El Kremlin estimó ayer que la visita del presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, a Estados Unidos refleja que no tiene ninguna intención de “escuchar a Rusia” y que Washington llevaba a cabo en Ucrania “una guerra indirecta” en su contra.
“Hasta ahora, podemos constatar con pesar que ni el presidente (estadounidense Joe) Biden ni el presidente Zelensky han dicho algo que pueda ser visto como una posible disposición a escuchar las preocupaciones de Rusia”, declaró a la prensa el portavoz de la presidencia rusa, Dmitri Peskov. Zelensky voló el miércoles a Washington, se reunió con Biden en la Casa Blanca y dio un discurso ante el Congreso, en su primer viaje conocido al extranjero desde que comenzó la invasión rusa, el 24 de febrero.
Durante su breve estadía, Estados Unidos anunció un nuevo paquete de ayuda militar a Ucrania por 1800 millones de dólares que incluye la entrega, por primera vez, de misiles tierra-aire Patriot, una tecnología que reclamaba Zelensky.
En este contexto, Peskov advirtió que la entrega de armas de Estados Unidos a Kiev “conduce a un agravamiento del conflicto y no augura nada bueno para Ucrania”. “Ucrania mantiene sus líneas y nunca se rendirá”, aseguró Zelensky anoche en un discurso ante las dos cámaras del Congreso estadounidense, donde fue recibido con ovaciones y aplausos.
Al respecto, Peskov señaló que en esta visita no hubo “verdaderos llamados de paz” o “advertencias” de Estados Unidos a Zelensky contra “los continuos bombardeos a edificios residenciales en las zonas pobladas del Donbass”, región del este de Ucrania, en parte controlada por separatistas prorrusos y, a menudo, blanco de las fuerzas ucranianas.
“Esto muestra que Estados Unidos continúa en su línea de guerra de facto e indirecta con Rusia, hasta el último ucraniano”, añadió el portavoz del presidente ruso.
Durante el discurso que dio Zelensky, la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris y la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, se posicionaron detrás suyo sosteniendo una bandera ucraniana autografiada por las tropas de primera línea en Bajmut, en la disputada provincia ucraniana de Donetsk, en el este del país.
Donetsk es una ciudad en disputa desde hace meses y –según la ministra Defensa ucraniana, Ganna Maliar– “la fortaleza oriental de Ucrania”. Zelensky remarcó ante el Congreso que Estados Unidos y Ucrania son “aliados” en la guerra contra Rusia y agregó que el apoyo de Washington era “vital” no solo para resistir a la invasión rusa, sino para lograr un “punto de inflexión” en el campo de batalla.
El presidente de Ucrania recalcó que “la tiranía rusa ha perdido el poder” sobre su país y aseguró que los ucranianos y los estadounidenses pondrán en su sitio a quienes desafíen la libertad.
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