Alemania, Arabia Saudita y organizaciones de derechos humanos se sumaron ayer sábado a las advertencias de Estados Unidos y la Unión Europea (UE) sobre la "catástrofe humanitaria" que desencadenaría una ofensiva terrestre de Israel en Rafah, último refugio de los palestinos desplazados por la guerra contra el movimiento islamista Hamás en la Franja de Gaza.
Varios testigos dieron cuenta en las primeras horas del sábado de bombardeos en los alrededores de esa localidad, en el sur del enclave y donde viven 1,3 millones de palestinos, es decir, más de la mitad de la población total de la Franja de Gaza. En su gran mayoría, se trata de refugiados que huyeron de los combates en otras zonas del territorio.
"Forzar a más de un millón de palestinos desplazados en Rafah a evacuar de nuevo [la ciudad] sin encontrar un lugar seguro adónde ir sería ilegal y tendría unas consecuencias catastróficas", señaló Nadia Hardman, especialista en derechos de personas migrantes y refugiados de la ONG Human Rights Watch.
La jefa de la diplomacia alemana, Annalena Baerbock, afirmó a en la red social X que una ofensiva en Rafah desencadenaría una "catástrofe humanitaria anunciada". "Israel debe defenderse del terror de Hamás, pero al mismo tiempo aliviar en lo posible el sufrimiento de la población civil. Por eso es necesario otro alto el fuego, también para poder liberar por fin a los rehenes. La próxima semana volveré a hablar en Israel sobre la forma de conseguirlo", anticipó.
"Arabia Saudita advierte de las repercusiones muy peligrosas de atacar la ciudad de Rafah (...) último refugio de centenares de miles de civiles obligados a desplazarse por la brutal agresión israelí", dijo un comunicado del Ministerio de Exteriores del reino. El país pidió que de forma "urgente" se reúna el Consejo de Seguridad de la ONU "para impedir que Israel provoque una catástrofe humanitaria inminente".
Más críticas
Naciones Unidas también ha expresado su temor por los civiles en Rafah en varias ocasiones y Estados Unidos alertó que no apoyaría una operación "sin planificación y sin reflexión" respecto al destino de los civiles.
En una inusual crítica hacia Israel desde que empezó la guerra hace poco más cuatro meses, el presidente estadounidense, Joe Biden, juzgó "excesiva" la "respuesta en la Franja de Gaza" al ataque del 7 de octubre.
"Los informes sobre una ofensiva militar israelí en Rafah son alarmantes. Tendría consecuencias catastróficas que empeorarían la ya grave situación humanitaria y el insoportable número de víctimas civiles", alertó en sintonía el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell.
En medio de todas estas advertencias, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, pidió el viernes a los militares elaborar un "plan combinado" de "evacuación" de civiles de Rafah y de "destrucción" de Hamás en esa ciudad. "Es imposible lograr el objetivo de la guerra sin eliminar a Hamás y dejando cuatro batallones de Hamás en Rafah", afirmó el dirigente. Para ello, es necesario que "los civiles evacuen las zonas de combate", añadió.
Hamás, que gobierna la Franja de Gaza desde 2007, advirtió en un comunicado del riesgo de "una catástrofe y una masacre que podría conllevar decenas de miles de mártires y heridos". Además, el grupo afirmó que responsabilizaría a "la administración estadounidense, la comunidad internacional y la ocupación israelí" de las consecuencias.
En Gaza han muerto más de 28.000 personas y unas 67.600 resultaron heridas como consecuencia del ataque israelí. En el frente diplomático, un "nuevo ciclo de negociaciones", auspiciado por Egipto y Catar, y con la participación de Hamás, empezó el jueves en El Cairo con el fin de obtener "calma en la Franja de Gaza" y un canje de rehenes en manos del movimiento islamista por presos palestinos en Israel, indicó un alto funcionario egipcio.
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