La economía de EE.UU.: un dolor de cabeza para Joe Biden
El descontento y la sensación de que el dinero no alcanza que tienen millones de estadounidenses, mina las probabilidades de reelección del mandatario demócrata.
Miles de trabajadores de los lujosos casinos de Las Vegas pasaron meses en pie de guerra por aumentos salariales. El sentimiento de que el dinero no alcanza es compartido por millones de estadounidenses, y mina las probabilidades de reelección de Joe Biden.
“La economía es horrible. La inflación ha herido a todo el mundo”, dijo Jennine Minervini, del gremio Culinary Workers, en protesta frente al casino Golden Nuget.
El sindicato, que agrupa a unos 60.000 trabajadores de la también llamada Ciudad del Pecado, llegó a un acuerdo con los casinos, pero el descontento entre la clase obrera refleja el desafío que tiene Biden frente al electorado a pesar de los excelentes indicadores económicos.
La inflación, que alcanzó su punto más alto en 40 años (9,1 por ciento) en 2022, ha disminuido a niveles cercanos al 2 por ciento de la prepandemia, y la economía creció 3,1 por ciento en 2023, con el desempleo próximo a mínimos históricos.
“Esta es una buena economía”, declaró recientemente Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal (Fed, banco central estadounidense). Pero los precios continúan altos, y la percepción en las calles difiere. Las protestas por mejoras salariales marcaron el año pasado. Los sindicatos de las industrias automotriz y del entretenimiento se paralizaron con el mismo reclamo: los salarios no acompañan el aumento de precios.
Apenas 36 por ciento de los electores aprueba el desempeño de Biden en materia económica, según números de NBC News divulgados el lunes. “Todo ha subido: el costo de vida, el alquiler, el seguro de los autos, la comida. Todo. Pero el dinero se ha ido”, dijo Andrew Wentland, un trabajador del sector hotelero de Las Vegas que tomó un segundo empleo y cumple jornadas de 16 horas diarias para llegar a fin de mes.
“Intenté hacer ajustes. Y es duro cuando te das cuenta de que tienes que vivir como si fueses pobre. El dinero simplemente no me alcanza”. Mientras trabajadores como Wentland y Minervini aguantaban frío y lluvia en sus piquetes el viernes pasado en Las Vegas, el presidente ensalzaba en un comunicado las noticias positivas en el mercado de trabajo, con la creación de 14,8 millones de nuevos puestos desde su llegada al poder. “La economía de Estados Unidos es la más fuerte del mundo”, dijo el mandatario. “Hoy tenemos pruebas”.
Esta desconexión, creen especialistas, alimenta la impopularidad de Biden, que tiene un índice de aprobación de apenas 37 por ciento, según el mismo sondeo de NBC. “Creo que la gente está un poco preocupada cuando falta dinero”, señaló Peter Guzmán, presidente de la Cámara Latina de Comercio de Nevada, que agrupa a más de 1.500 miembros en el estado cuya principal actividad económica es el entretenimiento. “Cuando se trata de elecciones, esto es lo que influye el voto. La gente va a votar dependiendo de como esté su billetera. Es un indicador significativo”.
Otro punto que impacta en la opinión pública es el gasto bélico externo, con la lectura de que Washington prioriza los conflictos en Ucrania y en Oriente Medio por encima de la situación nacional. “El gobierno toma todos mis impuestos porque le dio todo el dinero a la gente en conflicto y eso no tiene nada que ver con nosotros. Cuiden de nosotros antes de cuidar de ellos”, reclamó Wentland.
El ciclo electoral recién comenzó en Estados Unidos con las primarias que definirán los candidatos de cada partido. A pesar de enfrentar decenas de acusaciones en la justicia por irregularidades electorales, Trump lidera, y por mucho, la pelea por la nominación del Partido Republicano, lo que lo colocaría, de nuevo, contra Biden en noviembre.
El demócrata lo derrotó por estrecho margen en 2020, pero las curvas de popularidad comenzaron a invertirse el año pasado. Los números de NBC lo colocan con 47 por ciento de apoyo frente a 43 por ciento de Biden. Y aunque ninguno parece contar con absoluto favoritismo, la decisión puede remitirse al bolsillo.