A tan solo 40 días de haber asumido como primera ministra británica, el poder de Liz Truss es cada vez más débil y resuenan varios candidatos para sustituirla, en medio del profundo malestar en el Partido Conservador que debate si deben destituirla lo antes posible.
La presión sobre la líder británica se produce luego de que su plan económico presentado por su exministro de Finanzas, Kwasi Kwarteng, que incluía importantes ayudas públicas y recortes de impuestos, pero que no incluía nada para financiarlo más allá de engordar la ya muy abultada deuda pública, provocara la volatilidad en los mercados financieros.
Tras esa reacción, Kwarteng fue despedido y su reemplazante, el exministro de Salud, Jeremy Hunt, frenó el paquete de medidas y anunció una suba de impuestos y recortes en el gasto público, generando aún más el descontento en la población. Según la prensa británica, mientras el opositor Partido Laborista llama a una nueva elección general, entre los conservadores ya se instalaron los nombres de tres candidatos para sustituirla.
Entre ellos figura Rishi Sunak, exministro de Finanzas y también candidato a líder del partido, que mientras estaba en esa carrera por ser jefe de la fuerza, alertó que el plan de recortes de impuestos de Truss podría poner a la economía en peligro.
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