derechos humanos”, advirtió Ghaemi.
“Sin duda, el régimen aprovechará esta oportunidad para fortalecer su control a nivel interno”, apuntó Mahmoud Amiry Moghaddam, director de Iran Human Rights (IHR), una oenegé radicada en Noruega.
“Todavía no han conseguido controlar [el movimiento de protesta]. Quizá ahora puedan hacerlo”, añadió.
Desde septiembre de 2022, cientos de personas han muerto, según las oenegés, y miles han sido detenidas en la represión ejercida contra el movimiento “Mujer. Vida. Libertad”.
Entre los últimos arrestados se encuentra Aida Shahkarami, hermana de Nika Shahkarami, una joven 16 años que murió durante las grandes manifestaciones de septiembre de 2022.
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