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El Yerta: un espacio de libre pensamiento y arte "a pulmón"
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El Yerta: un espacio de libre pensamiento y arte "a pulmón"

En el barrio Centenario de Pergamino, un galpón cobró nueva vida gracias a la pasión de Fernando Scaramuzza, mentor de un destacado centro cultural. Lo que comenzó como la idea de un modesto taller, se transformó en un vibrante punto de encuentro para artistas locales y nacionales.

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En plena Pandemia, frente a la plaza del Barrio Centenario nació "El Yerta" (El Taller "al vesre y en lunfardo), un espacio cultural gestionado absolutamente "a pulmón" que está ganando cada vez más terreno. 

El Yerta es un centro cultural que, lejos de los circuitos tradicionales, se ha convertido en un verdadero refugio para artistas y un punto de encuentro para la comunidad. Se fue construyendo sobre la base de la pasión y el trabajo. Desde la elección de un galpón hasta la compra del equipo de sonido con un crédito, cada paso refleja un compromiso profundo con la cultura y un deseo genuino de ofrecer un espacio sin filtros

Durante la última edición de EN VIVO: DiarioNucleo.com, que se emite los martes a las 19 por Fana Digital, el mentor de este espacio, Fernando Scaramuzza, contó cómo surgió el proyecto que nació como un pequeño taller de herrería y se transformó en una usina de arte, música y pensamiento.

Para comenzar "por el principio" ¿qué es El Yerta?

El Yerta es un espacio cultural donde suceden presentaciones artísticas. El punto de encuentro principal es a través del arte, aunque también hemos tenido algunas charlas de índole cultural. Pero en general, es eso.
El nombre (El Taller "al vesre" y en lunfardo), viene de la idea original. Al principio, yo solo quería tener un taller para trabajar con herramientas, algo un poco más chico. Siempre tuve pendiente un taller de laburo, con carpintería, herrería, para jugar con la restauración y el reciclado de cosas. Con el tiempo, ese tipo de espacios se fueron perdiendo.

Es verdad, antes nuestros abuelos tenían un galponcito en el patio lleno de herramientas.

Claro, de hecho, muchos me han llamado para que les desarmara esos galpones porque ya no los querían, y me han donado un montón de cosas para El Yerta: herramientas viejas, cosas que ya no se consiguen. La idea inicial era esa: un taller donde cada tanto pudiéramos juntarnos, hacer una peña, invitar a alguien a que toque la guitarra. Pero luego surgió la oportunidad de este galpón, que es mucho más grande, y la movida se expandió. Mucha gente se interesó en habitar el espacio y tuvimos que irnos adaptando a las propuestas.

¿Cuánto tiempo hace que están funcionando?

Empecé a armarlo hace cinco años, durante la Pandemia. Pero la expansión, con actividades más seguidas, se dio hace aproximadamente un año y medio o dos. Abrimos cuando nos llega alguna propuesta artística, casi todos los fines de semana hay algo. No funciona como un bar o un restaurante de forma regular, solo abrimos para el evento. Mi señora, Noe, y yo nos encargamos de cocinar para recibir a la gente. Es un espacio familiar, de amigos, y creo que esa es la magia de El Yerta.

 La gente que va se siente cómoda y relajada y por allí pasan artistas de todo tipo.

Sí, lo bueno es que pasa de todo. Viene algún artista reconocido, pero también hay gente de la ciudad, vecinos, que tienen una actividad artística y quieren presentar algo que hicieron. Cosas muy personales que no suelen circular en el circuito del espectáculo. Hace poco, el Negro Librandi, por ejemplo, trajo a sus alumnos de guitarra para que hicieran una audición. Se arma siempre un clima de reunión de amigos, familiar. La calidez del espacio tiene mucho que ver con eso.

¿Fue muy difícil abrir El Yerta o las cosas se fueron dando porque te gustan?

Lleva mucho trabajo. Un espacio tan grande y demandado por tantos artistas, con un montón de cosas encima, requiere coordinar desde lo estructural y operativo hasta lo cultural.

¿Y las propuestas fueron surgiendo de boca en boca?

En general sí. A través de las redes sociales, es mucho más fácil que en otras épocas. La gente que vio tocar a alguien o vio alguna actividad artística de algún conocido nos llama para venir a hacer su presentación. También han venido autores como Juan Solá, un gran lector de la realidad social y una gran persona, muy humilde.

Eso que decís me parece importante, porque la variedad de obras es inmensa. 

Sí, en ese parámetro entra todo tipo de artista, es bienvenido a El Yerta. Nos gusta que sea así, que no sea solo para artistas con reconocimiento o trayectoria. Cuando uno recién empieza, a veces es muy difícil encontrar lugares. Nosotros tratamos a todos de la misma manera, con el mismo trato, sea un artista de Pergamino o alguien de afuera con más trayectoria.

¿Fue muy complicado el tema de las habilitaciones?

Estamos en etapa de trámite de habilitación. Ya fuimos a la Municipalidad y nos falta pasar la etapa de los Bomberos de la Policía, que es la parte más compleja.

¿Cuentan con sistema de sonido propio?

Sí, sacamos un crédito y compramos un equipo para acústicos. La idea es no hacer recitales tipo bandas sino algo más tranqui. Dalmiro Mesuro, que es un fenómeno y un gran amigo, nos asesoró para que compráramos lo necesario. Tenemos una consola, dos parlantes, una potencia y un par de micrófonos. Es lo necesario para que vengan dos o tres personas con una guitarra. Alquilar un sonido es una erogación muy grande y muchas veces los músicos tienen que poner plata de su bolsillo o vender muchas entradas para solventar el gasto.

Creo que ahí radica la importancia de la existencia de centros culturales como "El Yerta"

Totalmente. Lo pienso para Pergamino, es bueno que se generen estos espacios para que cualquiera pueda mostrar lo que hace y que no sea imposible. Puede hacerlo cualquiera, viva de eso o no.

En ese contexto ¿qué opinás de la producción artística de Pergamino?

Pergamino está lleno de artistas. Y me encanta ver a los chicos de 21, 22 años que ya están pensando en producción, en presentar su arte. Hay muchos que quieren aprender y tienen ganas de laburar en eso, porque es mucho trabajo. Si querés que algo salga bien, hay un laburo detrás, no es solo improvisación.
A mí me parece que lo que estaría faltando es gente que se dedique a producir, sobre todo gente joven. Es un trabajo que se hace "a pulmón". Pero sí, hay un montón de artistas que necesitarían productores o productoras que los asistan con todo lo demás, con la convocatoria, los lugares, los trámites y las gestiones.

¿Te sentís más cómodo trabajando con estos artistas que tienen ese “curtido” de la vida, de ser trabajadores más allá del arte?

Me siento cómodo porque yo también fui obrero, fui pintor, siempre fui laburante. Entonces tengo una mejor conexión con ese tipo de artistas que están pasando por lo mismo, que tienen su laburo y lo hacen porque lo sienten y lo necesitan.

¿Qué se viene en El Yerta para los próximos fines de semana?

Por suerte, ya tenemos cubierto casi todo hasta diciembre, solo quedan algunas fechas. Este fin de semana viene Ginto, un chico de Pergamino que está en Buenos Aires, con un par de formaciones de música soul. Y el domingo, viene José Luis Aguirre, un gran músico de folklore. Un productor de Pergamino y otro de Rosario nos contactaron, ya que ellos manejan el tema del folklore y lo quisieron traer a El Yerta.

O sea que hasta diciembre tienen una agenda completa.

Así es. Cerraremos las fechas antes de las fiestas, pero hasta el 20 de diciembre más o menos ya está casi todo ocupado.

¿Van a seguir con el mismo espíritu artesanal, de peña y familiar?

 El Yerta va a seguir así, con el taller al fondo. La idea es mantenerlo con una cantidad de gente que esté cómoda, que no explote el lugar. Seguir siendo más familiar y para el vecino. Muchos vecinos del barrio Centenario se están enterando de a poco y se van acercando.

 

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