En su “viaje de penitencia”, el papa Francisco pidió perdón por “el mal que tantos cristianos cometieron contra los indígenas” de Canadá y lamentó la colaboración de su Iglesia en lo que calificó de “destrucción cultural” en el marco de la política canadiense de asimilación forzosa de los pueblos nativos a la sociedad cristiana, que condujo a generaciones de traumas y abusos.
“Estoy dolido. Pido perdón por la forma en la que muchos miembros de la Iglesia y de las comunidades religiosas cooperaron, también por medio de la indiferencia, en esos proyectos de destrucción cultural y asimilación forzada”, dijo ante una multitud de indígenas de Primera Naciones, Metis e Inuit en Maskwacis, los tres principales grupos de Canadá.
“El lugar en que nos encontramos hace resonar un grito de dolor”, afirmó el pontífice argentino de 85 años. “Con vergüenza y sin ambages, pido humildemente perdón por el mal cometido por tantos cristianos contra los pueblos indígenas”. El gobierno canadiense ha admitido que los abusos físicos y sexuales eran frecuentes en las escuelas cristianas financiadas por el gobierno que funcionaron desde el siglo XIX hasta la década de 1970.
Unos 150.000 niños indígenas fueron apartados de sus familias y obligados a asistir a ellas entre 1881 y 1996, en un esfuerzo por aislarlos de la influencia de sus hogares, lenguas y culturas nativas y asimilarlos a la sociedad cristiana de Canadá.
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