El ministro ruso de Defensa ordenó ayer a sus tropas retirarse de la ciudad ucraniana de Kherson, la única capital regional bajo control ruso en todo el país, un repliegue importante y un posible punto de inflexión en la invasión de Putin.
“Proceda a la retirada de las tropas y adopte todas las medidas necesarias para garantizar el traslado seguro de las tropas, del armamento y de los equipos al otro lado del río Dniéper”, ordenó el ministro ruso de Defensa Shoigu al general Sergei Surovikin.
La retirada de Kherson supone otro importante revés para Rusia. La ciudad es la única capital regional capturada por las fuerzas rusas desde que comenzó la invasión del 24 de febrero. Shoigú aprobó el repliegue después de que Surovikin admitiera en su informe que la defensa de la ciudad y sus aledaños en la orilla derecha del Dniéper era “inviable”. El general subrayó que en las condiciones actuales tampoco es posible abastecer al contingente militar ruso desplegado en la zona.
Surovikin, que asumió a principios de octubre el mando de todas las tropas rusas en Ucrania, admitió que la retirada no era “una decisión fácil”, aunque dijo que la prioridad para Moscú es proteger la vida de civiles y militares.
“Vamos a salvar la vida de nuestros soldados y la capacidad de combate de nuestras unidades. Mantenerlos en la orilla derecha (occidental) es inútil. Algunos de ellos pueden ser utilizados en otros frentes”, dijo Surovikin.
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