El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, advirtió que solo los medios diplomáticos, y no la vía militar, podrán poner fin a la guerra que continúa principalmente en el este del país, luego de que Rusia declarara la “liberación total” de la estratégica ciudad de Mariupol.
El final del conflicto "será diplomático", consideró. La guerra "será sangrienta, habrá combates, pero terminará definitivamente a través de la diplomacia", dijo en una entrevista con un canal de televisión ucraniano al conmemorar los tres años desde que asumió el poder.
"Las discusiones entre Ucrania y Rusia definitivamente tendrán lugar. No sé bajo qué formato: con intermediarios, sin ellos, en un círculo ampliado o a nivel presidencial", declaró.
Las negociaciones entre Moscú y Kiev están actualmente en un punto muerto, mientras siguen los combates en el terreno, principalmente en el Donbass, una zona parcialmente controlada por separatistas prorrusos desde 2014 que incluye las regiones de Lugansk y de Donetsk. En esa región del este del país las fuerzas del Kremlin afirmaron haber destruido un gran cargamento de armas suministradas por las potencias occidentales a las tropas ucranianas.
En Donetsk, Rusia declaró la "liberación total" de la ciudad de Mariupol, tras la rendición de los últimos defensores atrincherados desde hace semanas en la acería Azovstal. Desde el lunes, un total de 2.439 combatientes se rindieron ante las tropas de Moscú, terminando con el último reducto de resistencia de esta ciudad portuaria del mar de Azov, devastada por meses de bombardeos.
Las autoridades ucranianas, que habían ordenado a sus soldados deponer las armas para "salvar" la vida, confían en un intercambio de prisioneros con soldados rusos, aunque las autoridades rebeldes de la región amenazan con juzgarlos.
Apoyo y represalias
Además del apoyo militar de sus aliados, Ucrania cuenta con un fuerte respaldo financiero, algo que quedó refrendado con la firma del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, al proyecto de ley que otorgará 40.000 millones de dólares destinado a garantizar el suministro de armas y brindar apoyo económico. Además, el G7, el grupo que agrupa a los países más industrializados, prometió 19.800 millones de dólares, además de avanzar con las sanciones contra Rusia.
El Kremlin responde a esas represalias con otras nuevas y, en ese marco, cortó el gas a Finlandia por no cumplir con la exigencia de pagar el suministro en rublos. El país escandinavo es el tercero de la Unión Europea (UE), tras Polonia y Bulgaria, que deja de recibir gas ruso por no aceptar la exigencia de Moscú de que sus clientes paguen en rublos para intentar frenar el desplome de su moneda ante las sanciones de las potencias occidentales.
El anuncio se produce dos días después de que Finlandia y Suecia, dos países históricamente no alineados militarmente, solicitaran ingresar a la OTAN, ante los temores regionales por una expansión de la guerra en Ucrania.
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