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Es de Rojas, hace diez años vive en la Patagonia y la semana pasada le salvó la vida a dos delfines
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Es de Rojas, hace diez años vive en la Patagonia y la semana pasada le salvó la vida a dos delfines

Walter Andreoli vive en Saco Viejo, Rio Negro, desde hace casi una década. Un cambio de vida radical, lo hizo vivir una experiencia única con la naturaleza.

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Walter Andreoli (59), es un reconocido vecino de Rojas que hace aproximadamente una década decidió irse a vivir a Saco Viejo, un pueblo casi inhóspito de la provincia de Río Negro donde prevalece la pesca y de a poco el turismo va ganando espacio en un territorio casi virgen.

En Rojas, Andreoli se dedicaba al mundo de la electricidad. Primero trabajó en la Cooperativa Eléctrica y luego abrió su propio negocio de electricidad industrial que creció a pasos agigantados. Pero su pasión por la vida silvestre, y principalmente por pescar, lo hicieron poner en duda todo lo que había logrado en su vida.

Allí, luego de mucho analizarlo y sacar pro y contras decidió vivir de lo que le apasiona. O como a Andrioli le gusta decir, “vivir de vacaciones todo el año”. Junto a su esposa, Gabriela, decidieron instalarse en Saco Viejo, montar de a poco un complejo de cabañas e ir rebuscándoselas con el turismo de pesca y cualquier otro negocio que pueda surgir, pero sin dejar de ser un pasatiempo para seguir viviendo la vida de vacaciones.

“Fue un cambio de vida, pero la mejor decisión. Salimos de esa locura para estar acá, en la naturaleza. Nuestros hijos nos visitan cada tanto, y nosotros no podemos pasarla mejor”, relató, feliz. Los poco más de mil kilómetros que lo separan de su ciudad natal, no ponen en riesgo la decisión del cambio de vida, ya que, como contó, su familia suele visitarlo con amigos. Además, cuando la temporada es baja y en el pueblo sólo quedan un puñado de pobladores, Walter y Gabriela suelen volver a Rojas para visitar a sus hijos y nietos.

Encuentro con los delfines

En un conmovedor acto heroico, Walter y Gabriela, lograron salvarle la vida a dos delfines que intentaban huir de las orcas y quedaron varados producto de la baja marea en San Antonio Este, a pocos kilómetros de Las Grutas. El hecho se viralizó en redes sociales y hasta tomó estado nacional.

El suceso ocurrió el lunes 15 de julio, en una zona alejada donde no hay turistas, cuando la pareja estaba caminando por la playa y de pronto visualizaron dos protuberancias negras de gran tamaño sobre los pastizales. 

Al acercarse al lugar, los sorprendió que se trataba de dos delfines que habitan en el Golfo San Matías, que quedaron encallados a 30 metros del mar. Esa escasa distancia hacía correr seriamente riesgo de vida a los delfines.

“Estábamos paseando con mi esposa por las playas que están detrás de las edificaciones, en una zona a la que no suelen acceder turistas. De repente, entre los pastizales, vi algo negro, y al acercarme me di cuenta de que eran delfines”, contó el rojense.

Con mucha paciencia y dedicación, el hombre ató por la cola con una soga a los delfines, de aproximadamente 100 kilos cada uno, y luego los arrastró por el terreno embarrado hacia el mar. “El día anterior se habían visto orcas y como ellas se los comen (a los delfines) imaginé que huyeron desorientados y se quedaron varados en ese canal, que estaba sin agua”, contó Walter, el protagonista de esta historia.

Luego, Andreoli expresó que se quedó con ellos como una hora esperando que entrara más agua, para que pudieran nadar. “Hacía frío, pero ni lo sentí, les saqué el barro y los masajeé un poco. Fueron reaccionando, y daban como grititos. Te juro que fue re conmovedor", reveló.

Una vez que hubo suficiente agua para que los delfines emprendan su viaje, Walter se alejó feliz al verlos que se alejaban lentamente. Eso le dio la tranquilidad de saber que los dos ejemplares estaban a salvo. “Después, ya en casa, compartí los videos en mis redes sociales, y me llamó mucha gente para felicitarme", concluyó.

Otros hechos similares en la zona

En septiembre de 2021, también en San Antonio Este, aparecieron 35 delfines sin vida y los especialistas estimaron que murieron debido a que quedaron varados o por el estrés que les causó al intentar escaparse de un grupo de orcas que intentaba alimentarse. Por eso, sin dudas, Walter y Gabriela realizaron un acto heroico que recordaran por siempre.

El año pasado, en un día como tantos, un grupo de sesenta delfines comunes se metió en el piletón que se forma cuando baja la marea, entre el muelle del puerto de aguas profundas desde donde salen los buques cargados de fruta y la zona de Punta Perdices, la playa conocida como el caribe de la Patagonia.

La presencia de los delfines no solo no era algo habitual, sino que también presentaba el riesgo de que quedaran varados en la arena cercados por la marea baja. Entonces vecinos y turistas empezaron a guiarlos hacia un canal que les permitió atravesar el banco de arena y volver al mar.

Si bien lo ideal es que cuando un delfín queda es sacarlo con una camilla con agujeros para las aletas, al no contar con eso y al actuar rápidamente los delfines pudieron ser empujados hacía el mar, como hizo Andreoli y su esposa.

Las orcas, también conocidas como ballenas asesinas, a pesar de ser miembros de la misma familia que los delfines, son superdepredadores que se sabe que se alimentan de casi todas las especies de ballenas grandes.

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