noscript
Escuela Los Buenos Hijos: un ejemplo de inclusión y crecimiento en Pergamino
HISTORIAS DESTACADAS - EXCLUSIVO DIARIONUCLEO.COM

Escuela Los Buenos Hijos: un ejemplo de inclusión y crecimiento en Pergamino

Claudia Benestante y Nabila Montero, administradora y docente de la institución respectivamente, brindan detalles acerca del funcionamiento del establecimiento, el logro de poder contar con un edificio nuevo y los exitosos proyectos laborales y artísticos que llevan adelante los alumnos de la entidad.

Compartir

A comienzos de la década del noventa, un grupo de padres y madres de niños con Síndrome de Down en edad escolar se plantearon la necesidad de que la ciudad contara con una nueva opción en educación especial y se pusieron manos a la obra para concretar ese objetivo. 

En un principio, comenzaron a funcionar como grupo parroquial en San Roque, brindando clases de apoyo escolar y fonoaudiología. Dada la relevancia que tenía el servicio que ofrecían la matrícula creció de manera notable y se convirtieron en una asociación civil.

En 2001, y luego de 10 años de mucho esfuerzo y sacrificio lograron finalmente conseguir toda la documentación requerida para que la Escuela Especial "Los buenos hijos" abra sus puertas por primera vez. Sin embargo, el sueño no terminó allí sino que quienes llevaban adelante la escuela se propusieron una nueva meta. Contar con un edificio propio, especialmente diseñado y construido para el funcionamiento adecuado del establecimiento. 

Las autoridades de la institución junto a padres y madres de los alumnos se abocaron de lleno a este nuevo y dificultoso desafío contando siempre con la ayuda de la comunidad que nunca les soltó la mano. El sueño se hizo realidad el pasado 5 de marzo, cuando abrió sus puertas la nueva sede, ubicada en la esquina de Riccheri y Silva.

Durante la última edición de EN VIVO: DiarioNucleo.com, que se emite los martes a las 19 por Fana Digital, Claudia Benestante y Nabila Montero, administradora y docente de la Escuela Especial Los Buenos Hijos respectivamente, contaron la historia de la institución, expresaron su alegría por el edificio nuevo y explicaron los proyectos y desafíos para la nueva etapa de la entidad.

Han pasado muchas cosas en la escuela Los Buenos Hijos últimamente. 

Benestante: Cosas muy importantes. Este año arrancamos en el edificio propio, un proyecto que llevó cuatro años y medio de construcción. Se concretó gracias a los recursos de nuestra Asociación Civil Instituto de Apoyo a la Síndrome de Down, que es la entidad propietaria de la escuela, y también a la increíble colaboración de toda la comunidad de Pergamino, tanto con aportes privados de la gente como con el apoyo de muchas empresas locales que nos pusieron el hombro.

Es una entidad muy querida en Pergamino.

Benestante: Nos sentimos muy queridos y acompañados. Y eso lo notamos y lo trasladamos a nuestros alumnos y a las familias que eligen nuestra escuela. Nos llena de orgullo ese cariño, porque se lo ganó todo el equipo docente, liderado por la directora Valeria Bachanini, que desde 2010 se puso el proyecto al hombro y cuenta con un equipo que la acompaña en todo. Nabila, por ejemplo, es parte de ese equipo docente y técnico que siempre está pensando qué más podemos dar por nuestros alumnos. Por eso también nos eligen.

¿Qué es la Escuela Los Buenos Hijos?

Benestante: La Escuela Especial Los Buenos Hijos nació como un grupo de apoyo escolar en 1991, específicamente para chicos con síndrome de Down. Después fue creciendo y en 2001 se creó la escuela especial, con un grupo docente mínimo, lo que se podía sostener en ese momento. Tenemos la autorización de la Dirección de Escuelas Privadas de la Provincia de Buenos Aires para funcionar, con el número 6234 desde 2004.

Y fue creciendo la demanda de vacantes.

Benestante:Mucho. Cuando Nabila, por ejemplo, entró en 2009, teníamos 35 alumnos, y hoy en día tenemos 75.

¿Qué edades tienen los chicos que asisten?

Benestante: Las edades en la sede van desde los 6 o 7 años hasta los 23. La edad que se indica es hasta los 21, pero si hay un proyecto laboral en marcha con el alumno, se lo puede hacer permanecer dos años más. También tenemos alumnos en escuelas y jardines comunes con los que trabajamos la inclusión escolar, desde el jardín de infantes.

Han tenido grandes logros como por ejemplo hacer un programa de radio totalmente desarrollado por los alumnos ¿Cómo surgen esas ideas y qué significan para ellos?

Montero: El proyecto de la radio viene de la mano de cómo concebimos a los jóvenes con discapacidad. Surge como un espacio donde ellos puedan decir lo que quieran, un espacio propio. En la escuela trabajamos de forma muy artesanal y personalizada, pero sentíamos que nuestro trabajo quedaba en el aula, era difícil trasladarlo a lo social. Así encontramos este dispositivo donde ellos son los creadores totales.

¿Y qué representa para ellos la posibilidad de expresarse y participar?

Montero: Muchísimo!.Todo el programa lo arman ellos: desde las canciones que vamos a escuchar hasta la persona que vamos a invitar. Yo les tiro opciones al principio de la semana y ellos eligen. O sea, conducen y producen todo. La producción es la parte más difícil, te aseguro. Qué van a decir, a quién van a mandar saludos, qué docentes van a nombrar... todo está fríamente calculado y lleva un trabajo enorme. Muchas veces escuchan el programa y es todo risas, porque es lo que se vive en la escuela todos los días, nuestra forma de trabajar y de vincularnos. Pero detrás hay un montón de trabajo.

Pero el hecho de que surjan risas significa que lo disfrutan.

Montero: Claro. Es un buen momento para ellos. El programa fue declarado de interés municipal y eso nos llena de alegría. 

También tuvieron la oportunidad de presentar el proyecto en congresos.

Montero: Sí, a partir de este proyecto pudimos ir a congresos a contar lo que estábamos trabajando desde nuestra perspectiva sobre la discapacidad y cómo pensamos a estos jóvenes. A nosotras nos preocupa muchísimo el después de la escuela. Nuestra directora y todas las compañeras estamos en el día a día, damos lo mejor, nos formamos para eso. Pero siempre nos da vueltas en la cabeza el qué pasa cuando termina la escuela.

Es decir, qué les espera en la vida una vez que egresan de Los Buenos Hijos.

Montero: Exacto, ¿qué hay después? Es algo que siempre nos emociona en los actos de fin de curso. Entonces, el proyecto de la radio también apunta a eso: a que puedan decir "yo puedo tomar decisiones por mí mismo, puedo decir lo que quiero decir". Y esto también generó muchos movimientos en las familias. Padres que me decían "yo no sabía que a mi hijo le gustaba tal cosa" o "mirá cómo habla en la radio, en mi casa no habla así". También se empezaron a mover un montón de cosas con respecto a cómo las familias ven a estos jóvenes.

Y desde lo social, también hubo repercusión.

Montero: Sí, un montón. Desde el Concejo Deliberante nos invitaron a ser conductores de las galas que hacen el Conservatorio de Música, una idea espectacular de Gabriela Taruseli. Ella me decía que era por el trabajo de ir posicionándolos en el lugar de jóvenes, de jóvenes como cualquier otro.

Jóvenes con inquietudes, gustos e iniciativas.

Montero:Tal cual. Nosotros no nos paramos en su discapacidad para nada. Trabajamos con jóvenes como cualquier otro. Apostamos a todo por eso. Es muy difícil, es real que es muy difícil el mañana, es decir, de los 23 años en adelante. Ahí estamos, viendo qué hacer. Ya son muchos los egresados que hemos tenido.

Esa sería la asignatura pendiente, entonces. 

Benestante: Sí, y creo que el trabajo que viene a futuro, más con un espacio nuevo y pensado para la escuela, porque ese fue el gran salto, el gran paso que pudimos dar...

Respecto de ese espacio nuevo, es un sueño de larga data hecho realidad. 

Benestante: Es un edificio pensado para esta escuela. Nabila te lo puede decir, porque transita su trabajo con los chicos ahí. Todo nuevo, todo pensado, 100% seguro. Acabamos de pasar el siniestral de bomberos y policía de forma excelente. Ellos buscan todos los detalles de seguridad, y nos dijeron que teníamos más nivel de seguridad de lo que se solicita en general para una institución de nuestro tipo.

Y ahora van por la asignatura pendiente, el futuro de los egresados.

Benestante: Exacto. Vamos por lo que Nabila decía, que es la preocupación de todo el equipo docente y de la directora, y nosotros como entidad propietaria, siempre apoyando todos estos proyectos que ellas proponen. Nosotros acompañamos con la gestión y consiguiendo los recursos.

Mencionaste las ubicaciones laborales que ya han conseguido para algunos alumnos.

Benestante: Sí, estamos trabajando mucho con empresas privadas. Tenemos algunas ubicaciones laborales. Por ejemplo, dos alumnos ya están en relación de dependencia, con su recibo de sueldo y su obra social. El caso de Felipe, lleva más de cinco años. Y Andrés, este año, en una semillera de acá, Agrícola Testa, que está haciendo una tarea tan noble. Al principio se les hace un acompañamiento con una maestra integradora laboral. Primero la terapista ocupacional va y ve el lugar. Tiene que ser acorde a los intereses de ese alumno, hay que respetar sus intereses y capacidades, y también la familia debe acompañar. Se deben conjugar muchas cosas, una tarea que no es fácil.

Escuchándolas se tiene la impresión de que no tienen techo. 

Benestante: Así es. La comisión directiva, que ya terminó el edificio de la escuela, tiene como próxima meta generar un espacio de trabajo similar a un taller protegido de Pergamino. Un lugar donde aquellos egresados que no puedan incluirse en una empresa o en un puesto de trabajo con cierta independencia, tengan un lugar donde desarrollar una actividad laboral, recibir un sueldo y poder ser lo más autoválidos posible el día de mañana.

O sea que se han dado unos cuantos pasos en esa dirección.

Claudia Benestante: Sí, se ha avanzado. Estamos mucho mejor que cuando arrancamos. Pero bueno, no son cosas fáciles de conseguir porque requieren más personal. La estructura ya la tenemos hace cuatro meses, es muy nuevito, pero vamos dando pasos hacia ese lado.

Vos agradecías a las familias por elegir la escuela. ¿Cómo es el proceso de admisión de un chico?

Benestante: Generalmente se acercan las propias familias, muchas veces pueden aparecer en todas las edades. Tenemos niños que van a empezar un jardín de infantes, como niños de primaria, o algunos que han terminado su primaria y van a hacer una formación laboral. La familia se acerca, solicita la prestación, y nosotros hacemos una evaluación que la hace el equipo técnico: tenemos una psicopedagoga, una terapista ocupacional y una fonoaudióloga. Ellas hacen la evaluación, también hacemos evaluación áulica, hacemos venir al alumno a la escuela, lo ponemos en un grupo de pares, se evalúa cómo se mueve y se desempeña, y después decidimos si es para nuestra escuela o no.

¿Qué tipo de perfil de alumnos aceptan?

Benestante: Por ahora, solamente discapacidad intelectual leve y moderada. Hay una nueva resolución de la provincia de Buenos Aires que permite ampliar el perfil, pero por ahora nos quedamos con ese. Si el perfil del alumno da para nuestra escuela y tenemos la vacante, se acepta y se hace todo el papelerío.

Contabas que trabajaban de manera personalizada con más de 70 alumnos

Montero: Es un trabajo hermoso, adoro trabajar en especial. Soy fanática de mi trabajo porque considero que la educación debería ser así para todos los niños y jóvenes. Es la forma de ir buscando de forma bien artesanal cuáles son los intereses, las debilidades, las fortalezas, dónde uno puede estar acompañando más, dónde uno tiene que correrse también.

Requiere mucha vocación y un involucramiento personal, porque cada chico es diferente.

Benestante: Sí. Se desarrolla lo que se llama un plan de tratamiento, que es un diseño de trabajo sobre cada alumno con la intención de potenciar todas sus capacidades y tener en cuenta sus intereses. Hay líneas generales de trabajo, pero cada chico se trabaja de un modo, y su compañerito de otro. La verdad, las maestras, las profesoras de educación especial, las psicopedagogas tienen una capacidad impresionante para eso. La clave es el tema de la calidad de vida. Si pueden jugar, lo lúdico, la satisfacción personal que da cumplir un trabajo y recibir una remuneración por ese trabajo, todo eso es aumento de la calidad de vida.

Montero: Sí, tal cual. Los chicos están 8 horas dentro de la escuela. Las 4 horas de la mañana estamos más abocados a lo pedagógico, y las 4 horas de la tarde, que es mi turno, son más los talleres.

¿Qué tipo de talleres tienen?

Montero: En este momento tienen taller de cocina, de carpintería con el profe Lucho, hay talleres de artesanía, de huerta. Conmigo tienen el taller de comunicación. También tenemos talleres vinculados al arte. No todos los disfrutan de la misma forma, pero les vamos buscando la forma de que puedan participar. Otra vez, lo personalizado. Un rol a cumplir dentro de esa cadena de trabajo, y los chicos lo hacen muy bien, van adquiriendo habilidades.

Benestante: En el edificio nuevo pudimos implementar una cocina de trabajo exclusiva para el aprendizaje de los chicos. La firma Nardi de Pergamino nos donó todo el equipamiento profesional para esa cocina. La idea era que los chicos aprendieran a trabajar en un ámbito lo más parecido a una cocina de un restaurante, un hotel, o una panadería, para que se encontraran en un ámbito más conocido el día que salgan de la escuela y puedan entrar a trabajar.

Ustedes están todo el tiempo pensando nuevas alternativas. 

Benestante: No nos agotamos en esto. Este proyecto es dinámico. Tenemos mucha gente, docentes como Nabila, que se involucran y siempre están pensando en algo más para los chicos. Eso le da un dinamismo a la escuela y uno siempre pensando qué más podemos hacer dentro de las posibilidades.

 Montero: Este año los chicos también están haciendo un curso de capacitación sobre alimentación saludable con un centro de formación profesional del municipio. La profesora y los alumnos del CFI vienen a trabajar y elaboran alimentos saludables. Esto les da a los chicos la posibilidad de tener otro título. Se entrega un certificado. Así hicimos varias capacitaciones, como manipulación de alimentos. Todo lo que sume.

¿Qué proyectos tienen ahora, después de la concreción del edificio propio?

Benestante: Queremos generar un espacio para que los chicos trabajen que dependa de la asociación civil, y que sea no solo para los egresados de nuestra escuela. Algo al estilo de un taller protegido, o algo similar con una actividad diferente, para que el chico que egresa de una escuela especial pueda elegir, que no sea que va ahí porque no tiene otra cosa. Ampliar la oferta como cualquier otro alumno egresado.

Hubo por ahí alguna propuesta de los concejales.

Benestante: Sí, en un momento, para implementar un espacio donde se iba a hacer un peleteado a partir del desecho de poda del municipio, para estufas tipo salamandras modernas. Ese proyecto todavía está ahí. Tenemos que generar nosotros en el terreno que tenemos la estructura, la mampostería, el galpón. Pero también algunas mamás de la comisión pensaron que podía ser un espacio para fiestas o festejos de cumpleaños. Lo que nosotros queremos es que nuestros chicos lleven adelante el proyecto. Nosotros, con nuestra mirada, de proveerles los insumos, pero que sean ellos los responsables de llevarlo adelante.

Un proyecto, una idea, siempre ayuda a seguir adelante.

Montero: Puntualmente, hace dos años participamos en el Proyecto Jóvenes y Memoria de la provincia de Buenos Aires. Fuimos de viaje a Chapadmalal dos años seguidos. Una de las investigaciones que hicimos, que siempre tiene que ser vinculada a derechos humanos, fue contactar a todos los egresados de la escuela y ver qué estaban haciendo, hablamos con sus familias y con sus docentes de cuando egresaron.

¿Y qué encontraron?

Montero: Los chicos, puntualmente los alumnos con los que hicimos esa investigación, tienen muchísimo interés en seguir trabajando, en seguir formándose, en seguir haciendo cursos, capacitaciones, en tener su propio espacio de trabajo. Algunos te dicen: "yo cuando termine la escuela voy a hacer pizzas como hacen con el Profe Lucho y las voy a vender en mi barrio". También eso, pensar que lo que nosotros estamos haciendo hoy en día está sembrando algo para ese mañana, para ese después.

¿Algún mensaje final?

Benestante: Queremos agradecer, como siempre, a toda la comunidad de Pergamino, a los medios que siempre nos dieron un espacio para visibilizar nuestro proyecto. Y como decís vos, todos los días nos despertamos, tanto los docentes como la asociación civil, pensando qué más podemos hacer para hacer una sociedad más inclusiva y más equitativa, sobre todo, con nuestro proyecto que impacta en Pergamino. Ese es nuestro sueño, nuestro proyecto.

 

Comentarios