Internacionales
EN GUERRA

Israel impuso un cierre total a Gaza y mientras Hamás amenaza con matar a los cautivos

Hay 1500 israelíes y palestinos muertos.

El ejército israelí dijo ayer que había convocado una cifra sin precedentes de 300.000 reservistas y que estaba imponiendo un bloqueo total de la Franja de Gaza, en una señal de que podría estar planeando un ataque terrestre en respuesta al devastador ataque del fin de semana por parte de hombres armados de Hamás.

Tras horas de intensos bombardeos por parte de aviones israelíes, Hamás, el movimiento islamista que controla Gaza, dijo que ejecutaría a un cautivo israelí por cada bombardeo israelí contra una casa civil sin previo aviso.

Dentro de Israel, los combatientes palestinos todavía estaban escondidos en varios lugares, dos días después de que mataron a cientos de israelíes y tomaron docenas de rehenes en una incursión que destrozó la reputación de invencibilidad de Israel.

Los canales de televisión israelíes dijeron que la cifra de muertos por el ataque de Hamás había aumentado a 900, con al menos 2600 heridos. El Ministerio de Salud de Gaza dijo que al menos 687 palestinos habían muerto y 3726 habían resultado heridos en ataques aéreos israelíes contra el enclave bloqueado desde el sábado. Entre los muertos había ciudadanos de Italia, Ucrania y Estados Unidos, donde el presidente Joe Biden anunció ayer que al menos 11 estadounidenses habían sido asesinados.

El portavoz de Hamás, Abu Ubaida, dijo que el grupo había estado actuando de acuerdo con el Islam al mantener seguros a los cautivos israelíes, pero amenazó con matar civiles y difundirlo.

Haciéndose eco de Hamás, el brazo armado de la Jihad Islámica, que dijo que tenía retenidos a más de 30 israelíes, pidió a Israel que se abstuviera de atacar a civiles si le importaba el destino de los israelíes bajo su custodia.

En Gaza, mientras Israel llevaba a cabo intensos ataques de represalia, el ministro de Defensa, Yoav Gallant, provocó la condena internacional al anunciar un bloqueo más estricto para impedir que alimentos y combustible lleguen a la franja, donde viven 2,3 millones de personas.

“Privar a la población de un territorio ocupado de alimentos y electricidad es un castigo colectivo, lo cual es un crimen de guerra”, dijo en un comunicado Omar Shakir, director para Israel y Palestina de Human Rights Watch.