Florencia Vaño Abba es abogada, y desde hace varios años está a cargo de la Dirección de la Mujer y la Familia de la Municipalidad de Pergamino, desde donde se impulsan actividades de ayuda y concientización acerca de cuestiones relacionadas con violencia de género.
En el contexto del décimo aniversario del primer clamor de “Ni Una Menos”, Florencia participó de EN VIVO: DiarioNucleo.com y destacó la tarea que lleva adelante la dirección, analizó la situación actual en relación con las personas en situación de vulnerabilidad y remarcó la necesidad de romper con los estereotipos.
El 3 de junio es una fecha con una gran significancia. ¿Cómo viven este décimo aniversario?
El 3 de junio es muy especial para quienes trabajamos en esta problemática, una de las fechas clave del año. Este año es aún más significativo porque se cumplen diez años de la primera marcha de Ni Una Menos, de aquel 2015, que también fue multitudinaria en Pergamino. Estamos muy contentos de poder estar aquí, de contar lo que significa el 3J. Realizamos actividades durante todo el día, aprovechando esta fecha, como todos los días, para sensibilizar y prevenir sobre esta temática tan importante.
¿Qué es y de qué se encarga la Dirección de Asistencia a la Familia y la Mujer?
La dirección se creó en diciembre de 2011 y desde entonces acompañamos a mujeres que atraviesan situaciones de violencia por razones de género. Desde ese momento, hemos recorrido un largo camino para fortalecernos. Hoy puedo decir que contamos con un excelente equipo interdisciplinario, que es nuestro mayor recurso. Está compuesto por trabajadoras sociales, abogadas, psiquiatras, psicólogas y también un equipo de varones, con el que trabajamos desde 2015. Nuestro acompañamiento comienza cuando las mujeres se acercan por propia voluntad a nuestro espacio municipal. Siempre aclaro que no es un lugar donde se denuncia directamente, porque muchas personas necesitan un proceso para animarse a hacerlo. Nuestro equipo las acompaña y evalúa las necesidades de cada mujer que busca ayuda.
Tu profesión es la abogacía. ¿Esta labor está relacionada con tu carrera o es un camino paralelo?
Es un camino paralelo. Me recibí estando ya en la dirección; empecé como estudiante. Obviamente, los caminos se cruzan. Contamos con una abogada que brinda el asesoramiento legal necesario, y yo también estoy para asesorar en ese ámbito. Sin embargo, me inclino más por la parte social, que me gusta mucho. Aunque mi carrera tiene que ver con esto, es más mi vocación social la que me impulsa.
¿Y qué te llevó personalmente a dedicarte a las cuestiones de violencia de género?
Comencé estudiando abogacía, carrera que en muchos momentos me replanteé. Hace años, empecé en el Colegio de Abogados, en el consultorio gratuito de niñez de ese entonces. Luego se abrió el consultorio de violencia hacia las mujeres y allí me adentré en la temática. Realmente me apasiona. Si bien hay muchas frustraciones, también obtenemos muchas satisfacciones día a día. Así que ahí me enamoré del tema, sigo y me encanta, e intento cada día mejorar la atención a las mujeres que tanto lo necesitan.
¿Con qué realidad se encuentran en Pergamino en relación con la violencia de género? ¿Tiene características particulares o es similar al resto del país?
La violencia por razones de género es una problemática a nivel mundial. Argentina y la provincia no son ajenas a ello. Si bien Pergamino es una ciudad pequeña y no se compara con la inseguridad de un gran Buenos Aires, la violencia por razones de género ocurre en todas partes, y en Pergamino también. Por eso, siempre digo que es importante hablar del tema, porque estas cosas pasan. Nosotros, que trabajamos en esto, lo vemos día a día. A la gente común, a veces hay que explicarle que, aunque no les suceda personalmente, estas situaciones existen.
Son temas que muchas veces no se comparten abiertamente, lo que hace que muchos piensen que no existen o que no son tan graves.
Exactamente. Muchas veces no trasciende, sigue siendo privado y lamentablemente aún hay mucha vergüenza en las mujeres que atraviesan estas situaciones. Hoy, por ejemplo, tuvimos una actividad con jóvenes del programa "Envión", en Nido, y hablamos mucho de esto: de la vergüenza, de que no tiene que ser algo que nos avergüence. Todas las mujeres, sin importar edad, nivel de estudios o de dónde vengamos, hemos atravesado alguna situación de violencia en nuestra vida, con mayor o menor gravedad. Por eso, no hay que tener vergüenza; hay que animarse a pedir ayuda. Una persona que atraviesa una situación de violencia es una víctima y no tiene por qué avergonzarse de lo que le pasó. Debe acercarse y animarse a contarlo. Todo lo que se abre en la dirección es privado, eso es importante, pero hay que animarse, contarlo y afrontarlo.
¿Están satisfechos con los resultados obtenidos hasta el momento?
Lo intentamos día a día. Como dije, hay muchas frustraciones. Es un espacio voluntario, y por eso siempre aclaro que muchas chicas se acercan y luego abandonan la asistencia, para después regresar. El círculo de la violencia es cíclico, y en esa ciclicidad está la "luna de miel" donde se retoma el vínculo, y se alejan del espacio donde pidieron ayuda, les da vergüenza contar que regresaron con su pareja. Esas son frustraciones. Sin embargo, en muchos casos hemos sido de gran ayuda. Pero siempre digo, nosotros acompañamos. La mujer tiene que tener esa fuerza, que yo siempre digo que todas la tenemos. Siempre transmitimos un mensaje positivo: ¿se puede salir de una situación de violencia? Sí. Cada una a su tiempo y con su proceso. Por eso, no hay que juzgar a una persona que está atravesando la situación; le puede llevar un mes, dos meses, o veinticinco años. Nosotros estamos ahí acompañando los procesos de esa mujer. Acompañamos mientras la mujer nos deje; no podemos decidir por ella ni hacer por ella. Sí acompañar y asesorar.
Hoy, en 2025, creemos que lo sabemos todo, y no es así. Cuando uno habla con una mujer, hay muchas cosas que no se saben, muchas amenazas que aún hoy se utilizan, como decir "te voy a hacer abandono de hogar", algo que ya no existe legalmente, o "te voy a sacar los nenes". Entonces, hablar, asesorar y acompañar a esa mujer en ese proceso es lo que hacemos. Por eso siempre digo que la gran fortaleza y la que se lleva todos los aplausos es la mujer que logra salir, porque no es fácil, pero sí se puede.
Han tenido éxito con las campañas de concientización, la gente todavía las recuerda.
Otro de los ejes de la Dirección, además de la asistencia directa que nos lleva mucho tiempo, es la prevención. Creo firmemente en que la prevención y la educación son clave para erradicar la violencia. Si no nos educamos desde pequeños en la igualdad de género, esto no va a cambiar. Por eso, lamentablemente, aún hoy hay una muerte de una mujer cada 33 horas en Argentina. Insistimos con la prevención. Hacemos campañas con el área de prensa del municipio, aportando ideas y recibiendo también las suyas. Las campañas buscan justamente eso: no dejar indiferente a nadie, llegar a la persona que queremos alcanzar, y el mensaje se adapta según a dónde vamos. Obviamente, también trabajamos en terreno, yendo a escuelas, instituciones, a donde nos llamen. Pueden contactarnos quienes deseen que visitemos pueblos, barrios o cualquier lugar dentro de Pergamino. Intentamos llevar nuestro taller, que es un granito de arena, como hablaba hoy con las chicas de Envión. Ponemos nuestro granito de arena durante quizás dos horas para que esto se siga trabajando y replicando dentro de esa institución, porque si no, no sirve. Es un trabajo continuo.
En tu opinión, ¿hay una voluntad de cambio en la sociedad para dejar atrás este problema?
Lamentablemente, debo decir que no. Mi utopía es que en algún momento no sea necesaria la Dirección de Asistencia a la Mujer y la Familia. No sé si lo llegaré a ver, pero la idea es que estas instituciones no tengan que existir. ¿Qué sucede? Me choco con la sociedad día a día. Estamos ante una sociedad violenta en general. A mí me toca hablar de la violencia por razones de género, pero la violencia se ve en todo. Hoy hablaba con los chicos sobre el bullying, sobre las violencias en las relaciones, todo tipo de violencia. Y me encuentro con una sociedad que nos pregunta por qué hacemos lo que hacemos, por qué tenemos que ayudar, o dice "esto no me va a pasar a mí", o "¿por qué se gastan recursos en esto?". Es un discurso que se escucha, tanto en charlas con adultos como con jóvenes: el porqué hablamos de la violencia hacia la mujer y no la del varón. Yo siempre digo lo mismo: todos los extremos están mal. Esto no es en contra del hombre, sino en contra del machismo y la violencia por razones de género que lleva a que un hombre mate a una mujer. Siempre empiezo las charlas diciendo: ¿está bien la violencia hacia el varón? No, obviamente. Y todo lo que hablo y cuento, también lo puede utilizar el varón. El varón puede denunciar, puede pedir medidas, tiene los mismos derechos que la mujer. Hoy hablamos de las mujeres como víctimas de violencia por razones de género, que es la violencia por razones de género hacia las mujeres y las diversidades, por los números y las estadísticas. ¿Está bien que maten a un varón? No, obviamente.
Hay muchos estereotipos que dejar atrás todavía.
Exacto. Una chica me decía hoy: "También por cómo nos vestimos, nos dicen que provocamos todavía". Siempre digo, ¿vamos avanzando? Sí. Los cambios de paradigma son muy lentos. Pero, bueno, hasta hace no mucho no votábamos. A ver, vamos avanzando. El tema es la educación. Hay que cambiar eso. Hay que cambiar desde muy chiquitos en igualdad de género, a hablar con los chicos.
Pero, ¿cómo se hace si se da una charla y luego en casa el padre le dice al chico, "mirá, las mujeres adentro de la casa para criar chicos" o "no llores, porque eso es de maricón?
Exacto. O "vos tendés las camas porque sos mujer". No, hoy hablando con los jóvenes, eso va cambiando. Se comparten más las tareas dentro de la casa. Y uno dice, ¿qué tiene que ver? Tiene un montón que ver. Compartir las tareas, que la mujer pueda trabajar fuera y después venga y tenga que trabajar dentro de la casa. Y yo me reía. Eso iba a contar. Fui a trabajar hoy a la charla con mi hijo porque el padre trabajaba, ¿pero quién se lo lleva? Yo me lo llevé, no se lo llevó el padre al trabajo. Entonces, esas cosas aún se siguen replicando. Se va mejorando, sí, los jóvenes tienen la mente mucho más abierta, pero igualmente se ve mucha violencia. Eso hablábamos hoy con los chicos. Estamos hablando de que si hay igualdad de género, y entre ellos, esto de "yo no voy a lavar los platos, los lava mi marido", todo bien. Pero a su vez hablamos de la toxicidad en las relaciones como si fuera algo chistoso.
¿No es esa la semilla de la violencia de género?
Claro, nosotros hablamos mucho de eso con los jóvenes cuando vamos. Ellos lo ven normal, está naturalizado que me elijan con quién estar, que no me pueda reunir con amigos. Chicos de 15 años que no pueden ir a reunirse con un grupo de amigos porque el novio no los deja. Entonces, esas pequeñas cosas que para ellos son nada, es lo que se tienen que empezar a dar cuenta que no está bien. El celo, tienen 14, 15 años y los celan de una forma que no está bien para no ingresar a este círculo, que es la violencia, y del que después cuesta tanto salir. Entonces, eso es lo que tenemos que hablar con nuestros hijos, nuestros sobrinos, nuestros nietos. De que no está bien y que no es normal tener una relación así. Que somos individuales, que aunque tengamos un noviazgo, tenemos un mundo individual. Y siempre, hoy les decía a los chicos, la palabra base es libertad. Libertad en una relación, libertad para elegir, porque salió mucho el tema de diversidades también con los chicos, de que si no tenés pareja ya sos lesbiana o gay. Bueno, un montón de cuestiones que surgen con los chicos, de la media naranja.
¿Esta situación no agrava la vulnerabilidad?
Sí, obviamente, hay personalidades que son vulnerables. Por eso, la persona violenta busca una personalidad vulnerable. No es cualquier persona, si no, todas las relaciones serían violentas o no violentas. Se busca, del otro lado, una personalidad que ingresa a ese círculo y no puede salir. Por un contexto, no es cualquier persona. Por algo, una persona cae en una situación de violencia también. Muchas veces, porque aprendió que así son los vínculos. Muchas veces, por otras vulnerabilidades dentro de su familia. Un montón de cuestiones llevan a que una mujer se quede en una situación así. Porque vos decís, "ah, me levanta la mano el primer día o el primer mes, me cela y me voy a la miércoles". Sí, nosotras, pero nosotras no. A eso voy. Por eso buscan a las personalidades así. Entonces, ahí hay que proteger. Hay que acompañar y depende mucho de esto, de qué le pasa a esa mujer y por qué llegó a esa situación. Por eso insistimos tanto en trabajar con esa mujer en la parte de salud mental, en psicólogía, no porque ella tenga algún problema, sino porque hay que trabajar.
¿Ha habido casos de repetición de la violencia pero con otra pareja?
Pasa mucho. Por eso, el trabajo con la mujer es sostenido. No es algo mágico, que mañana nosotros vamos a intervenir y es una magia y se soluciona todo. Es sostenido y por eso insisto tanto en que la mujer se tiene que dar cuenta que también hay que trabajar en ella.
¿Y qué significa para vos en lo personal el lema Ni Una Menos?
La verdad, estas fechas a mí me movilizan en lo personal. Soy bastante sensible. Me movilizan mucho. Siempre me pregunto, en lo personal y en lo institucional, ¿qué falta? Siempre me vivo preguntando todos los días, ¿qué falta? ¿Si lo estoy haciendo bien, si lo estamos haciendo bien, en qué podemos cambiar? Eso es un mea culpa que me hago a diario. No sé si voy a poder cambiar todo, porque no es fácil. Esto es, siempre digo que es un trabajo en sociedad. Pero, bueno, me moviliza mucho. Ni hablar cuando pasan cuestiones graves en Pergamino o a nivel nacional, me moviliza mucho y digo, ¿qué falta? ¿Qué tenemos que hacer? ¿En qué podemos mejorar? Y también me enoja un poco la sociedad. Como te digo, cuando vos hablabas del otro y el otro día hablamos en el equipo, en las reuniones de equipo que tenemos, esto de que al otro no le interesa el que tiene al lado. Y me fijo, a mí no me está pasando y no miro para el otro lado. Estamos como en esa situación. Y esto así no se sale. De esto se sale en red, de manera integral, trabajando todas las instituciones, toda la sociedad, no peleándonos. Esto, la violencia por razones de género, es en conjunto.
Es que la violencia nos complica a todos
Bueno, es lo que ocurre con el pensamiento de "a mí no me pasa". Podés tener una hija, una hermana, un familiar directo. No es "a mí no me pasa", porque nadie está a salvo. Nadie está exento de nada. Es como cuando dicen: "vos hablás de los hijos ajenos cuando los tuyos tengan 99", porque no podés hablar, no sabés qué puede pasar. Lo mismo con esto, no sabés qué te puede pasar, qué le puede pasar a un familiar tuyo. A vos mismo, y no te estás dando cuenta, porque no querés escucharlo. Hay un montón de violencias invisibilizadas. A ver, no hablemos de la violencia física, que es la que vemos, la que es la marca. La violencia psicológica, de la que hoy se habla mucho también. En infinidad de mujeres hay violencia económica. La violencia sexual, que recién hoy, hace unos años, estamos hablando de la violencia sexual dentro de la pareja. Siempre hablamos de la violencia sexual como la de afuera.
Todo eso pone de relevancia el trabajo que están haciendo.
Somos trabajadores. Se hacen así las cosas. Las cosas se hacen desde el trabajo de todos los días. Yo siempre digo, cuando nos agradecen, no tienen nada que agradecer. Nosotros hacemos nuestro trabajo. Tratamos de mejorarlo. Obviamente, hacemos un montón de cosas fuera de nuestro trabajo también. Preconizamos los valores; si no, no estaríamos donde estamos. Pero es eso. Es poder saber que existen estas cosas y que hay que atravesarlas y acompañar. Lo principal de esta sociedad es acompañar y educar. Es el futuro que nos espera. Y hoy estamos como estancados con los números, esto de que no bajan los números, que hablábamos hoy. Pero, bueno, siempre pensando en que hemos avanzado un montón y que así vamos, siempre para adelante.
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