Analía Valente, la "guardiana" de los libros de Pergamino
Es docente, bibliotecaria y directora de la Biblioteca Pública Municipal "Dr. Joaquín Menéndez" de Pergamino, una de las instituciones más queridas y respetadas por la comunidad. En diálogo con DiarioNucleo.com habló sobre la historia, el presente y los desafíos de un lugar que, más que un simple depósito de libros, se ha transformado en un verdadero centro cultural y social.
La Biblioteca Pública Municipal "Dr. Joaquín Menéndez" es una de las instituciones más queridas y respetadas de la ciudad. Nacida en 1900, caudno un grupo de vecinos presentó al Concejo Deliberante un texto en el que se manifestaba la conveniencia de que la ciudad contara con una biblioteca que continuara el trabajo que llevaba adelante la antigua "Biblioteca Popular", que había sido fundada en 1872 y que cerró algunos años más tarde, y que trabajara sobre la base de los libros ya existentes a los que se le agregarían las obras propiedad de los herederos del Dr. Joaquín Menéndez.
Por ordenanza del 3 de octubre de ese año, el Concejo aceptó la donación de 3.180 volúmenes y así nació lo que hoy se conoce como "Biblioteca Menéndez".
En un principio funcionó en el edificio de la Municipalidad, que en esa época se ubicaba junto a la Iglesia Merced, en 1926 se mudó a Merced y 11 de Septiembre, hasta que en 1932 se instaló en una dependencia del recientemente inaugurado Palacio Municipal.
En 1965 la Biblioteca, que ya había adquirido una gran relevancia para la ciudad, se mudó a la que luego sería la sede histórica, de calle San Martín, donde funcionó hasta 2017, cuando se inauguró la nueva casa, un edificio amplio y futurista que cuenta, entre otras cosas, con una amplia sala de lectura, un moderno auditorio, aulas para reuniones así como una extensa hemeroteca que es una verdadera fuente documental para el conocimiento de la ciudad.
Desde 2006, Analía Valente es la directora de la Biblioteca Menéndez y su impronta de dinamismo, respeto por el público, amor por el trabajo y capacitación permanente es hoy una marca registrada para todos los que conocen este espacio municipal. Durante la última edición de EN VIVO: DiarioNucleo.com que se emite los martes a las 19 por Fana Digital, Analía contó su experiencia al frente de la entidad, los desafíos que debió afrontar, la logística para la mudanza y el nuevo rol que adquieren las bibliotecas en la era digital.
Sos docente y elegiste la carrera de bibliotecología. ¿Cómo fue ese camino?
Sí, soy docente, pero luego hice la carrera de Bibliotecología. Llevo más de 20 años trabajando en bibliotecas, siempre en distintas instituciones. Así es como me ofrecen el cargo de directora de la biblioteca. Fue el 6 de septiembre de 2006 cuando empecé a dirigirla.
En ese momento, la biblioteca todavía funcionaba en la casona de la calle San Martín
Sí, totalmente. De hecho, vivimos una gran refacción allí. Hubo momentos en los que atendimos a la gente por la ventana, porque se iban remodelando los distintos sectores y el público no quería que cerráramos. Así que nos acomodamos para seguir prestando el servicio. Luego sí tuvimos que cerrar por unos 20 días, pero la mayor parte del tiempo, nos adaptamos para no interrumpir el acceso a los usuarios.
Ese lugar tenía una magia especial.
Antiguamente, esas mesas grandes, donde me sentaba yo misma cuando era estudiante, tenían grabadas las inscripciones de todos los que pasaron por ahí. Con la refacción, esas mesas se fueron y las reemplazamos por un nuevo mobiliario. Durante ese período, que duró hasta 2017, incorporamos muchos servicios nuevos, como internet y computadoras.
Cuando eras adolescente y visitabas la biblioteca, ¿alguna vez imaginaste que terminarías dirigiéndola?
No, nunca. La verdad que no. Si bien comencé muy temprano a trabajar en el municipio, siempre estuve en el área de bibliotecas. Empecé en una filial en el Club Racing y luego hacía reemplazos en la Casa Central hasta que llegó la propuesta para ser directora.
Se nota que disfrutas mucho tu trabajo y se te ve contenta con los logros que van obteniendo.
Es hermoso vivir la biblioteca desde sus diferentes lugares. Es como nuestra segunda casa, y todos los que trabajamos aquí lo sentimos de esa manera. El personal se ha formado mucho. Tenemos gente que llegó con planes de empleo que, con el tiempo, estudió bibliotecología y se capacitó.
La Biblioteca cuenta con volúmenes de elevado valor histórico.
Sí, por supuesto. De hecho, durante la gran mudanza, hubo una selección del material. Hoy estamos trabajando con un fondo antiguo al que le estamos dando un cuidado especial. Este es un trabajo que nunca termina. Por ejemplo, en estas vacaciones, recibimos una cantidad enorme de donaciones, y todo ese material se debe trabajar y preservar para determinar si se incorpora o no a la colección. Si no se está dentro de la biblioteca, no se dimensiona todo el trabajo que hay detrás. No es como una biblioteca personal. Una biblioteca pública es un ente vivo donde los libros entran y salen, se clasifican y se evalúa su valor.
¿Cómo se manejan para clasificar todas esas donaciones?
Determinamos una política de donaciones. La gente que saca libros de su casa quiere que la donación sea parte de la colección de la biblioteca, pero no podemos incorporar todo. Por eso, tenemos un proceso de formación de usuarios donde explicamos que, aunque pueden donar, los libros tendrán distintos destinos. A veces, si un libro no tiene el contenido actualizado, puede transformarse en un "libro objeto" para proyectos artísticos.
¿Eso implica sacar material de circulación?
Ese proceso, el verdadero descarte en la biblioteca, antes era el "quemado de libros", que trae reminiscencias de las peores épocas. Por eso, le buscamos un destino adecuado. Por ejemplo, uno de los proyectos es regalar libros en el Día Nacional del Libro. Este año, se transformó en una fiesta muy importante, y decidimos dejar esos libros para regalar en octubre, mes en el que la biblioteca cumple 125 años.
No se puede hablar de la Biblioteca Menéndez y no mencionar su excelente hemeroteca.
Desde luego, la gente que trabaja allí atiende de primera. Laura, una de las personas a cargo, es una apasionada. Ella se formó como archivista, y le propuse que se ocupara de la hemeroteca. Es tal su amor y conocimiento que conoce cada tomo y cada detalle. Gracias a su capacitación, hoy maneja la hemeroteca con un conocimiento profundo.
¿Cuentan con material digitalizado?
Sí, hace muchos años que venimos con el proyecto de digitalización. Aunque no tenemos un presupuesto exuberante, todos los años nos proponemos digitalizar algo, priorizando el material de acuerdo a la consulta de los usuarios para preservar los ejemplares originales. Recientemente, nos pidieron material y lo pasamos por correo electrónico en formato PDF. Recibimos consultas de Pergamino, de otras provincias, del país y hasta del exterior.
El año 2017 fue un momento clave para la Biblioteca, con la mudanza al nuevo edificio.
Fue un desafío enorme. Consultamos a todas las bibliotecas que habían tenido mudanzas, aunque ninguna tan grande como la nuestra. Teníamos que asegurarnos de que el material no se perdiera. Armamos un gran equipo de trabajo. Cada caja llevaba un rótulo con la cantidad de libros, su clasificación por materia, etc. Al llegar al nuevo lugar, otro equipo esperaba para colocar los libros en los estantes. Hicimos un trabajo previo muy grande.
Con el transcurso del tiempo, la Bibilioteca ha sabido adaptarse a los cambios de épocas ¿Cómo lo lograron?
Hoy, las bibliotecas no son solamente para la investigación, aunque conservamos esa esencia. Tuvieron que transformarse para ser habitadas. Ya no es una biblioteca silenciosa, sino una biblioteca con "ruido", porque hay distintos servicios para ofrecer. Lo social fue muy importante. Agregamos una ludoteca que es usada constantemente por los colegios cercanos en sus horas libres. Es un gran enganche para que los chicos se familiaricen con la biblioteca.
En esta era de la tecnología, en la que parece que los libros son cosa del pasado ¿se redujo el número de socios de la entidad?
No, para nada. La cantidad de socios sube y baja, pero se mantiene. Las vacaciones de invierno, por ejemplo, fueron un gran motor para que mucha gente se acercara y se hiciera socia, ya que no conocían el servicio. Con una cuota de seis mil pesos al mes, pueden llevarse cuatro libros.
Además de la colección, ¿tienen en cuenta los gustos del público?
Sí, trabajamos con lo que llamamos la desiderata. Es un libro donde los usuarios anotan los títulos que les gustaría leer. De esa forma, vamos incorporando material que el lector quiere. A los best-sellers, cuando salen, los compramos, pero a veces hay listas de espera. A su vez, a veces ese libro entra por donación y lo podemos incorporar de esa manera.
En una época, las editoriales solían enviar libros. ¿Eso se ha perdido un poco?
Sí, se ha perdido bastante. A veces recibimos algunos cuando enviamos notas o pedidos, pero no es lo más común.
Las filiales, como la del barrio San Martín, también tienen un gran valor.
Sí, esa en particular trabaja muchísimo, tiene sus propios talleres y su propio público. Cada filial tiene su propia identidad.
Los volúmenes de investigación para estudiantes, ¿se encuentran también en la biblioteca?
Sí, claro. También tenemos un sistema en línea, un catálogo colectivo de CONABIP, donde cada biblioteca carga sus libros y pueden ser consultados por cualquiera. El usuario puede entrar al catálogo de nuestra biblioteca para saber qué libros tenemos. A lo mejor, en un futuro, incorporaremos la reserva de libros directamente desde su usuario.
En tu opinión ¿el pergaminense es lector?
Sí, y también hemos logrado atraer a los lectores infantiles, que es súper importante. Se dice que los chicos no leen, pero no es tan así. Si se deja un libro al alcance, la curiosidad termina apareciendo. Por lo general, los chicos vienen a buscar sus libros a la biblioteca, pasan directo al rincón infantil mientras los padres devuelven los suyos.
¿Qué nuevos desafíos están encarando?
Estamos trabajando con muchos proyectos y otras instituciones. Este año, empezamos un proyecto con el ICR de Arroyo de la China y con la Asociación Sanmartiniana para realizar actividades todos los meses en el marco de los 175 años de San Martín, como charlas, cine y teatro. También tenemos un programa que se llama "Leer en comunidad", donde nosotros vamos a los colegios para que el libro llegue a los chicos. Este año, la temática es el libro como objeto, mostrando sus distintos formatos.
Y, por supuesto, se viene la Feria del Libro.
En la Feria del Libro vamos a estar con el Rincón Infanto Juvenil, que permite a la gente detenerse, leer y hacer actividades. Habrá un taller de encuadernación, presentaciones de libros y un espacio para los escritores pergaminenses. Es un evento muy lindo y valioso para la ciudad.
A tu criterio, ¿por qué creés que la biblioteca es tan querida en Pergamino?
Primero, porque es una institución con 125 años de historia. Muchas generaciones han pasado por aquí. Pero creo que, sobre todo, se debe a la manera en que se atiende a cada persona que viene, sin importar si es conocida o no. Cuando llega gente de afuera, les ofrecemos visitas guiadas porque el edificio es imponente y la gente quiere saber qué hay adentro. Y creo que hemos logrado que el servicio esté a la altura del edificio.
Es un gran orgullo para la ciudad.
Y para nosotros, es un orgullo pertenecer a la biblioteca, y que la gente la sienta de esa manera, porque en realidad, es de todos los pergaminenses.