El "Segundo Cruce" es una de las intersecciones más importantes de la ciudad, allí confluyen las dos rutas nacionales que atraviesan Pergamino, además de la carretera provincial 32 y otras arterias menores. Funciona como divisor de varios barrios y es además uno de los puntos más transitados del perímetro urbano.
El lugar recibe su particular nombre para distinguirlo del "Primer" Cruce que, curiosamente no se llama así sino que siempre se lo denominó "Cruce de Caminos", casi un sinónimo de Pergamino y un nombre que denota su antigüedad, ya que la lógica indicaría que debería llamarse "Cruce de Rutas", sin embargo se lo llamaba así antes de que las dos carreteras nacionales que lo conforman recibieran esa categorización.

Ocurre que la traza de las rutas 8 y 188 tienen a la altura de Pergamino una serie de características únicas que quienes las transitan frecuentemente no suelen tener en cuenta. En realidad las dos rutas no se cruzan sino se "unen" en el Cruce de Caminos, para converger en una misma cinta asfáltica durante dos kilómetros y cien metros, para finalmente separarse, justamente en el Segundo Cruce, donde la Ruta 8 continúa hacia el Oeste, con dirección a Colón y la Ruta 188 se dirige hacia la zona de Rojas, al Sur.
Por su parte, la ruta provincial 32, que también forma parte del Segundo Cruce, tiene la curiosa característica de interrumpir su traza en el cruce con la 188, a la altura de la Escuela Agrotécnica, para recién seguir su traza más de cuatro kilómetros al Norte, en la zona del monumento al Gauchito Gil, por lo que se podría decir que en la traza comprendida entre el Cruce de Caminos y el Segundo Cruce confluyen no dos sino tres rutas, las nacionales 8 y 188 y la 32, todas compartiendo la cinta asfáltica en ese tramo.

El diseño del distribuidor central siempre resultó confuso y poco intuitivo.
Sin embargo, no sólo estas carreteras componen ese curioso entramado al que los pergaminenses denominamos Segundo Cruce, sino que también forman parte de su área de influencia la intersección entre la avenida Presidente Perón y la Ruta 8, una calle que funciona como bypass entre las rutas 8 y 32 y la colectora, cuyo trayecto es paralelo a la ruta 188 y es donde se encuentra la mayoría de los locales instalados en la zona. Por lo que podríamos decir que todo el sector denominado Segundo Cruce está compuesto por tres encrucijadas, conformando el distribuidor de tránsito más importante de la zona.
Durante las décadas del 60 y 70, cuando el país atravesó una expansión notable del transporte automotor, el lugar vivió un momento de apogeo, varias estaciones de servicio de las firmas más reconocidas compartían espacio con restaurantes, parrillas, hoteles para viajantes o de pago por horas y locales de esparcimiento nocturno. Viajantes y camioneros confluían con pergaminenses que cargaban combustible, concurrían a los locales gastronómicos o salían a divertirse. Las estaciones de servicio permanecían abiertas durante toda la noche y muchos viajeros lo veían como una parada obligada debido a a la comodidad de sus instalaciones.

Ruinas de lo que en su momento fue la próspera parrilla "Las Vegas".
Además, el Segundo Cruce fue durante diez años uno de los puntos más destacados del histórico "Triángulo de Pergamino", el famoso circuito de Turismo de Carretera. En la zona se agrupaba la mayor cantidad de público de todo el trazado para disfrutar de los duelos entre las máximas figuras del automovilismo argentino y en 1976 fue el lugar donde también donde se produjo la mayor tragedia de las varias que ocurrieron en aquel circuito, cuando un auto se despistó y fue a dar contra un grupo de espectadores.

Roberto Mouras (derecha) dobla en el Segundo Cruce junto a Oscar Aventín, asoma Octavio Suárez y el público desborda las estaciones de servicio y parrillas de la zona para ver el paso de los tres Dodge.
En aquella época la estructura del cruce era muy diferente a la actual: dos simples cruces en forma de "T", uno entre las rutas 8 y 188 y otro entre la 188 y la 32, la calle que conecta la Ruta 188 con la avenida Presidente Perón (en ese entonces denominada Boulevard Huaraz), era de tierra, al igual que la colectora. El guardrail que separa la ruta de la colectora era mucho más reducido y era muy fácil desviarse para ingresar a algunas de las instalaciones ubicadas en el lugar.

El hotel del Segundo Cruce fue totalmente remozado.
Desde finales de la década del 70 en adelante, el lugar fue perdiendo injerencia, en gran parte por la crisis económica de esa época, que se prolongó durante los 80, la mayoría de las estaciones de servicio cerraron y también lo hicieron varios locales gastronómicos y casi todos los espacios nocturnos, sólo sobrevivieron un par de expendedoras de combustibles y algunos comercios relacionados con el agro y la industria metalmecánica.
Asimismo, la proximidad con la discoteca Specktra, ubicada justo en Perón y Ruta 8, hizo que el sector tuviera gran circulación, aunque sólo viernes y sábados por la noche.

Cruce de Ruta 8 y Av. Presidente Perón, a la derecha el edificio de la ex disco Specktra, emblema del Pergamino de los 80 y los 90.
Entrados ya los años 90, se hizo evidente que la estructura del Segundo Cruce había quedado obsoleta para la creciente cantidad de vehículos que pasaba por el lugar, además, el inexorable avance de las edificaciones habían transformado lo que era una zona semiurbana en urbana, lo que incrementaba los problemas, camiones cada vez más grandes y pesados confluían en un cruce de los años 50 con autos particulares, empleados de fábricas y comercios del sector, y alumnos de la Escuela Agrotécnica, ubicada justo en el cruce de las rutas 188 y 32.
Por otra parte, la apertura del Parque Industrial de Pergamino, ubicado en las cercanías, requirió la necesidad de contar con una estructura acorde al aumento del tránsito en el lugar, comenzaron a sucederse los accidentes en la zona, algunos de ellos muy graves, hasta que en 1997, luego del fallecimento de una mujer que iba a trabajar en bicicleta a una empresa ubicada en las proximidades del Segundo Cruce y fue embestida por un camión, las autoridades impulsaron un cambio total en la zona, que culminó con la construcción del distribuidor existente en la actualidad, cuyo diseño siempre fue confuso y poco intiutivo, y la colocación de un largo guard rail que aisló para siempre la ruta de la colectora, dejando sólo tres accesos a la misma.

En la colectora, modernas edificaciones ganan espacio frente a las ruinas de los antiguos locales.
Si bien la reforma estuvo relacionada con una necesidad, el aislamiento del Segundo Cruce fue el "tiro de gracia" para la actividad en la zona. Los pocos locales que quedaban abiertos cerraron, al igual que dos de los bares que aún existían y solo sobrevió un local nocturno y un hotel. La zona entró, casi de golpe, en un largo período de decadencia.
Las estaciones de servicio quedaron abandonadas durante décadas, las insalaciones fueron vandalizadas y usurpadas, algunos antiguos locales se convirtieron en viviendas precarias, el sector quedó despoblado, creció la inseguridad, los espacios abandonados fueron invadidos por la maleza y la suciedad o se usaron como depósito de chatarra y material en desuso de todo tipo.

Lo que queda de lo que fue una estación de servicio muy concurrida en la época de oro del Segundo Cruce.
Abandono, decadencia, suciedad e inseguridad fueron las característica del Segundo Cruce durante los años 2000 y gran parte de 2010, tanto fue así que algunos que conocían el lugar desde sus épocas de esplendor comentaban: "parece un pueblo fantasma, de esos que se ven en las películas".
No obstante, la cantidad de vehículos en tránsito por el lugar no sólo no se redujo sino que se incrementó, ya que el Segundo Cruce es claramente uno de los accesos más importantes a Pergamino, sobre todo para aquellos que vienen desde el Sur (Rojas, Junín) o desde el Este (Salto), que cuando llegaban a la ciudad lo primero que veían era toda esa decadencia. También era un lugar de paso, antes de la inauguración de la autovía, para quienes iban desde Buenos Aires hacia Córdoba y viceversa. Todos los que pasaban por el lugar veían entonces una faceta triste de Pergamino, que causaba una mala impresión a viajeros y visitantes.

El tránsito pesado es una constante en el sector. El guardlail fue ampliado en 1997, lo que en cierta medida dejó "aislada" a la colectora".
Desde mediados de la década de 2010 la situación comenzó poco a poco a modificarse y nuevamente las empresas valoraron la comodidad y amplitud del Segundo Cruce para instalar sus locales; la posibilidad de salir rápidamente hacia cualquiera de los puntos cardinales y el hecho de disponer de mucho lugar para estacionar o para que los camiones hagan maniobras son ventajas comparativas que motivaron a muchas empresas a instalarse en la zona, la calle colectora volvió a cobrar vida, en los últimos años el hotel fue totalmente renovado y volvió a abrir sus puertas, empresas muy importantes se mudaron, la calle colectora fue pavimentada, al igual que la conexión entre las Rutas 8 y 32 y estas obras, sumadas a otros trabajos menores, renovaron y revitalizaron el Segundo Cruce.

No queda nada de la vieja estación Esso abandonada, un moderno galpón se erige en ese solar.
Pero sin dudas la acción que cambió definitivamente la deprimente fisonomía de la zona fue la demolición de una antigua estación de servicio y un local aledaño ubicadas justo en el triángulo conformado por las rutas 188 y 8 y la calle que conecta esta última con la Ruta 32. Durante años la expendedora en ruinas (de la desaparecida marca Esso) y el local (donde en los buenos tiempos funcionó una parrilla) ofrecían un muy mal aspecto, con acumulación de suciedad, malezas por doquier, autos abandonados, roedores y otras alimañas. En su lugar, se está instalando un moderno galpón y al circular por el lugar se percibe claramente el cambio y las mejoras que se produjeron.
En la actualidad, la calle colectora muestra espacios modernos, amplios, estructuras de gran envergadura destinadas a albergar camiones o maquinaria agrícola, grandes construcciones vidriadas conviven con las ruinas de lo que en algún momento fueron parrilas llenas de gente y estaciones de servicio de despacho 24/7.

El cruce de las rutas 188 y 32 es de tránsito complicado. No hay semáforo, sólo luces de advertencia.
Más allá de los vaivenes económicos de los últimos tiempos, claramente el Segundo Cruce actual cambió mucho para bien y es claramente diferente al de hace quince o veinte años, aunque claramente subsisten algunos resabios de lo que fue una de las zonas más relegadas de la ciudad, hoy en día los emprendimientos ganan espacio frente a las viejas construcciones semiderruidas, lo cual es muy positivo para el desarrollo y el crecimiento de la ciudad.
Aunque las mejoras son notables y el lugar cambió definitivamente en los últimos años, el tránsito en la zona sigue siendo muy complejo y, en algunos casos y momentos del día, riesgoso. La colocación de semáforos y la pavimentación de las arterias secundarias mejoró la instraestructura pero la misma sigue siendo obsoleta y prácticamente no ofrece seguridad a los peatones "el que diseñó esto se olvidó de los que andamos a pie" dijo a DiarioNucleo.com Marisa, vecina de la zona.

Suciedad en la zanja paralela a la ruta.
Además, el sistema de giro a la izquierda implementado en la mano que va desde Rojas hacia Pergamino resulta confusa para quienes no conocen la zona, ya que hay que colocarse a la derecha, contra el guardrail, para después girar a la izquierda cuando el semáforo lo habilite. Muchos conductores, desconocen el sistema, omiten ubicarse a la derecha y permanecen en el centro del carril, lo cual les impide luego girar y además obstaculizan el paso de los que vienen detras.

La calle que conecta la ruta 32 con la 8 fue pavimentada.
Asimismo, el estado de la cinta asfáltica en toda la zona dista mucho de ser óptimo, hay huellones, baches y ondulaciones, la calle colectora presenta pozos y la zanja ubicada entre la ruta y la colectora presenta acumulación de desperdicios y pastos crecidos "con las LED el alumbrado mejoró muchísimo pero igual hace falta más mantenimiento y seguridad" comentó Marisa con relación a este tema.
La principal complicación del Segundo Cruce radica precisamente en el cruce entre las rutas 188 y 32, ya que por la proximidad con el distribuidor central (menos de cien metros) resulta muy difícil instalar un semáforo porque el mismo provocaría graves embotallamientos, motivo por el cual sólo se instaló en esa intersección un semáforo de advertencia.


El asfalto sobre la ruta 188 presenta baches y ondulaciones
A esa complicación se suma la proximidad con la Escuela Agrotécnica y la presencia de barrios cerrados con entrada sobre la Ruta 32, lo que incrementa el tránsito en la zona, además del constante ir y venir de autos y muchas motos. En determinados días y en ciertos horarios, transitar por el lugar puede llegar a ser caótico.

Edificio sobreviviente de la época dorada.
Alejado de la época romántica de los viajes, el automovilismo, la gastronomía y la nocturnidad, el Segundo Cruce crece hoy con el impulso de la industria y el comercio, dándole vida y movimiento a un lugar con gigantesco potencial y que durante muchos años fue sinónimo de abandono e inseguridad. El empuje la tenacidad de los emprendedores están recuperando una zona que los pergaminenses creíamos perdida para siempre.
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