El papa Francisco volvió a pedir a un asistente que leyera sus comentarios y no pudo volver a subir a su papamóvil este miércoles, ya que los persistentes problemas respiratorios y de movilidad siguieron pasando factura al pontífice de 87 años.
Francisco presidió su audiencia general semanal, celebrada al aire libre por primera vez este año en una gélida plaza de San Pedro. Pero hizo que un ayudante leyera su lección de catecismo, como ha hecho en los últimos días.
“Queridos hermanos y hermanas, todavía estoy resfriado y no puedo leer bien el catecismo, lo leerá un ayudante mío”, señaló Francisco ante los 6.000 fieles reunidos este miércoles frente a la Basílica de San Pedro.
El pasado miércoles, Francisco fue al hospital para someterse a pruebas diagnósticas no especificadas, cuyos resultados no se han hecho públicos. Este invierno ha estado sufriendo de forma intermitente lo que él y el Vaticano han dicho que era un resfriado, bronquitis y gripe.
A finales del año pasado, Francisco se sometió a una tomografía computarizada que descartó la neumonía, pero el Papa se vio obligado a suspender un viaje al Golfo debido a un fuerte ataque de bronquitis infecciosa aguda.
Francisco también sufrió una fractura en la rodilla y una inflamación de sus ligamentos que a partir de 2022 le empujaron a usar silla de ruedas pero normalmente se las ha arreglado para desplazarse.
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