El Tribunal Supremo de Estados Unidos amplió ayer el derecho a portar armas al avalar que se pueden llevar en público, una decisión histórica que llega tras los recientes tiroteos masivos que han reabierto el eterno debate sobre la Segunda Enmienda de la Constitución.
En el primer caso de calado sobre armas que examina en trece años, el alto tribunal, de mayoría conservadora, falló en contra de una ley centenaria del estado de Nueva York que obliga a llevar el armamento oculto por la calle. Esta decisión, que puede tener implicaciones en otros estados con leyes similares, llega mientras los demócratas ultiman un acuerdo de mínimos con los republicanos para regular el control de armas en el país.
“Esta sentencia contradice tanto el sentido común como la Constitución y debería molestarnos a todos profundamente”, criticó el presidente estadounidense, Joe Biden, en un comunicado.
El caso nace de una demanda interpuesta por dos particulares, Robert Nash y Brandon Koch, y la Asociación de Rifles y Pistolas del Estado de Nueva York, una filial de la Asociación Nacional del Rifle. La acusación demandó al estado de Nueva York por prohibir portar armas de fuego en público, pese a que permite a sus residentes llevarlas ocultas en la calle con una autorización especial si alegan una necesidad específica de autodefensa.
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