Rusia acusó ayer a Ucrania de matar a más de 50 prisioneros de guerra ucranianos al bombardear una cárcel ubicada en la región controlada en parte por separatistas prorrusos, en el este del país, lo que fue rechazado por Kiev, que a su vez culpó a Moscú por el ataque.
El Ministerio de Defensa ruso afirmó en un comunicado que los tiros de un sistema de artillería Himars, entregado a Ucrania por Estados Unidos, impactaron una prisión en la provincia de Donetsk, donde estaban encarcelados soldados ucranianos. Según la cartera, la prisión está cerca de la localidad de Olenivka (denominada Elenovka en ruso), unos 30 kilómetros al sudoeste de Donetsk, la capital de la provincia homónima que junto a la de Lugansk conforman la región del Donbass, en el este de Ucrania.
“Esta provocación escandalosa tiene como objetivo asustar a los soldados ucranianos y a disuadirlos de rendirse”, afirmó el ministerio, citado por la agencia de noticias AFP. “El ataque se saldó con 53 muertos y 75 heridos”, publicó en la plataforma Telegram la plana mayor de Defensa Territorial de la autoproclamada República Popular de Donetsk, reconocida por el Kremlin antes de lanzar la invasión el 24 de febrero pasado.
Ucrania negó las acusaciones al afirmar que “nunca” atacó infraestructuras civiles o de prisioneros de guerra. “Las Fuerzas Armadas de Ucrania, que adhieren plenamente a los principios y normas del derecho internacional humanitario, nunca han llevado a cabo ni llevan a cabo bombardeos de infraestructuras civiles, especialmente en lugares donde es probable que se encuentren prisioneros de guerra”, dijo el ejército en un comunicado.
El Estado Mayor de las Fuerzas Armadas ucranianas responsabilizó a Moscú por el ataque: “Rusia llevó a cabo un bombardeo de artillería selectivo contra una institución penitenciaria en el asentamiento de Olenivka, en la provincia de Donetsk, donde también había prisioneros ucranianos”. “De este modo, los ocupantes rusos persiguieron sus objetivos criminales: acusar a Ucrania de cometer crímenes de guerra, así como ocultar la tortura de prisioneros y las ejecuciones”, indicaron las fuerzas de Kiev en un comunicado citado por el diario británico The Guardian.
“Rusia cometió otro horrendo crimen de guerra al bombardear un centro penitenciario en la región ocupada de Olenivka donde mantenía retenidos a prisioneros de guerra ucranianos”, escribió el ministro de Relaciones Exteriores ucraniano, Dmytro Kuleba, en su cuenta de Twitter. De acuerdo al Ministerio de Defensa ruso, la prisión albergaba, entre otros, a miembros del batallón de Azov, una división que ganó notoriedad por su defensa de la ciudad de Mariupol y que Moscú acusó de ser una formación neonazi.
Tras semanas de asedio y resistencia en la plata siderúrgica de Azovstal en Mariupol, cerca de 2.500 combatientes ucranianos se rindieron en mayo y las autoridades rusas habían indicado que iban a ser encarcelados en Olenivka. El cruce de acusaciones se produjo mientras el presidente ucraniano Volodimir Zelenski visitaba un puerto en Odesa, en el sur del país, para supervisar la carga de un barco con cereales para su exportación, en el marco de un plan respaldado por la ONU.
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