Más de 37 millones de ciudadanos españoles podrán decidir en las elecciones generales de este domingo si el Gobierno se mantiene en manos de una coalición progresista liderada por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) o si, por primera vez desde la muerte del dictador Francisco Franco, pasa a gobernar una alianza de derecha y ultraderecha, conformada por el Partido Popular (PP) y Vox, a la que la mayoría de las proyecciones dan la delantera.
En España, una de las diez monarquías parlamentarias vigentes en Europa, el Ejecutivo se vota por la composición del Parlamento (las Cortes Generales) de 350 miembros, que hoy se elegirá en su totalidad. Quien reúna la mayoría absoluta, 176 escaños, se queda con el Gobierno, aunque también juegan las abstenciones.
Si bien hay algunos sondeos que dan cuenta de un avance del PSOE, e incluso el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) da a los socialistas al frente por un escueto 1,4% frente al conservador PP, el mismo estudio señala que en la suma general, en la cuenta provincia por provincia, la coalición de derecha y extrema derecha podría sumar 173 bancas (135 del PP y 38 de Vox), apenas tres por debajo de la mayoría absoluta, con lo que necesitarían al menos tres abstenciones para llegar a La Moncloa, sede del Ejecutivo.
La coalición de Gobierno llegaría, según el promedio de las proyecciones de este sondeo, a 146 escaños, 110 del PSOE y 36 de la alianza de izquierda Sumar, que disputa voto a voto con Vox el estratégico tercer lugar.
Quedarían 31 bancas en manos de terceras fuerzas regionales, como el PNV (Partido Nacionalista Vasco) de raíz democristiana e ideológicamente alineado en el liberalismo; EH Bildu (también nacionalista vasco, pero de izquierda), o los catalanes de izquierda de la CUP (Candidatura de Unidad Popular). Cada uno con sus exigencias a la hora de negociar un respaldo a nivel nacional.
Los líderes del PSOE, el presidente Pedro Sánchez, y de Sumar, la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz, no la tendrán fácil a la hora de buscar los hipotéticos respaldos para retener el Gobierno. Pero el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, tampoco tiene todo resuelto con su socio de extrema derecha, Santiago Abascal, el líder de Vox.
El sistema electoral español está diseñado para una lógica bipartidista, con una alternancia en el poder nacional del PSOE y el PP, pero en la última década aparecieron nuevas expresiones políticas, con peso en diversas regiones y llegada al Parlamento, que muestran que los gobiernos de tono monocolor fueron reemplazados por los de coaliciones.
Por eso, a pesar del esfuerzo del PSOE y el PP por consolidar sus votos propios, en este paso del bipartidismo al "bibloquismo", como llaman algunos politólogos a este escenario que tiende a consolidarse en las elecciones de hoy, adquiere importancia la disputa por el tercer lugar entre Sumar y Vox.
No casualmente, tanto Sánchez como Feijóo, aun ante la evidencia de que tendrán que negociar y hacer concesiones si quieren ganar, buscan en estos últimos tramos de campaña diferenciarse de sus aliados ineludibles.
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