La mayoría conservadora de la Corte Suprema de Estados Unidos enterró ayer el derecho al aborto, que era legal en el país desde 1973. El fallo será aprovechado por varios estados para avanzar en medidas contrarias a las interrupciones del embarazo, al tiempo que fue celebrado y cuestionado por organizaciones de derecha y progresistas, respectivamente, aún desde afuera del país.
“La Constitución no hace ninguna referencia al aborto y ninguno de sus artículos protege implícitamente este derecho”, escribió el juez Samuel Alito, en nombre de la mayoría, en la sentencia de la Corte, y agregó que el histórico fallo Roe vs. Wade “debe ser anulado”.
La referencia a Roe vs. Wade es para el fallo de 1973 que estableció el derecho constitucional al aborto antes de la viabilidad fetal que, según la mayoría de los expertos, ocurre alrededor de las 23-24 semanas de embarazo. Esa decisión fue reafirmada en 1992, en Planned Parenthood vs. Casey. En su argumentación, Alito consideró además que “es hora de devolver el tema del aborto a los representantes elegidos por el pueblo” para las legislaturas locales, un concepto muy parecido al que se filtró en mayo pasado en los medios y que provocó importantes manifestaciones en todo el país.
Cientos de personas expresaron ayer su alegría o tristeza delante del templo del derecho, en Washington.
Desde mayo, cuando se avizoraba una decisión en este sentido de parte de la Corte, la situación era tensa en las inmediaciones del alto tribunal, acordonado por las fuerzas de seguridad para mantener a distancia a los manifestantes. Cinco de los seis jueces conservadores del tribunal, de nueve miembros, firmaron la opinión de la mayoría: Alito, Clarence Thomas, Brett Kavanaugh, Neil Gorsuch y Amy Coney Barret, y tres disintieron: Esteban Breyer, Sonia Sotomayor, y Elena Kagan. Los tres jueces que votaron en contra criticaron duramente a la mayoría y lamentaron la decisión.
“Con tristeza, por esta Corte, pero más por los muchos millones de mujeres estadounidenses que hoy han perdido una protección constitucional fundamental: disentimos”, sostuvieron, según consignó la cadena de noticias CNN.
Fueron aún más allá, al advertir que esa mayoría “pone en peligro otros derechos a la privacidad, como la anticoncepción y los matrimonios entre homosexuales”, un temor avivado por el llamamiento de uno de los jueces conservadores, Thomas, a reabrir estos expedientes. La decisión va en contra de la tendencia internacional de liberalizar el aborto, con avances en países donde la influencia de la iglesia católica sigue siendo fuerte, como Irlanda, Argentina, México y Colombia.
Y llegó después de 50 años de lucha de la derecha religiosa, para la que representa una enorme victoria pero no el final de la batalla, porque viene ahora otra etapa de movilización para que la mayor cantidad de estados prohíban el aborto. También encaja con la política del expresidente republicano Donald Trump quien durante su mandato intervino marcadamente en la Corte Suprema con la incorporación de tres magistrados conservadores (Gorsuch, Kavanaugh y Coney Barrett) que hoy apoyaron la sentencia.
El millonario republicano saludó un fallo que “devuelve todo al nivel de los estados” y respeta la Constitución. “Es la voluntad de Dios”, agregó en la cadena Fox.
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