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EL PRIMER PRESIDENTE DE IZQUIERDA DE ESE PAÍS

Juró Petro y prometió poner fin a la violencia interna en Colombia

Fue en un acto colmado de simbolismos en la Plaza de Bolívar. También habló de otra estrategia para luchar contra el narcotráfico.

Gustavo Petro juró como el primer presidente de izquierda en la historia de Colombia y prometió poner fin definitivo a la violencia interna y buscar una nueva estrategia en la lucha contra el narcotráfico.

En un acto colmado de simbolismos en la Plaza de Bolívar, centro político e histórico de Bogotá, Petro juró defender la constitución y las leyes junto a Francia Márquez, quien también hizo historia como la primera afrodescendiente en ocupar la vicepresidencia de la Nación.

El economista, de 62 años, recibió la banda presidencial de manos de María José Pizarro, congresista e hija del máximo comandante de la extinta guerrilla M-19, a la que perteneció Petro, asesinado cuando aspiraba a la presidencia.

Devolvió la espada

A su vez empuñó la espada de Simón Bolívar, robada en enero de 1974 por el M-19 y que estuvo en su poder durante 17 años hasta que fue entregada al Estado en 1991 como un gesto de paz. Desde entonces permaneció guardada en una bóveda del Banco de la República y en 2020 fue trasladada al Palacio de Nariño, donde reside el presidente. “Que la paz sea posible. Tenemos que terminar, de una vez y para siempre, con seis décadas de violencia y conflicto armado. Convocamos, también, a todos los armados a dejar las armas en las nebulosas del pasado. A aceptar beneficios jurídicos a cambio de la paz, a cambio de la no repetición definitiva de la violencia’’, dijo el mandatario ante una multitud que lo ovacionaba al tiempo que coreaba su nombre.

Petro encarna a una izquierda que ha sido marginada y en ocasiones estigmatizada por el peso de más de cinco décadas de un conflicto armado interno que dejó 50.770 secuestrados, 121.768 desaparecidos, 450.664 asesinados y 7,7 millones desplazados forzosamente, según la Comisión de la Verdad.

Aunque desde hace cinco años el país atraviesa una etapa de posconflicto tras la firma del acuerdo de paz entre el Estado y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) -la que fuera la guerrilla más antigua de Latinoamérica-, el pacto no puso fin a la violencia.

Petro aspira a lograr una “paz total’’ que implique el sometimiento a la Justicia de las bandas del narcotráfico -como el Clan del Golfo- y la reanudación de las negociaciones con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la última guerrilla activa en el país.

Durante su discurso, Petro aseguró que es momento de cambiar la política antidrogas. “Es hora de una nueva convención internacional que acepte que la guerra contra las drogas ha fracasado rotundamente, que ha dejado un millón de latinoamericanos asesinados, la mayoría colombianos’’, sostuvo. “La guerra contra las drogas fortaleció las mafias y debilitó los Estados’’, agregó.

Los desafíos

Petro deberá sortear en su mandato la creciente violencia que ha cobrado la vida de más de 560 defensores de derechos humanos desde 2016, la inflación más alta de las últimas dos décadas y la búsqueda de consensos en un país dividido.

Varios sectores temen verse afectados por su objetivo de llevar adelante reformas en el agro, la producción energética, la policía, las pensiones y la recaudación de impuestos. Al respecto, Petro enfatizó que “los impuestos no serán confiscatorios, simplemente serán justos en un país que debe reconocer como aberración la enorme desigualdad social en la que vivimos’’.

Tras ser elegido Petro adoptó una postura más moderada que la que tuvo durante la campaña, lo que resultó en un amplio apoyo y en una mayoría en el Congreso clave para sacar adelante la reforma tributaria que le dará recursos para financiar programas sociales.

“Llegó el momento de devolverle la deuda a nuestra educación pública para que alcance a todos y todas y sea de calidad. Cuidaré de nuestros abuelos y abuelas, de nuestros niños y niñas, de las personas con discapacidad, de las personas a las que la historia o la sociedad ha marginado’’, remarcó.

Alberto lo invitó a una visita oficial a Argentina

El presidente de Argentina, Alberto Fernández, se reunió ayer con Gustavo Petro, horas antes de su investidura como presidente de Colombia, y le hizo una invitación para que realice una visita oficial a la Argentina “en los próximos meses”.

Fernández quiso mostrar a Petro “su compromiso de seguir apoyando la paz en su país”, según informó el Gobierno argentino, que agregó que durante la reunión bilateral avanzaron “en una potencial agenda bilateral en materia política, social, económica y comercial”.

Según el equipo de Petro, los dos mandatarios trataron temas relacionados con el proceso de paz, formas de abordar una mejor integración latinoamericana y la cooperación bilateral en materia política, social, económica y comercial.

“Hemos seguido con atención las propuestas y lineamientos de alcanzar una paz total, tanto durante la campaña electoral como luego del triunfo. Estamos decididos a continuar y reforzar el compromiso y apoyo argentino con la paz en Colombia”, expresó Fernández, citado por Presidencia, y también aseguró que necesitan “una Colombia activa en el camino de integración latinoamericana”. En ese sentido, Fernández, quien será uno de sus grandes aliados en el nuevo bloque de izquierda latinoamericana, valoró positivamente que Petro quiera retomar el diálogo con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Fernández también tuvo reuniones bilaterales con sus pares de Honduras, Xiomara Castro, y de Bolivia, Luis Arce.