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Fundación Maiztegui: la vigencia de la lucha contra la Fiebre Hemorrágica Argentina
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Fundación Maiztegui: la vigencia de la lucha contra la Fiebre Hemorrágica Argentina

Desde 1991 la entidad trabaja para obtener recursos que permitan financiar varias actividades destinadas a la lucha contra el comúnmente denominado "Mal de los Rastrojos", en la actualidad realizan charlas en escuelas y participan de eventos relacionados con el agro. Eduardo Fondato, vicepresidente de la institución, brindó detalles sobre su funcionamiento.

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El nombre del Instituto Maiztegui (INEVH) de Pergamino es sinónimo de la lucha contra la Fiebre Hemorrágica Argentina (FHA), también conocida como "Mal de los Rastrojos". Detrás de la ciencia y la investigación, existe una entidad que aportó y aporta mucho para mantener viva esta lucha: la Fundación Maiztegui.

Desde 1991, esta fundación se encarga de una tarea vital: obtener los recursos necesarios para que el Instituto pueda seguir investigando, funcionando y expandiendo la vacunación. Hoy, con la FHA atenuada, pero aún vigente, el desafío de la Fundación es reinstalar su misión en la conciencia pública.

Durante la última edición de EN VIVO: DiarioNucleo.com, que se emite los martes a las 19 por Fana Digital Eduardo Fondato, vicepresidente de la Fundación, contó cómo surgió la entidad, quiénes la sostienen, por qué el aporte de la ciudadanía y las empresas es crucial, y cómo, a pesar de los avances, la enfermedad sigue afectando a decenas de personas al año, incluso a residentes urbanos. Una conversación clave para entender que la prevención es un trabajo que todavía no terminó.

¿Cómo y cuándo nació la Fundación Maiztegui?

La fundación se inició en el año 1991. En ese momento, la vacuna Candid 1 ya estaba aprobada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y si bien el Instituto trabajaba arduamente, se necesitaba un esfuerzo extraordinario para dotarlo de mayor tecnología y elementos para la investigación, y para, en un futuro, producir la vacuna aquí, ya que al principio se producía en Estados Unidos. La fundación se creó como un nexo para conseguir aportes de empresas y entidades.

¿La entidad depende directamente del Instituto?

No, la fundación es una entidad totalmente independiente del Instituto, pero trabaja en pos de la difusión y obtención de recursos para este. Surgió un poco de la mano del doctor Julio Maiztegui, porque había que buscar la forma de conseguir esos recursos que siempre son escasos para la investigación. En la visión de la gente que trabajó en ese momento, las primeras dos reuniones se realizaron en Rosario. Si bien la fundación tiene sede en Pergamino, se eligió Rosario para poder llegar a una mayor cantidad de empresas y entidades. Si se circunscribía solo a Pergamino, el horizonte era muy limitado, y la zona de injerencia del Instituto excede ampliamente los límites de nuestra ciudad.

Después de la creación de la vacuna y el descubrimiento del plasma, ¿la Fundación experimentó una baja en la obtención de recursos?

Sí. En la época en que la FHA pegó muy fuerte, el protagonismo de la Fundación fue importante y hubo un gran apoyo. El argentino es muy solidario ante los eventos extraordinarios. La gente vio morir a muchas personas por lo que se conocía como "mal de los rastrojos". Sin embargo, con el descubrimiento del plasma, la mortalidad bajó del 30% al 1%, y luego la vacuna atenuó muchísimo más la enfermedad. Cuando se "apagó el fuego inicial", las empresas y entidades se fueron distrayendo en otras cosas y la fundación se quedó prácticamente sin recursos.

¿Cuáles son las entidades que hoy mantienen viva a la Fundación?

Hoy nos mantenemos gracias a los recursos de las entidades fundadoras, que son seis y provienen del sector agropecuario, exceptuando la aseguradora. Se trata de ACA (Asociación de Cooperativas Argentinas), AFA (Agricultores Federados Argentinos), Federada Salud (la obra social), Federación Agraria, La Segunda Seguros y la Cámara de Comercio de Pergamino. Los miembros de la comisión, incluyéndome, somos representantes de estas entidades.

Siendo una entidad sin fines de lucro, ¿cómo encaran la tarea de "reinstalar" a la Fundación y volver a interesar a la sociedad?

Llevamos tres o cuatro años trabajando en reinstalar a la fundación. Como no tenemos forma de generar recursos propios ni somos una empresa comercial, debemos hacerlo "a pulmón". Estamos yendo a ferias y exposiciones como Agroactiva, ExpoAgro, y la Expo de Pergamino y Salto, a menudo como invitados debido a los altos costos. Es un proceso lento, ya que primero debemos darnos a conocer nuevamente antes de poder salir a solicitar el recurso necesario. Existe un respaldo de 34 años de trabajo por el Instituto, y estamos poniendo en valor ese camino recorrido.

Además de las exposiciones, ¿qué otras estrategias de difusión están llevando adelante?

Estamos dando charlas en escuelas secundarias. Son charlas coordinadas y con información validada, no médica, que damos nosotros mismos. Ya hemos visitado más de treinta y pico de pueblos en la zona endémica, incluyendo las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, y ahora estamos expandiéndonos a la provincia de Córdoba. Este trabajo de difusión es muy valorado por escuelas y docentes.

¿Cómo es la receptividad de estas charlas?

Nos ha sorprendido. Nos están llamando de distintos lugares. La FHA es un tema del que se habla poco en los medios nacionales porque no hay grandes intereses comerciales detrás. A las escuelas y docentes les interesa el tema, ya que deben abordarlo. Los médicos más jóvenes no lo han vivido y hay una franja de la población joven que no conoció la realidad de la enfermedad. Es fundamental trabajar en la concientización, porque la gente piensa que es una enfermedad del pasado.

¿Sigue habiendo casos de Fiebre Hemorrágica Argentina?

La enfermedad se atenuó mucho gracias al plasma y, fundamentalmente, a la vacuna, pero sigue habiendo casos. Se registran unos 50 o 60 casos todos los años, y lamentablemente, hay cinco o seis fallecidos anualmente. Son personas que no están vacunadas. Este año, por ejemplo, en agosto ya se llevaban 50 casos, un poco por encima del promedio.

¿Por qué la enfermedad sigue vigente y no desaparece?

Es una enfermedad que la transmite un roedor, un vector que está en la naturaleza; el ratón maicero (Calomys musculinus). No va a desaparecer. Por eso, sigue siendo importante el trabajo de prevención y concientización.

¿Ha cambiado el perfil de los afectados con el tiempo?

Hoy el 50% de los enfermos actuales con casos confirmados son urbanos. Esto se debe, por un lado, a que hay mucha menos mano de obra en el campo debido a la tecnificación, reduciendo las posibilidades de contagio en esa actividad. Por otro lado, el roedor que sale del rastrojo puede ir al parque de las ciudades, ya que estamos en una zona rodeada de actividad agrícola. Es importante que la población se concientice de que no solo las personas en contacto directo con el campo deben vacunarse.

¿Cuál es la importancia de la vacunación?

La vacuna se aplica una sola vez en la vida y protege e inmuniza; no necesita refuerzos. Es totalmente inofensiva. De todos los casos que hay anualmente, no hay casos de gente que esté vacunada. Es la prevención más efectiva.

Para finalizar, ¿cómo puede colaborar la ciudadanía con la Fundación Maiztegui?

Lamentablemente, por la falta de recursos, no contamos con personal administrativo fijo en nuestra sede de la calle General Paz 543. Sin embargo, pueden contactarnos a través de nuestras redes sociales (Instagram y Facebook) o a nuestro mail [email protected].

Lo fundamental es que nos llamen, que nos pregunten y que se informen. Cuando hay una emergencia como una epidemia o una inundación, la gente es muy solidaria, pero cuando la situación se calma, hay que volver a explicar, y el problema sigue. Es fundamental difundir que la FHA está vigente para que la población se concientice y se vacune.

Para comunicarse con la Fundación Maiztegui y colaborar, se puede llamar al 2477 319523.

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