Juan Ignacio Santoro es desde hace varios años miembro del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Pergamino y desde muy joven sintió vocación por el servicio y la protección de los demás; trabajó durante mucho tiempo en una agrupación juvenil perteneciente a la Iglesia Católica y ya adulto ingresó a la entidad de calle Castelli, donde desarrolló una vertiginosa carrera.
"Juani" como lo conocen todos, es Licenciado en Seguridad e Higiene y aplica los conocimientos y métodos de su profesión en su actividad como bombero. Está casado y su esposa también forma parte del Cuerpo de Bomberos, con similar pasión y dedicación.
Durante la última entrega de EN VIVO: DiarioNucleo.com, que se emite los martes a las 19 por la señal de streaming Fana Digital, Juan Ignacio contó su experiencia de vida, explicó la modernización y las reformas que vienen llevando a cabo en el cuartel y destacó el profesionalismo de los bomberos voluntarios pergaminenses.
Te estás dedicando a la formación de nuevos bomberos
Claro, yo participo en la sección de formación profesional del cuartel, específicamente en el área de formación de nuevos aspirantes a bomberos. De hecho, ahora a las 8 tengo clase con los chicos del curso de este año, así que estamos a pleno.
Y a vos ¿qué fue lo que te motivó a ser bombero voluntario?
Fueron varias cosas. Siempre digo que fueron dos caminos que se unieron, y creo que a muchos les pasa lo mismo. Por un lado, mi profesión: soy Licenciado en Higiene y Seguridad en el Trabajo. Esta carrera tiene una relación muy íntima con la actividad bomberil, especialmente en cuestiones de prevención de incendios y seguridad. Por otro lado, trabajo en el HIGA San José, en el área de mantenimiento. Aunque no estoy directamente en emergencias o atención de pacientes, siempre estamos al servicio de la institución, asegurándonos de que todo funcione correctamente para atender a quienes lo necesitan.
Por otra parte, trabajé mucho tiempo en una institución relacionada con la Iglesia Católica, donde pude estar al servicio de otros, siempre ayudando y dando una mano.
Claro, esas épocas cuando colaboraban con los inundados y recolectaban ropa y alimentos.
Así es, siempre estuvimos relacionados con esas labores labores. Creo que ambos caminos, el servicio a los demás y la parte profesional, me llevaron a esto. De hecho, no es casualidad que en la institución haya varios profesionales de Seguridad e Higiene; nuestra carrera tiene una alta incidencia en la profesión de bombero. No estoy seguro de la cantidad, pero si hoy en el Cuerpo hay 20 profesionales, 10 lo somos de Seguridad e Higiene o estamos estudiando la carrera.
Entonces, ¿ustedes no solo saben cómo intervenir en incendios o derrumbes, sino también cómo prevenirlos gracias a su formación profesional?
Esa es la idea. La incorporación de profesionales y técnicos en Seguridad e Higiene en los últimos años ha colaborado mucho para profesionalizar la formación del bombero. Antes era más artesanal. Los tiempos y los conceptos cambiaron mucho. No es lo mismo un incendio o los materiales que se quemaban hace 30 o 40 años que lo que encontramos hoy en un hogar, como televisores o computadoras. Antes había más madera y ahora hay más plásticos. También, la proliferación de artefactos eléctricos de alto consumo, como caloventores, estufas, etc., provoca muchos incidentes si la instalación eléctrica no está preparada.
El cuartel ha evolucionado mucho en los últimos años, tanto en infraestructura como en equipamiento. ¿A qué atribuís estos cambios?
Creo que se debe a un cambio de rumbo de la institución, impulsado tanto por el Cuerpo Activo como por la Comisión Directiva. Nosotros, los bomberos, empujamos todos hacia el mismo lado, a pesar de las diferentes perspectivas o de los desacuerdos que puedan existir entre nosotros, siempre buscando lo mejor para la institución. La comisión directiva es muy transparente y cercana al cuerpo activo. Están pendientes de lo que necesitamos para mejorar y para que nosotros tengamos todo lo necesario para cumplir nuestra función.
Lograron un avance muy grande con el tema de los equipos que usan.
Antes, muchos de nuestros equipos de protección, como los trajes estructurales, estaban vencidos. Hoy, afortunadamente, gracias al trabajo realizado, todos los bomberos contamos con trajes vigentes. Lo mismo ocurre con los equipos de respiración autónomos, que son fundamentales en cualquier incendio. Deben estar en perfectas condiciones y cumplir con todas las pruebas de calidad. Sin ellos, no solo tenemos que lidiar con la persona afectada, sino también con el bombero que podría sufrir una descompensación si no está debidamente protegido.
También han puesto énfasis en la capacitación.
Todo esto ha cambiado el camino de la institución. Hemos crecido mucho en preparación. Antes no se realizaban tantas capacitaciones de forma asidua, y hoy todos los bomberos participamos continuamente en capacitaciones internas, federativas o especializadas, que a veces implican costos, y la institución define quiénes pueden participar.
El cuerpo de bomberos de Pergamino tiene una gran variedad de especialidades: rescate con cuerdas, buzos, manejo especializado. ¿Cómo se maneja esta diversidad en la formación inicial?
En el curso de ingreso para aspirantes, los chicos ven un pantallazo de todo. Nos centramos en la parte de incendio y trauma, y rescate vehicular, que es lo más fuerte del curso, pero también ven todas las especialidades: materiales peligrosos, rescate con cuerdas, algo de rescate acuático y buceo. La idea es que todos podamos colaborar, no esperamos que solo el especialista en cada área aparezca, porque somos voluntarios y estamos siempre disponibles.
¿Cómo es la vida diaria de un bombero voluntario, considerando que la mayoría tiene otro trabajo?
Nuestra institución tiene una guardia permanente y activa todas las noches dentro del cuartel, con chofer y telefonista. Esto nos permite brindar un servicio continuo e inmediato cuando se produce una emergencia. Durante el día, si suena la sirena, acude quien tiene la posibilidad de hacerlo, ya sea porque está en el cuartel o puede acercarse en ese momento. Se adapta según la disponibilidad de cada uno. Como no tenemos un pago fijo, nos organizamos en el momento en que podemos. Lo que sí mantenemos es la guardia activa nocturna todos los días, e incluso los domingos tenemos una guardia diurna.
¿Qué sentís cuando escuchás la sirena y tenés que salir a una emergencia ¿adrenalina? ¿miedo? ¿una combinación de ambos?
Depende del caso, pero en situaciones importantes como un incendio de vivienda o un accidente, obviamente hay un gran nivel de adrenalina. La experiencia y el tiempo nos permiten pensar más fríamente qué hacer. Si bien no podemos saberlo todo hasta llegar al lugar, la función del telefonista u operador de comando es fundamental, ya que recaba toda la información posible. Nos van brindando datos, por ejemplo, si hay una persona atrapada en un vehículo o en una casa en llamas. Esto nos permite ir planificando en el trayecto. Al llegar, se termina de decidir qué hacer, pero planteamos un poco el camino de antemano.
¿Cuál fue la situación más difícil que te tocó vivir como bombero?
Tuve dos situaciones particularmente difíciles. Una, para la que ya me había preparado mentalmente, fue un incendio en una casilla donde sabíamos que había una persona dentro. Pude verla cuando se disipó el humo, y los segundos previos ya nos preparan para eso. La otra fue un siniestro vial, un accidente entre una moto y un vehículo a la altura de Rancagua.
¿Y alguna de estas experiencias te llevó a replantearte tu vocación?
En mi caso, no me afectó al punto de replantearme ser bombero. Sí me hizo reflexionar sobre la importancia de estar lo más preparado posible para estas situaciones. Dado que estoy en el área de formación, me impulsa a preparar y contar estas experiencias a los nuevos bomberos. Nadie está completamente preparado para ver estas cosas a diario, a diferencia de quienes trabajan en servicios de emergencia como el SAME o en guardias de hospital. En nuestro caso, son situaciones esporádicas, gracias a Dios, porque no tenemos tantos accidentes graves o incendios con víctimas, y además depende de si uno está disponible para vivir esa experiencia.
Ustedes realizan también una tarea muy difícil, necesaria y a veces no lo sificientemente reconocida que es apagar los incendios de campos; que es una actividad agobiante.
Durante la época de sequía, tuvimos días con muchísimas salidas. Fue impresionante, no alcanzábamos a regresar al cuartel y ya estábamos saliendo de nuevo. Era un recambio continuo de personal, y estábamos todos agotados, especialmente quienes habían podido dedicarle más tiempo. Este trabajo, que tal vez no siempre es tan reconocido, es terrible. Estar con 40 grados, al sol, con el calor del fuego, usando equipos de protección, el viento, el humo... es muy duro. Hay un desgaste físico muy pesado. Lo mismo ocurre en incendios en plantas de silo o secadoras; son labores de muchas horas, con mucho desgaste físico, aunque no haya tanta adrenalina como en emergencias con vidas en juego.
Tu esposa es también bombera ¿Cómo conviven con esta doble vocación?
Yo me hice bombero de grande; siempre quise serlo pero los estudios y los horarios de los cursos lo hacían difícil. Al principio, sobre todo durante el curso, es complejo porque la preparación demanda mucho tiempo: dos días a la semana más un fin de semana cada quince días para las prácticas importantes. Cuando uno es soltero y no tiene responsabilidades, es fácil. Pero cuando ya tenés una pareja, y más aún si tienen hijos, es mucho más complicado porque la otra persona demanda tiempo, y con justa razón. La verdad es que la vocación de bombero no solo nos afecta a nosotros, sino que cambia un poco la vida del otro. Tienen que comprender que uno va a ponerse en riesgo, y que habrá días de guardia en los que no dormiremos en casa. En el caso de mi esposa, ella también es licenciada en Seguridad e Higiene y yo nunca la empujé para que hiciera el curso, ella sola se inscribió y lo aprobó. Es algo que compartimos, una parte importante de nuestra vida.
¿Qué enseñanza o enriquecimiento personal considerás te dejó el hecho de ser bombero?
Creo que en primer lugar la institución se basa en muchos valores éticos hermosos que intentamos practicar y llevar adelante. Eso es a lo que uno apunta, y trato de transmitírselo a los chicos. Lo que siempre les digo es que todo lo técnico se puede aprender tarde o temprano, a algunos les costará más, a otros menos, con más o menos práctica. Pero ser una persona de bien no se puede enseñar; eso es parte de uno. Sí podemos enseñar cuál es el lineamiento, los valores que queremos transmitir, y tratar de que ellos se encaminen en ese curso. Y no solo ellos, nosotros también; nadie está al 100% en esas cuestiones. Siempre tenemos fallas y hay que estar siempre mejorando. Esa es la cuestión, tratar de siempre mejorar para aportarle algo más a la institución dentro de lo que uno puede.
Se viene el Día del Bombero Voluntario: ¿cómo se están preparando para el festejo?
El acto tradicional será el domingo 8 de junio y este año lo vamos a hacer de manera un poco diferente. Vamos a arrancar con la caravana directamente desde el cuartel alrededor de las 13. Después de la caravana, vamos a hacer el acto y, pegadito, se va a servir el clásico chocolate, que siempre tiene tanto éxito. La idea es que la familia y la gente que nos acompaña no tengan que esperarnos tanto tiempo en el frío mientras hacemos el recorrido por la ciudad. La gente de Pergamino quiere mucho a la institución y nos acompaña en la caravana; luego abrimos el cuartel y los chicos se sacan fotos, es muy lindo. Por eso, pensando en la gente que nos hace el aguante, la familia y los vecinos, decidimos hacerlo más temprano, disfrutar el acto con todos y luego compartir el chocolate, para que nadie se vaya por el frío.
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