Analía Barrera es una destacada figura de la comunidad pergaminense. Desde muy joven se dedicó a la actividad política dentro del histórico Partido Socialista argentino, se reconoce como “gramsciana” y logró ser elegida concejal, mandato que ejerció entre 2013 y 2017 y durante el cual presidió la Comisión de Educación y Cultura del cuerpo deliberativo local.
Fue además directora del Centro de Investigación Educativa (CIE) Pergamino, donde cumplió una destacada labor organizativa y miembro fundadora de la Asociación descendientes de Emilia Romagna de Pergamino; cuenta con un profundo conocimiento del idioma, la política y la cultura italianas, país que llegó a visitar hasta tres veces por año previo a la Pandemia.
En la actualidad, jubilada de la actividad docente, organiza un ciclo de cine italiano que se lleva a cabo todos los jueves de agosto a las 18 en el auditorio de la Biblioteca Menéndez.
Durante la última edición de EN VIVO: DiarioNucleo.com, que se emite los martes a las 19 por Fana Digital, Analía habló sobre sus comienzos en la política, su amor por la docencia, su experiencia legislativa y sobre su amada Italia, en el contexto de los cambios en la reglamentación para la obtención de la ciudadanía de ese país.
¿Cómo fue tu experiencia al frente de la Comisión de Educación y Cultura del Concejo?
Yo venía del ámbito de la educación y, cuando me ofrecieron la presidencia de la Comisión de Cultura, no me sentía segura. Por fortuna acepté y eso me abrió una puerta enorme para conocer a mucha gente y acompañar a los artistas de Pergamino. Recuerdo los festivales barriales de verano, y los proyectos de becas para los chicos que aún se siguen dando. Gracias a esos proyectos, muchos jóvenes han trascendido a Pergamino y a la Argentina. Coincido plenamente con lo que dice siempre Raúl (Notta, ex subsecretario de Cultura del Municipio): a pesar de que el presupuesto de cultura nunca es el más alto, se hizo mucho con lo que se tuvo.
Sos docente, dirigente política, fuiste directora del CIE Pergamino, y sos una de las afiliadas más activas de la Asociación Emilia Romaña. Contanos un poco de dónde viene este interés por la docencia, la investigación y la cultura.
Empecé en el CIE en el año 80. Los Centros de Investigación Educativa habían sido creados por una persona de Pergamino, Eduardo Murphy, para capacitar a los maestros que en su mayoría solo habían completado el cuarto año de la escuela normal. La idea era que la capacitación tuviera un recorrido que combinara la formación y la investigación, para que los maestros pudieran mejorar sus prácticas desde sus propios grados.
Luego de varios años, el CIE se cerró durante la gestión de Duhalde y se reabrió con un formato diferente, por lo que hubo que inventar lo que era. Me presenté a un concurso y lo gané, así que tuve que armar el CIE de cero, de la misma forma en la que Raúl tuvo que armar la Secretaría de Cultura. Después se fue transformando, y yo me jubilé el día que logramos tener horas cátedra. Fue una lucha muy grande, con los 29 directores de CIE de la provincia, pero todos los avances de la sociedad se logran así, picando piedra.
Desde ese lugar llegaste a organizar eventos de carácter internacional.
Sí, traje gente de México, de Alemania. Fue un evento impresionante que hicimos con la ayuda del Instituto Superior de Formación Docente y Técnica N.° 5, en el año 93, en la sede del Club de Viajantes. La segunda edición fue con educación general, y vinieron casi mil personas. Las editoriales vinieron a hacer la feria del libro directamente. Fue un trabajo enorme. A mí siempre me gustó organizar cosas. Siento que nací para eso.
También fuiste concejal y siempre te definiste como orgullosamente socialista ¿cómo te marcó esa etapa en tu vida?
Soy socialista ideológicamente; mi familia materna es socialista y mi familia paterna es radical. Vengo de cuna socialista y sigo siéndolo. Mi ideología es gramsciana. Las ideas de (Antonio) Gramsci, aunque son del siglo XX, me siguen resultando muy actuales. Para él, los intelectuales (docentes, periodistas, cualquiera que lleve al otro a pensar) son los movilizadores del progreso. Me gustó mucho el trabajo político como concejal. Creo que dejé algunas cosas, pero muchas ordenanzas y leyes quedan cajoneadas. Se necesitan concejales y legisladores que revisen lo que ya existe y lo mejoren, adaptándolo a la realidad actual.
De los proyectos que presentaste ¿cuáles considerás que merecería la pena destacar?
Hice la ordenanza de patrimonio cultural, para lo que estudié dos años en la Facultad de Arquitectura de la UBA. La idea era tener una ordenanza que nos permita proteger nuestro patrimonio, que es nuestra historia. En Buenos Aires, por ejemplo, cualquier edificio que se tira no se puede reconstruir sin antes buscar en las cisternas y en todo lo que es la arqueología, porque ahí está la historia de la ciudad. También hice una ordenanza de plusvalía urbana, que fue anterior a la ley que sacó la provincia. La comisión de Obras Públicas la aprobó, pero la de Hacienda la dejó cajoneada. Para mí, la vida es política. No hablo de la politiquería, de ver qué cargo se consigue, ni de la política partidaria en sí, sino de la política del hacer para el otro, para la comunidad.
Sos una apasionada por Italia, poseés la ciudadanía y sos miembro de la Asociación Descendientes de Emilia Romagna de Pergamino ¿Qué cambios se produjeron en los trámites para obtener la ciudadanía?
La Constitución italiana siempre dijo que todo italiano, estuviera donde estuviera en el mundo, era italiano. Esto es el ius sanguinis. La nueva ley que se promulgó hace poco tiempo te dice que, si no estás como mínimo dos años en Italia, no le podés dar la ciudadanía a tus hijos. A mí personalmente no me gusta esta restricción. Como tampoco me gustaba que personas sin ninguna relación cultural con Italia obtuvieran la ciudadanía. Creo que la restricción no debería ser por el tiempo, sino que, si vas a ser ciudadano de un país, por lo menos sepas algo de él.
¿A qué crees que se debe tanto interés por obtener la ciudadanía italiana?
La gente lo hace por sus hijos, por si quieren irse, para no tener la visa en Estados Unidos, hay bastante banalidad en las intenciones de tener la ciudadanía. Por eso no me parece que la restricción por tiempo sea la forma correcta de hacerlo. Ahora también van a pedir un nivel B1 de italiano. Lo cual dificulta aún más la situación. De todas maneras, hay una presentación de un juez de Turín ante la Corte Suprema, que está estudiando la ley. Podría ser que cambie. Mientras tanto, los que tienen hijos menores de 18 años tienen hasta el 2026 para inscribirlos.
A propósito de esto, es increíble cómo los argentinos con ciudadanía italiana pueden votar en las elecciones de ese país.
Sí, los que votamos en el extranjero podemos elegir a diputados y senadores a nivel nacional. Cuando son las elecciones locales, te llega una tarjetita que te invita a votar, pero no te da el pasaje, así que, si no estás allá, no podés votar. Además de votar, es importante estar inscripto en el AIRE (Anagrafe degli Italiani Residenti all'Estero), que es el registro civil de la comuna. Según esta nueva ley, si no votaste en muchos años, podrían sacarte la ciudadanía.
Conocés mucho de Italia y recorriste el país.
He estado viajando, no tanto ahora ahora. Fui miembro de la consulta de los emilianos romagnoles en el mundo durante 15 años, en tres períodos de cinco. Era la representante de Argentina, así que iba a las reuniones en Italia y a otros países también. Tengo una relación muy estrecha con la parte de mi familia que vive allá. De hecho, mi prima me está haciendo un apartamentito para que me quede a vivir en Italia en algún momento.
Siendo de raigambre gramsciana y socialista, ¿cómo ves la realidad que vive Italia actualmente?
Mi familia es comunista, así que me siento muy bien. En realidad, Italia tiene muchos problemas. El primer ministro está con muchos problemas porque, por ejemplo, gastó millones de euros en un plan para los migrantes que no funcionó. Después de la pandemia, la salud quedó muy deteriorada. Antes, el Estado te controlaba y te daba turnos para estudios médicos gratis. Ahora no. Además, la brecha gigantesca entre el norte y el sur sigue estando. No han logrado allanarla, y es, sobre todo, cultural. Eso es algo que Gramsci discutió mucho en sus libros. Ellos te dicen “ah, es meridional” con desprecio. Como si el norte fuera la plata y el trabajo, y los del sur no fueran tan capaces.
Para finalizar ¿podrías contarnos acerca del ciclo de cine italiano que estás llevando adelante?
Como todos los años, los jueves de agosto en la biblioteca Menéndez estamos proyectando un ciclo de cine con comedias italianas. La comedia italiana es dramática y cómica a la vez, y siempre te deja algo. La primera película que vamos a dar se llama Si può fare, y tiene que ver con pacientes psiquiátricos que se curan a través del trabajo. Luego vamos a pasar Perfetti sconosciuti, que es bastante conocida, en la que unas parejas y un soltero dejan sus teléfonos sobre la mesa y cualquiera puede escuchar las conversaciones de los demás. La tercera película se llama Mio nipote e il suo amico, que trata sobre un hombre en bancarrota al que lo deja su mujer y recibe la visita de un sobrino con rasgos autistas que es muy bueno con los dardos. Y por último, vamos a terminar con Tutto quello che vuoi, que habla sobre la relación entre un hombre de 70 años con Alzheimer y el joven que lo cuida. La entrada es libre y gratuita y los esperamos todos los jueves de agosto a las 18 hs. en la biblioteca Menéndez.
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