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Mauri Pitrelli: una vida dedicada a la creación artística
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Mauri Pitrelli: una vida dedicada a la creación artística

Es actor, director, dramaturgo y productor teatral. Cumplió funciones en el canal Telefé y en la productora Endemol. Durante varios años fue uno de los propietarios de "Merello", un exitoso microteatro en el que se presentaron obras para niños, jóvenes y adultos. Durante estas vacaciones de invierno está presentando "Supergenio" en el GAE, con gran éxito.

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Mauri Pitrelli es pergaminense y desde muy chico sintió atracción por el espectáculo. Siendo muy joven se mudó a CABA y se incorporó al exitosísimo canal de aire Telefé, donde colaboró en numerosas producciones en diferentes áreas. Allí logró una versatilidad que le permitió aprender prácticamente todos los ámbitos de la creación artística audiovisual. También se desempeñó en Endemol, la productora de ciclos como Gran Hermano, entre otros. 

Después de varios años en esas empresas, volvió a Pergamino, donde desarrolló una destacada carrera teatral y hasta llegó a fundar, junto con Romina Giampieri, el microteatro "Merello", ubicado en la calle Echevarría, frente al edificio del Correo, donde presentaron infinidad de obras para niños, jóvenes y adultos.

En la actualidad, Mauri protagoniza "Supergenio", que se presenta todos los días de las vacaciones de invierno en el GAE, a las 15, con gran éxito. 

Durante la última edición de EN VIVO: DiarioNucleo.com, que se emite los martes a las 19 por Fana Digital, Mauri Pitrelli comentó sus inicios en el teatro, los desafíos que afrontó durante su trayectoria y los proyectos para la segunda mitad de 2025. 

Te conozco hace 20 años y siempre fuiste muy activo. Hiciste de todo, Mauri, ¿qué no hiciste?

¿Qué no hice? No sé... A mí me gusta probar, cambiar, innovar. Cuando me aburro de algo, cambio de género: a veces paso de obras para niños a obras para adultos, de la comedia al drama, de escribir a tener un teatro, a dejar el teatro, a producir. Todo es parte de lo mismo y de divertirse.

¿Cuándo se te despertó el interés por el teatro?

Creo que de muy chico jugaba con las canciones infantiles, a inventar escenografías con hojas de papel continuo y a decorar vidrios. Me inventaba vestuarios con bolsas de nylon. Hablo de los cinco años. Nunca pensé que eso terminaría siendo mi profesión. Siempre me interesaron las puestas, inventar historias, cuentos, lugares. Actuar fue más un accidente. Me gusta buscar historias para narrar y estar en cada detalle, incluso detrás del vestuario y la escenografía, más allá de que haya gente que lo haga.

¿Y cuándo decidiste que esto sería tu modo de vida?

Cuando me fui a vivir a Buenos Aires en 2002, una época complicada. A los tres meses de mi llegada, con la caída del gobierno de De la Rúa, la devaluación y la desocupación récord, tuve la suerte de entrar a trabajar en Telefe por una amiga. Estuve cuatro o cinco años ahí, aprendiendo a producir desde el lado audiovisual de la televisión.

También trabajaste en Endemol

Sí, en Endemol también. Por eso, muchos de mis proyectos teatrales tienen una gran parte audiovisual, mi formación viene de ahí. Para Telefe, todo es mucha luz, mucho color y pensando en un "multi-target" para que le guste a todo el mundo.

Luego se dio tu regreso a Pergamino

Volver a Pergamino fue un principio. En ese momento no existían los streamings como ahora, solo Canal 4 y Canal 2, así que no había posibilidades de hacer producciones mediáticas. El teatro sí me lo permitía. Empecé con un proyecto muy chiquito, tuve que trabajar en lugares que no quería para juntar plata y pagar folletería y escenografía. 

Hasta que llegó "Chicos Católicos", un momento bisagra en tu trayectoria

Empezamos muy desde abajo, en la sala de la Escuela de Estética, que tenía capacidad para 35 personas. Hacíamos funciones sábados y domingos durante tres meses. Luego se abrió el Teatro Unión y Raúl Nota, el Director de Cultura en ese momento, nos llamó para inaugurarlo. Facu Cruz lo inauguró el primer fin de semana con "Caperucita" y al día siguiente nosotros. Fue un éxito rotundo, se vendió un mes antes. "Chicos Católicos" se hizo durante seis años.
Cuando estábamos haciendo esa obra, "Chicos Católicos", falleció mi viejo y en cuatro días teníamos función. Todo Pergamino estaba empapelado con nuestras caras, yo estaba en el velatorio y cualquier persona común habría suspendido, pero yo dije: "no, la función se hace". Era por una responsabilidad con el público, con mis compañeros y con el teatro. Estoy seguro de que mi viejo, que era súper fan de las obras, habría aprobado la decisión. Ahí me di cuenta de que tenía más que ver con una profesión que con un hobby, y mi óptica cambió. Ahora todo lo pienso en función de productor.

También te mandaste la "patriada" de abrir un teatro propio.

Sí, lo abrimos en la calle Echevarría, frente al Correo. Lo tuvimos durante tres años y la verdad es que funcionó bien. Lo llamamos "Merello", en homenaje a la gran Tita y era un lugar con magia. El problema era que solo tenía capacidad para 70 personas. En un momento, los espectáculos que traíamos crecieron tanto que no cabían, y terminábamos contratando el Cinema Pergamino o el Unión. La sala nos quedó chica muy rápido.
Al mismo tiempo, se dio que empecé a tener ofertas para ir a trabajar a Mar del Plata, lo que significaba irme por tres o cuatro meses. No se puede abandonar la programación de un teatro por tanto tiempo, además de que había que pagar alquiler y luz. Así que tomé la decisión de irme. Romina Giampieri, mi socia en ese momento, decidió cerrar el teatro porque ella no quería continuar sola, ya que no pertenecía al rubro teatral. Así que cerró no por una cuestión económica, sino por un tema de crecimiento profesional.

¿Y cómo fue esa experiencia en Mar del Plata?

Desde 2017 divido el año entre Pergamino y Mar del Plata. Allá me dedico más al teatro comercial, a las revistas, a las grandes figuras o a los recitales. Logré combinar muy bien el teatro independiente con el comercial y que se retroalimenten. Por ejemplo, aplico muchas metodologías de trabajo del teatro comercial en nuestras producciones aquí. A veces es un poco caótico vivir seis meses como nómade. Cuando me voy, me voy, no es que vengo entre medio. Vuelvo a los seis meses con una obra, un libro y música terminada, listos para empezar un nuevo proyecto.

Al mismo tiempo también te dedicaste a la dramaturgia.

Sí. Escribí cosas para adultos. "Alcoba", por ejemplo, fue una obra que me dio muchísimas satisfacciones profesionales. Creo que con ella pasé a una madurez teatral. Después seguí escribiendo obras de ese estilo, pero no las estrené todavía. Este año tenía ganas de estrenar algo así, pero considero que la gente quiere entretenerse y divertirse, no escuchar problemas y dramas, para eso vemos el noticiero. Ir al teatro, pagar una entrada, cambiarse y desembolsar plata para ver un drama... Me gustaría hacer muchas obras pero también hay que escuchar al público. Así que están escritas, pero guardadas.

¿Cómo te encuentra profesionalmente esta época?

Muy bien. Este martes estrenamos "Supergenio", el nuevo espectáculo infantil que dirijo, produzco y actúo. Estamos muy contentos porque logramos una obra realmente muy buena. Debutamos con salas llenas. La puesta es increíble, no solo por las luces de Facu Cruz, sino porque tenemos una escenografía de neón con 65 metros de neón. Los chicos están fascinados porque tienen muchísimos estímulos visuales, además de superhéroes y Merlina. La venta de entradas para mañana y los días posteriores va muy bien.

Una obra totalmente tuya.

Sí, es mía. La música completa, son 15 cuadros musicales que se empiezan a hacer con un año de anticipación. En agosto del año pasado, cuando terminaron las vacaciones de invierno, empezamos a producir "Supergenio". Se hace todo: la música, la escenografía, vestuario nuevo, los muñecos. Todo eso lleva muchísimo tiempo, recursos económicos y mucha gente trabajando.

¿Cómo pasa una idea a ser una obra concreta?

Lo llamo "momento cero", un momento en que no hay nada, solo tu cerebro y el vacío. A veces surge de una canción que escuché. En este caso, "Supergenio" nace de un concepto. Quería volver a las obras que veíamos cuando éramos chicos, esas de Xuxa o Flavia Palmiero, con escenografías tremendas. Me acuerdo de Flavia Palmiero con un barco de dos pisos, y todo era real. Después nos ganaron las pantallas LED y eso se fue perdiendo. Yo quería volver a que todo sea real, que se pueda tocar, que tenga volumen, luces, perspectiva, profundidad. Dijimos: "Trabajemos con ese concepto en principio". Y de ahí empezamos a trabajar en todo lo demás, la música que iba con ese concepto.

Entonces, el escenario del GAE es ideal para ese concepto.

El GAE tiene comodidades que no solo el público ve, sino también los actores. Los camarines son súper cómodos, la calefacción para el público y los actores. Para hacer esta obra, el teatro se da vuelta literalmente: se desarma, se bajan varas, se ponen telones nuevos. Necesitas tener un teatro realmente a tu disposición. Obviamente, el teatro lo permite porque el público responde, pero sí, es mucho trabajo y el GAE es una buena casa.

Querías algo infantil al estilo de los años 90.

Ese fue el punto de partida. Después, el show en sí es muy actualizado, el Genio tiene su propio sonido muy pop. En algunas partes se transforma en un recital. Por eso, en las fotos, los nenes están de pie bailando, porque termina siendo como un recital para chicos. Tiene su propio concepto, pero desde lo visual quería volver a esos shows que veíamos de chicos y que se fueron perdiendo. Además, quería trabajar con superhéroes, un tema que no habíamos tocado, y acompañar a los chicos en el crecimiento. Llevamos seis años con el personaje del Genio. Me gusta acompañarlos; a veces empiezan a vernos a los tres años y van a los cuatro, a los cinco, y cuando llegan a los ocho, sus intereses son otros. Por eso sumamos superhéroes, Merlina, que son para nenes más grandes. Así, los acompañamos en su crecimiento y el espectáculo no tiene permanentemente los mismos personajes, lo cual se tornaría aburrido para ellos y para los padres.

Y los padres van con los chicos y también se divierten.

Sí, muchísimo. Hoy (por el martes) fue un estallido. La respuesta del público fue tremenda. Había partes en las que no podíamos hablar porque los gritos nos superaban, a pesar de que todos tenemos micrófonos. Eso es buenísimo porque entran en el cuento, en el código, el trabajo está logrado.

¿Están todos los días en vacaciones de invierno?

Todos los días a las 3 de la tarde en el GAE, excepto los domingos que estamos a las 4 de la tarde. Una función diaria. No podemos repetir dos funciones porque tenemos un problema con los horarios de algunos de los chicos que trabajan en otras cosas comerciales.

¿Qué proyectos tenés para cuando culminen las vacaciones?

En teatro estoy viendo algo para adultos, pero no dramático, sino más bien comedia. Siempre trabajo dos o tres libros a la vez. Al último momento, cuando ya tengo los elencos, la escenografía y la gráfica diseñadas, elijo uno, y no hay un porqué, es solo intuición. Hay dos comedias dando vueltas y un drama mío. Las comedias no son mías. Veremos si se puede estrenar antes de fin de año.

¿Te gustaría ser el protagonista?

No, solo como productor. Calculamos que sí, tengo idea de que se pueda hacer en octubre, pero ya veremos. Por ahora, a disfrutar de "Supergenio", porque después de las vacaciones siempre surgen ideas de giras. Todos los años nos piden, aunque somos muchos para viajar. Pero quizás haya una versión más chica y portable. Siempre aparecen presentaciones aquí o algún teatro suelto, así que el infantil se queda un tiempo más después de las vacaciones de invierno.

¿Cómo ves la actualidad del teatro en Pergamino?

No te podría decir solo en Pergamino porque no es muy diferente a lo que pasa en el resto del país. Lo que veo es que después de la pandemia no recuperamos la cantidad de producciones que teníamos antes. Muchos elencos desaparecieron. Hay una cuestión económica y también de hábitos de consumo. Los espectáculos tienen que ser mucho más vivenciales, donde la gente se sienta parte y no solo un mero espectador.

¿También notás esto en Buenos Aires?

Sí, las grandes obras que funcionan tan bien en Buenos Aires son porque el público tiene un extra, no se sienta solo a ver la obra. Es protagonista desde algún lado, algo le sucede. Eso cambió porque la pandemia no nos fue indiferente. Cuando reabrieron los teatros, la gente se apresuró a llenarlos, pero cuando ves los números, no es tanto. A veces es más marketing que otra cosa. Aquí en Pergamino no hay números oficiales, pero en Buenos Aires, donde están más estudiados, hay una baja muy grande del teatro. En Mar del Plata, donde soy productor, también hay una baja importante de público. Para mí, son dos cosas: la economía y la pandemia.
Está claro que hay una cuestión económica pero por otra parte también a mí me cuesta concentrarme durante una hora y pico en una obra a la que solo voy a ver. Empecé a elegir: si no hay un buen estímulo visual o una buena puesta de luces que me llame la atención, no voy. Si me decís "anda a ver un teatro de cámara negra y un cenital sobre un actor que haga un monólogo de dos horas", si no soy muy amigo o no tengo mucha onda, me aburro. Creo que eso cambió. Me pasa con Netflix, me cuesta mucho concentrarme en una serie si no me engancha en los primeros diez minutos. Antes dejábamos que algo se desarrolle, le dábamos tiempo. En el teatro, estoy sentado y tengo que soportar la hora y media. Si no sé que es realmente bueno y me va a mantener atrapado, no voy. Ese es el desafío de los productores: entender que hubo una pandemia y cambiaron los hábitos de consumo.

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