El desdoblamiento electoral planteado por el Gobierno provincial hace poco más de un mes abrió un panorama totalmente diferente y atípico ya que, por primera vez desde el regreso de la democracia la provincia de Buenos Aires elegirá sus autoridades (en este caso legislativas) en una fecha distinta a la de los comicios nacionales. Esta práctica, muy habitual en otras provincias, no registra antecedentes en los últimos 42 años en el terriorio bonaerense y esa sóla circunstancia alcanza para calificar a las elecciones del próximo 7 de septiembre como muy especiales.
En ese sentido, 2025 tiene la particularidad de ser un año electoral "de medio término" o "legislativo", es decir, un año en el cual no se eligen autoridades ejecutivas (presidente, gobernador o intendente) sino sólo diputados, senadores y obviamente concejales.
Cabe aclarar que en las elecciones "ejecutivas" o de "fin de mandato", por oposición a las de "medio término", también se eligen senadores, diputados y concejales, pero en ese caso estas circunstancias quedan opacadas por el dramatismo del cambio de gobierno.
Más allá de que la resolución obligará a los bonaerenses a concurrir a las urnas dos veces (septiembre para el voto a nivel provincial y octubre para la votación nacional), lo cual no es tan grave, dado que para esta ocasión también se eliminaron las elecciones Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), lo cierto es que el desdoblamiento tiene implicancias no sólo en la mecánica del acto eleccionario sino también en el contexto político y obliga a los espacios políticos a replantear sus estrategias y posicionamientos.
Una de las principales consecuencias políticas es que la elección se "localiza", fenómeno poco común en la provincia, ya que por lo general, tanto en las elecciones "ejecutivas" como en las de "medio término", quien encabezaba la lista de candidatos y desde hace algunos años inclusive colocaba su foto en la boleta, ejerce por lo general un efecto de "arrastre" sobre los cuerpos restantes y en líneas generales el votante entraba al cuarto oscuro con la idea de votar al referente principal (candidato a diputado o senador nacional según el caso), que por lo general era el que más presencia mediática venía teniendo y el que acaparaba con su imagen la mayor cantidad de espacio publicitario. Por eso, en general el elector prestaba menos atención a los nombres de los candidatos a legisladores provinciales, que en muchos casos terminaban resultando ilustres desconocidos.

Esto quedó de manifiesto en elecciones muy recordadas como las de 2009, 2013 o 2017, cuando figuras como Francisco de Narváez, Néstor Kirchner, Sergio Massa o Cristina Fernández encabezaban la disputa como candidatos a diputados o senadores nacionales y generaban una fuerte tracción e influencia sobre el resto de los cuerpos y categorías electorales.
Por el contrario, la realidad será totalmente distinta el 7 de septiembre y los candidatos a legisladores provinciales y concejales serán los máximos protagonistas, por lo que deberán aplicarse al máximo para captar la atención y despertar el interés de quienes concurran a las urnas, tarea nada fácil, según se viene comprobando en los comicios realizados hasta la fecha.
Por otra parte, en lo que hace al panorama provincial la elección tendrá una tendencia a la regionalización, básicamente porque, a diferencia de lo que ocurre a nivel nacional, para las elecciones provinciales el territorio se encuentra dividido en secciones electorales y Pergamino ocupa la Segunda Sección Electoral, que integra a los corredores de las rutas nacionales 8 y 9 junto con Zárate, Baradero, San Pedro, Ramallo, San Nicolás, Arrecifes, Capitán Sarmiento y San Antonio de Areco, entre otras localidades, y en esta oportunidad esta sección elegirá diputados.
Además, cada distrito pone en juego la mitad de las bancas de su correspondiente Concejo Deliberante, que en Pergamino son 20, lo que implica que de la elección del 7 de septiembre surgirán 10 nuevos ediles, que reemplazarán a los que fueron elegidos en 2021 y tendrán mandato hasta 2029, mientras que los 10 concejales elegidos en 2023 continuarán hasta 2027, ya que el cargo tiene una duración de cuatro años.
Teniendo en cuenta esta coyuntura, la eliminación de las PASO y el desdoblamiento entre la provincia y la nación, quedan expuestas algunas de las circunstancias que configuran a las próximas elecciones como particulares y con características especiales, que los distintos espacios y figuras políticas deberán tener en cuenta a la hora de delinear sus estrategias.
¿Qué se juega cada espacio local en la próxima Elección?
El dilema de Juntos por el Cambio y La Libertad Avanza
En ese contexto, es necesario señalar que las elecciones legislativas son un desafío para cualquier oficialismo; en primer lugar porque resultan una especie de sondeo sobre la conformidad de la ciudadanía con su gestión; se entiende que si la mayoría la aprueba, el oficialismo ganará las elecciones, mientras que si hay disconformidad con la administración y la oposición configura una propuesta atractiva, entonces el oficialismo perderá. Esto no ocurre de manera tan lineal pero sirve en trazos gruesos para graficar el comportamiento del sistema.
Por otra parte, la organización republicana exige que las acciones de gobierno más importantes tengan que contar con la aprobación del Concejo, de manera tal que cuantos más concejales oficialistas haya, mayor margen de maniobra tendrá el Ejecutivo. De ahí que, aunque no ponga en juego su mandato, un buen resultado electoral en las elecciones de medio término es de particular interés para el intendente de turno.
En este tipo de elecciones, quien más pone en juego es el ganador de las elecciones celebradas cuatro años antes. En este caso las de 2021, lo cual significa un nuevo desafío para el intendente municipal, teniendo en cuenta de que en esas elecciones la lista oficialista triunfó de manera contundente.
Tanto es así que en las elecciones de 2021 el oficialismo local obtuvo 7 de las 10 bancas en juego. Las mismas fueron ocupadas por Ignacio Maiztegui, Aurelia Furnari, Fabián Albuerne, Antonia Caldentey, Christian Iglesias, Mariana de Sautu y Francisco Illia; aunque a posteriori Ignacio Maiztegui renunció a su banca para pasar a cumplir funciones en el Ejecutivo, y luego volvió a ser elegido concejal en 2023.

En ese sentido se presenta una incógnita que está relacionada con un eventual acuerdo entre Juntos por el Cambio (JxC), espacio que integra el intendente Javier Martínez y La Libertad Avanza, acu a la fecha no formalizado pero que la gran mayoría da por descontado; según lo anunciaron los principales dirigentes de ambas fuerzas, que resaltaron la imerdoportancia de "unir fuerzas para derrotar al kirchnerismo".
Si bien hasta el momento no hay nada cofirmado, septiembre es un horizonte lejano y en política el margen entre lo posible y lo imposible se estira cada vez más, lo cierto es que el eventual acuerdo entre LLA y JxC debería gestarse a través de la confección de listas en conjunto, que necesariamente deberán impactar en la configuración local. Y eso en Pergamino implica un problema de difícil resolución, ya que desde su fundación, el bloque de LLA, ha manifestado una contundente oposición al oficialismo local. Oponiéndose con contundencia a prácticamente todas las gestiones y siendo una de las voces más críticas dentro del panorama local.
A excepción de Ivana Tribouley; que forma parte del bloque, pero está distanciada de Jorge Dib y Gabriel Figueroa, los otros dos ediles libertarios pergaminenses, luego de la recordada sesión en la que Tribouley dio quórum y luego apoyó la ordenanza de Reforma Municipal, lo que generó la ruptura "de facto" del bloque, aunque en los papeles se mantenga la unidad. Más allá de esta circunstnacia, por cierto bastante peculiar, en líneas generales las caras visibles de esa fuerza política se han opuesto con toda contundencia a Javier Martínez a través de innumerables declaraciones, tomas de posición y comunicados públicos.
Pero ¿qué ocurrira si "desde arriba" se da la orden de ir unidos? ¿aceptará Javier Martínez que en su propia lista de concejales aparezcan nombres propuestos por Dib, Figueroa o cualquier otro referente de LLA local?; ¿aceptarán Dib y Figueroa colaborar para el armado de una lista "oficialista", destinada a brindar apoyo a Javier Martínez en su gestión?, ¿cómo desarrollarían una campaña en conjunto quienes hasta hoy mismo cruzan entre sí fuertes declaraciones?. Andando el tiempo se comprobará si las asperezas se pueden limar pero por el momento, según demuestran las evidencias, esa eventual alianza será de parto doloroso.
Por otra parte, en Pergamino JxC es gobierno desde hace casi diez años, elegido siempre por amplio margen, por lo que la "idea fuerza" de la alianza que es la de "derrotar al kirchnerismo" carece de fuerza alguna en la ciudad.
Sin embargo, si se amplía un poco el análisis se llega a la conclusión de que un acuerdo entre ambas fuerzas políticas beneficiaría al oficialismo local, que de esa manera se aseguraría el voto clásico JxC y podría sumar la mayor parte del voto libertario que si se mantiene en porcentajes similares a los de 2023, permitirían garantizar un triunfo contundente y un tránsito de campaña sin sobresaltos.
Por su parte La Libertad Avanza, en su conformación local no saldía del todo beneficiada con el acuerdo ya que yendo en solitario, sólo con repetir la performance de 2023, situación muy probable, duplicaría de inmediato la cantidad de concejales "violeta" en Pergamino y posicionaría a esa fuerza como favorita para las elecciones de 2027, con un acuerdo, esta circunstancia no se pierde del todo pero claramente se diluye.
Además, desde el punto de vista electoral, LLA tenía la posibilidad en esta elección "localizada" de intentar repetir lo logrado por Manuel Adorni días pasados en la elección legislativa de CABA y al mismo tiempo sondear su potencia electoral autónoma. El espacio contaba con la posibilidad de fidelizar en Pergamino un voto opositor no peronista, posibilidad que se perdería en el caso de un acuerdo.
La incógnita del peronismo
Por el lado del peronismo, la situación es compleja porque esa fuerza política irá a una elección en un ambiente político plagado de hostilidades entre sus referentes tanto locales como nacionales, con una disputa sin resolver entre La Cámpora y el gobernador bonaerense Axel Kicillof; que se hizo más profunda en las últimas horas, luego de que el Gobernador lanzara un espacio político propio y de que recrudecieran las críticas desde el kirchnerismo por la decisión de Kicillof de desdoblar las elecciones. Todo eso se agrava en Pergamino, una ciudad cuyo electorado le resulta esquivo desde hace 12 años.
Este espacio político pone en juego las tres bancas que obtuvo en 2021, que fueron ocupadas por Leticia Conti, Alvaro Reynoso y Marcela Conti. Por el momento se desconoce si existe algún tipo de gestión para armar una siempre mentada "lista de unidad" o si existen proyectos individuales con fuerza suficiente como para intentar algún golpe de timón que modifique el destino de una fuerza que en Pergamino sigue siendo minoritaria y con profundas diferencias entre los dirigentes.
En ese contexto, según pudo averiguar DiarioNucleo.com, la mayoría de los dirigentes peronistas locales han decidido "desensillar hasta que aclare". Es decir, esperar hasta la definición de la disputa "Kirchner-Kicillof" para tomar partido. Sin embargo, lo único firme es que las disputas internas locales que laceran el espacio desde hace casi veinte años mantienen pleno vigor.
Por todo lo antedicho, el oficialismo se enfrenta a una elección en la que pondrá en juego nada menos que siete bancas, mientras que el peronismo deberá bregar por al menos conservar las tres que obtuvo en la elección de 2021. La situación todavía no está del todo clara y como dicen siempre los dirigentes "falta mucho", pero lo cierto es que todos se están moviendo rápidamente y cabe la posibilidad de esperar varias sorpresas en los meses venideros.
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