Israel declaró este sábado el "estado de guerra", luego que el grupo terrorista Hamás lanzara un ataque sorpresa con centenares de misiles sobre territorio judío, al tiempo que también grupos de combatientes se habían infiltrado en distintos lugares de la frontera con Israel, y se enfrentaban con el ejército.
"Estamos en guerra", remarcó el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
"Esto no es una simple operación (...) el enemigo pagará un precio sin precedentes", aseguró el mandatario en un mensaje de video a la población, señalando que Hamás, que gobierna el enclave de Gaza, lanzó "un ataque sorpresa criminal".
Netanyahu ordenó "una extensa movilización de reservistas" para responder a la ofensiva de Hamás, y en varios lugares de territorio israelí se elevaban este sábado columnas de humo por el impacto de los misiles, que empezaron a caer a las 6:30 de la mañana.
El grupo islamista palestino lanzó el mayor ataque contra Israel en años, matando a más de 20 personas e hiriendo a cientos en un asalto sorpresa que combinó hombres armados que cruzaron al territorio del Estado judío con una andanada de cohetes disparados desde Gaza.
Israel dijo que el grupo respaldado por Irán había declarado la guerra mientras su Ejército confirmaba combates con militantes en varias ciudades israelíes y bases militares cerca de Gaza y el primer ministro Benjamin Netanyahu prometía tomar represalias.
Al menos 22 israelíes murieron en el ataque, dijo el servicio de ambulancias de Israel. Alrededor de 545 israelíes han resultado heridos, señaló el Ministerio de Sanidad.
El Ejército israelí informó que había respondido con ataques aéreos en Gaza, donde testigos informaron que se habían oído fuertes explosiones y que varios muertos habían sido trasladados a hospitales.
El ataque supuso una infiltración sin precedentes en Israel de un número desconocido de hombres armados de Hamás procedentes de la Franja de Gaza, y el golpe más duro para el Estado judío en el conflicto con los palestinos desde los atentados suicidas de la Segunda Intifada hace unas dos décadas.
El grupo militante Yihad Islámica declaró que se había unido a los ataques y que mantenía cautivos a varios soldados israelíes, y las cuentas de Hamás en las redes sociales mostraron imágenes de lo que se decía que eran cautivos israelíes llevados vivos a Gaza.
La emisora israelí Reshet 13 TV News dijo que había militantes israelíes secuestrados en la ciudad de Ofakim, que cinco militantes palestinos habían muerto en la ciudad de Sderot y que se habían incendiado viviendas.
La prensa de Israel informó de tiroteos entre bandas de combatientes palestinos y fuerzas de seguridad en ciudades del sur de Israel. El jefe de la policía israelí dijo que había "21 escenas activas" en el sur del país.
En Gaza, la gente se apresuró a comprar provisiones en previsión de los días de conflicto que se avecinaban. Algunos evacuaron sus hogares y se dirigieron a refugios.
El comandante militar de Hamás, Mohammad Deif, anunció el inicio de la operación en un comunicado en el que llamó a los palestinos de todo el mundo a luchar.
"Este es el día de la mayor batalla para acabar con la última ocupación de la Tierra", dijo, añadiendo que se habían lanzado 5.000 cohetes. Israel y Hamás libraron una guerra de 10 días en 2021.
Enfrentamientos "en todos lados".
El ministro israelí de Defensa declaró que "las tropas están luchando contra el enemigo en todos lados" y autorizó la llamada a filas de los reservistas.
La prensa israelí informó que hombres armados habían abierto fuego contra transeúntes en Sderot, e imágenes que circulaban por las redes sociales parecían mostrar enfrentamientos en las calles de la ciudad.
"Nos han dicho que hay terroristas dentro del kibutz, oímos disparos", dijo una joven llamada Dvir, del kibutz Beeri, a la Radio del Ejército israelí desde su refugio antiaéreo.
La escalada se produce en un contexto de creciente violencia entre Israel y los militantes palestinos en Cisjordania, que junto con la Franja de Gaza forma parte de los territorios en los que los palestinos llevan mucho tiempo intentando establecer un Estado.
También se produce en un momento de agitación política en Israel, desgarrado por profundas divisiones en torno a la reforma del poder judicial, y mientras Washington trabaja para alcanzar un acuerdo que normalice los lazos entre el Estado judío y Arabia Saudita.
El grupo libanés Hezbolá, respaldado por Irán, declaró que la operación era una "respuesta a la continua ocupación israelí y un mensaje a quienes pretenden normalizar las relaciones con Israel".
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