Willy Chalón, periodista, músico y productor teatral, visitó el ciclo de entrevistas EN VIVO: DiarioNucleo.com, que se emite los martes a las 19 por Fana Digital y relató la historia acerca de cómo pasó del periodismo a la producción de espectáculos de alcance nacional en Pergamino.
Desde sus inicios en los medios de comunicación hasta su consolidación como uno de los grandes impulsores del espectáculo en la región. Un recorrido por los escenarios, las noticias y los desafíos de una persona que logró con espíritu emprendedor enriquecer el panorama cultural de Pergamino.
Tu vínculo con el mundo artístico parece venir de cuna, siguiendo los pasos de tu papá, el legendario Ruly ¿Desde qué edad te sentiste atraído por ese mundo?
Desde muy chico estuve vinculado a los espectáculos por mi viejo. A los tres años ya estaba en los escenarios, en los ensayos de su banda, primero con Pepe Motta, luego con René Torre y finalmente con El Cuartetazo, que fue una movida muy importante y exitosa en Pergamino. Es increíble cómo, sin redes ni difusión masiva, su música trascendió y la gente aún hoy la baila y la canta.
Tu camino profesional comenzó con el periodismo.
Sí, fui primero periodista. Estudié en el Círculo de Periodistas Deportivos en Buenos Aires, especializándome en periodismo deportivo. Eso me abrió muchas puertas. Ya trabajaba en medios de Pergamino, cubriendo el fútbol local los fines de semana. Luego fui corresponsal de Clarín durante quince años y trabajé para medios nacionales como América, CVN y TN, cubriendo noticias de la zona norte de la provincia. Recuerdo una época muy intensa, cubriendo el caso Fraticelli en Rufino.
En un momento decidiste dar un giro en tu carrera y pasaste a producir espectáculos.
Fue un poco por casualidad y otro poco por necesidad. Con la crisis económica de la época de De la Rúa, mi agencia de publicidad se vio muy afectada. Las empresas lo primero que recortan es la publicidad. Con la situación apremiante, me volqué a la gastronomía en el shopping, que fue lo que me ayudó a ponerme de pie. Estando allí, fui a ver la obra Sinvergüenza en Mar del Plata. Me gustó tanto que hablé con el productor con la idea de llevarla a Pergamino. La obra no era apta para la sala, pero él me ofreció producir a Hugo Varela. Yo le dije que no tenía idea, pero él me guió y me empujó a hacerlo. Así arranqué con el flaco Varela y fue un éxito.
La producción de espectáculos es un negocio de alto riesgo ¿Tuviste que superar muchos obstáculos?
Es un negocio de mucho riesgo. La ganancia es muy chica y a veces te toca trabajar para salir empatado o incluso perder. Por cada espectáculo, el productor tiene que encargarse de la sala, la publicidad, la venta de entradas, el transporte, la técnica... todo con un porcentaje de la taquilla. Hay que elegir bien el espectáculo. Por suerte, la experiencia me ha permitido equivocarme menos. Pero sí, he perdido y he ganado. Recuerdo el show de Jorge Rojas, recién separado de Los Nocheros. Metimos 1.200 personas en el Club Viajantes y no me quedó ni para un sándwich. Los costos de montaje eran altísimos.
También trajiste personalidades en ese entonces novedosas para el teatro, como Baby Etchecopar.
Baby es un personaje increíble. A pesar de su aspecto pedante y soberbio en el escenario, en persona es uno de los pocos actores que se queda más de una hora sacándose fotos y grabando videos con el público. Él mismo admite que creó ese personaje polémico para llamar la atención, y le funcionó muy bien. Baby es un artista que sirve para la taquilla porque es amado u odiado. La gente lo ama y lo sigue, y eso garantiza un buen marco de público.
En Pergamino hubo casos como el de Dady Brieva, donde la polémica o el momento histórico jugó en contra de la convocatoria. ¿Qué opinión te merecen estos casos?
Sí, los argentinos a veces no sabemos separar las cosas. Juzgamos y condenamos a los artistas por sus posturas políticas. A mí no me gusta que un artista se encasille políticamente. Creo que un artista se debe a todo tipo de público. A Dady Brieva la polarización le costó mucho. Yo lo traje a Pergamino con la despedida de Midachi y metimos 1.500 personas, pero cuando se encasilló políticamente, a pesar de que el show era fantástico, la gente dejó de ir. Algo similar pasó con (Pablo) Echarri, a quien mucha gente se negó a ver por su postura política, a pesar de que su obra, Art, fue fantástica.
Lo último que trajiste fue Made in Lanús, una obra que te hace sentir orgullo, según mencionaste.
Es un clásico del teatro argentino, dirigido por Luis Brandoni, con un elenco increíble. Años de trayectoria, con distintos elencos y una respuesta del público que demuestra que, a pesar de la situación económica, cuando el espectáculo es de calidad, la gente va. Esto nos ha ayudado a consolidar a Pergamino como una plaza importante para el teatro, incluso sin tener una sala propia.
Sos productor pero también tenés vos mismo una faceta artística, ya que cantás y animás eventos.
Esa actividad me encanta. Le encontré la vuelta al canto y a la animación de fiestas, manejándome con mucho profesionalismo y respeto. Me di cuenta de que había una franja virgen en el rubro, y la gente se divierte mucho con lo que hago. He tenido experiencias muy locas, como trabajar por siete años consecutivos en Río Turbio, Santa Cruz, animando fiestas con artistas como Jorge Corona, Cherutti y Antonio Ríos. Es increíble cómo se amplió mi faceta como animador. Y me divierto mucho, desde eventos de 100 personas hasta cumpleaños de 90 y 100 años.
Finalmente, Willy, ¿cuál es el secreto para que los eventos sean exitosos en Pergamino?
Es un tema cultural. Nos costó mucho sembrar y educar a la gente para que se acostumbre a ir al teatro. El hábito se forma con el tiempo y ofreciendo espectáculos de calidad. Hoy, afortunadamente, la gente responde, nos apoya y acompaña. A pesar de no tener una sala de teatro, Pergamino se ha posicionado muy bien en el circuito de espectáculos nacionales, compitiendo con ciudades que sí tienen salas. La gente de los pueblos cercanos nos apoya mucho, y al menos el 50% de las entradas son de gente de afuera, lo que le da movimiento a la ciudad.
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