Rafael Obligado celebró este fin de semana la 54ª edición de la Fiesta Provincial de la Galleta, un encuentro que reunió a gran número de visitantes en la plaza Manuel Belgrano y que se destacó por su organización renovada, la magnitud del escenario provincial y una nutrida agenda de actividades.
Con entrada libre y gratuita, la comunidad local, instituciones y organismos públicos confluyeron para sostener una de las festividades más emblemáticas de la región.
La actividad comenzó cada día desde la mañana, con la apertura del paseo de artesanos a las 10 y los patios de comida a las 11, atendidos por comisiones del pueblo y la comisión vecinal. Hubo food trucks, expositores, propuestas regionales y espectáculos que reunieron a artistas locales y de localidades vecinas.
Entre las actividades tradicionales, se destacaron el desfile de autos y motos del sábado por la tarde, el multitudinario paseo criollo ayer —que reunió entre 250 y 400 jinetes de más de 70 agrupaciones tradicionalistas— y el desfile cívico e institucional, que incluyó la presentación de postulantes al título.
El acto protocolar se desarrolló ayer a las 9 y contó con la presencia de autoridades y banderas de ceremonia. En esta edición compitieron 18 jóvenes de Rojas, Junín y la región, manteniéndose la denominación de "Reina" para la representante elegida.
Para garantizar la circulación segura durante los tres días, la organización dispuso un circuito especial de estacionamiento detrás de las vías, administrado por los Bomberos de Ascensión, quienes recibieron lo recaudado.
Más allá de los espectáculos, la galleta volvió a ser la gran atracción para vecinos y turistas. Muchos visitantes llegaron por primera vez motivados por el deseo de conocer el producto que da nombre a la fiesta. Mariela Sánchez y Leandro Parisi, a cargo de la producción este año, explicaron –en diálogo con Democracia- que elaboraron 400 galletas y 300 kilos de pan, además de bizcochitos, chipás y budines.
Recordaron que la tradición nació cuando un grupo de panaderos del pueblo, reunidos en un bar histórico, decidió impulsar un festejo que pusiera en valor este emblema local. Si bien no se trata de una receta “secreta”, su crocancia y textura —entre pan y bizcocho— la convirtieron en un clásico para acompañar el mate o fiambres. Su venta diaria continúa siendo sostenida y, en esta edición, se comercializó a $2500 la unidad.
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