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¿Cuanto cuesta hacer una dieta sin gluten en Pergamino?
PERGAMINO

¿Cuanto cuesta hacer una dieta sin gluten en Pergamino?

Crece el número de personas diagnosticadas con celiaquía y con intolerancia al gluten, lo cual obliga a llevar una alimentación especial de por vida. Algunos productos elaborados pueden costar más del doble que los comunes.

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Según datos del Ministerio de Salud de la Nación; en Argentina uno de cada 167 adultos y uno de cada 79 niños sufre de celiaquía: que es una condición marcada por la intolerancia crónica al gluten, una proteína presente en las harinas de trigo, avena, cebada y centeno. Esta enfermedad puede manifestarse desde la infancia hasta la adultez avanzada, y presenta una sintomatología diversa; algunos experimentan diarrea, pérdida de cabello, pérdida de peso o anemia, entre otros, mientras que otros pueden ser asintomáticos y esta diversidad en la presentación de la sintomatología puede dificultar el proceso de diagnóstico.

Para identificar la celiaquía normalmente se realizan análisis de sangre para detectar los anticuerpos específicos asociados. Si los resultados son positivos, el diagnóstico se confirma, pero si son negativos se puede requerir una videogastroscopia para obtener una muestra de las vellosidades intestinales y realizar un análisis más exhaustivo.

Intolerancia

A su vez, existe otra dolencia que se está manifestando con recurrencia creciente en nuestro país y es la intolerancia al gluten que comparte varios síntomas con la celiaquía pero se diferencia básicamente en que mientras que esta última es una enfermdad autoinmune en la que el gluten actúa como el agresor, en la mera intolerancia el intestino no presenta ninguna patología específica pero reacciona al la ingesta de alimentos con gluten generando los síntomas mencionados. 

En ambos casos el tratamiento es bien específico: mantener una dieta de por vida libre de gluten; en casi todos los casos, la adopción de una alimentación en la que el trigo, la avena, la cebada y el centeno estén excluidos permite verificar beneficios de manera casi inmediata. 

En la actualidad, el número de personas diagnosticadas con estas enfermedades crece de manera significativa, aunque la mayoría de los especialistas coinciden en que no se trata de un aumento de casos concreto sino que muchos casos que antes no eran diagnosticados, en el presente sí lo son y de ahí que la sociedad se encuentre cada vez más con gente que no consume gluten. 

Si bien no existen estadísticas locales, se calcula que la media de personas celíacas e intolerante al gluten en Pergamino está dentro de la media nacional, por lo que en la ciudad existe una población considerable que se ve obligada por razones de salud a mantener una dieta libre de trigo, avena, cebada o centeno. Esta circunstancia exige tener en cuentas dos factores determinantes: la disponibilidad de productos aptos y el impacto económico que este tipo de alimentación genera.

En cuanto a la disponibilidad, Pergamino cuenta con locales especializados en la elaboración y comercialización de todo tipo de alimentos libres de gluten: desde pastas frescas hechas a base de harina de arroz hasta fiambres y golosinas, además, varios supermercados disponen de góndolas destinadas a ofrecer este tipo de productos, por lo que en ese sentido no existen inconvenientes. 

Impacto en el bolsillo

Sin embargo, en el factor económico el panorama es diferente, ya que llevar una dieta libre de gluten necesariamente genera un impacto en el bolsillo. Debido a los mayores costos de producción que implica que todo el proceso de elaboración, desde la materia prima hasta el envasado, debe mantenerse la asepsia correspondiente para evitar la contaminación, el producto final tiene un precio elevado, que en algunos casos resulta ser más del doble que el del alimento similar "con gluten". 

Un caso típico es el de las pastas frescas, ya que una porción de ravioles de verdura y carne sin TACC cuesta alrededor de 7800 pesos mientras que los típicos ravioles de supermercado de primera marca se ofrecen a entre 3000 y 3500 pesos y además rinde dos porciones en lugar de una, por lo que la diferencia es concreta y muy notoria. 

Algo parecido ocurre con la pasta seca: un paquete 500 gramos de fideos comunes de marca reconocida cuesta a la fecha unos 2000 pesos y un paquete de 300 gramos de fideos de arroz cuesta 2500, claramente más caros y menos rendidores. 

Los spaghettis de primera marca en el supermercado se ofrecen a un precio cercano a los 1800 pesos, los "aptos" de la misma marca no bajan de 3500, casi el doble. 

Una de las dificultades principales que enfrentan las personas celíacas o intolerantes al gluten radica en proveerse de productos de panadería y pastelería, y de hecho muchas personas optan por elaborar estos productos en casa. Conocedores de esta circunstancia, las fábricas de alimentos lanzaron líneas de "premezcla", buscando facilitar la tarea de hacer pan, tortas, pizzas o pastas. Si bien la fórmula garantiza practicidad y calidad, el precio es elevado: la mezcla para preparar ñoquis de papa, libre de gluten, vale $4.199. La premezcla para pan y pizza tiene un precio que va de $4300 a $5000 dependiendo de la marca. ¿Cuánto cuesta la premezcla con harina común? No llega a los 2000 pesos. Otro caso de valor más que duplicado para el caso del producto apto. 

En lo que respecta a la pastelería; el preparado de bizcochuelo de vainilla está a $7.600 y el de chocolate $8.800, en el caso de los mismos productos "no aptos", apenas 3500 pesos. 

En cambio, otros productos ofrecen precios similares a sus pares "no aptos", es el caso del rebozador: el medio kilo de primera marca cuesta alrededor de 3500 pesos y el apto se vende a 3800 aunque no está disponible en todos los supermercados. Lo mismo pasa con la cerveza, ya que una lata de medio litro apta se vende a 1500 pesos.  

Sin diferencias

Más allá de los productos específicos, hay una gran cantidad de alimentos que las personas celíacas o intolerantes pueden consumir sin ningún tipo de inconvenientes y sin sufrir un impacto severo en el presupuesto hogareño: todas las carnes y los pescados, todas las frutas y las verduras, la inmensa mayoría de los productos lácteos y casi todas las bebidas gaseosas, yerba mate, té, café (siempre y cuando posean el característico logotipo) casi todos los vinos, aceitunas, fiambres poco procesados como la bondiola o el jamón crudo (siempre que cuenten con logotipo), aceites en general, mermeladas y dulces, en todos los casos cuidando que tengan el etiquetado obligatorio. 

 

 

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