Pergamino
HISTORIAS DESTACADAS - EXCLUSIVO DIARIONUCLEO.COM

Marcelo Pacífico: "Un sistema sólo funciona si la oposición también participa"

Es una de las figuras más relevantes de la política pergaminense de los últimos 30 años: fue secretario de Gobierno, varias veces concejal, senador provincial y candidato a intendente. En el presente analiza la actualidad a través de las redes sociales.

Marcelo Pacífico es abogado y fue docente universitario de la materia Derecho Constitucional. Es una de las figuras más relevantes de la política pergaminense de los últimos 30 años. Fue secretario de Gobierno durante la gestión de Alcides Sequeiro, concejal en varios períodos, candidato a intendente municipal en 2003 y 2011 y senador provincial durante el período 2015-2019.

De origen justicialista, luego de la denominada "crisis del campo" en 2008, se alejó del oficialismo de su partido para integrar lo que él llama "peronismo republicano". Muy cercano a la figura de Emilio Monzó, fue uno de los partícipes de la recordada campaña que culminó con el triunfo de Mauricio Macri, María Eugenia Vidal y Javier Martínez para los cargos de presidente, gobernadora e intendente respectivamente.

Al dejar su cargo de senador, en 2019, Pacífico pasó a la actividad privada, donde se dedica al mundo jurídico en el estudio que integra junto a sus dos hermanos, también abogados, y al análisis político a través de las redes sociales.

Profiundo conocedor de la gestión pública, señala la importancia del respeto absoluto de las instituciones y resalta que la participación de la oposición es fundamental para el funcionamiento adecuado del sistema. 

Durante la última edición de EN VIVO: DiarioNucleo.com, que se emite los martes a las 19 por la señal de streaming Fana Digital, Marcelo Pacífico habló de su vocación jurídica y política, su experiencia personal y los recuerdos de su gestión. Asegura que siente "orgullo de haber formado parte del equipo de Alcides Sequeiro".

¿Qué te llevó a volcarte al análisis de la realidad política, aunque sigas trabajando en la política partidaria?

Siempre fui muy curioso. A través de los años, uno va adquiriendo cierta experiencia, pero también empezás a tener tiempo disponible que te permite estudiar más los temas, reflexionar. Y siempre es bueno compartirlos con otras personas, o a través de los medios con la sociedad. En el fondo, tengo la expectativa, quizá desmesurada, de contribuir a la construcción de la opinión pública, de orientar desde mi punto de vista las complejidades de nuestra sociedad.

Lo que vos crees que es correcto.

Exactamente. Transferir o transmitir valores o principios que iluminen la acción, que no se queden solo en las palabras, sino que inspiren a aquellos que tienen que tomar decisiones concretas.

Te llevas muy bien con las redes sociales y con lo audiovisual.

Trato de aggiornarme, me cuesta, obviamente. Soy del mundo analógico más que del digital, pero bueno, trato de estar en contacto y me motiva mucho poder transmitirlo.

¿Qué te llevó a la actividad jurídica, a estudiar abogacía?

Mi padre era farmacéutico y mi abuelo también. Mi madre decía: "Estudien lo que quieran menos militar o abogado".  Y los tres varones terminamos estudiando Abogacía (risas). Tengo una hermana mujer también que es doctora en filosofía. Pero probablemente la inquietud por lo social, por la complejidad de las relaciones sociales es lo que me llevó a estudiar derecho. Siempre me interesó la parte histórica y todo ese mundo vinculado con lo cultural, con lo social, con el sistema de relaciones, con los vínculos del poder. Hay que tener en cuenta que el derecho es tan importante que el Imperio Romano se consolidó justamente a través de su derecho, y Napoleón trasciende no solo por las batallas, sino porque también dio su código. Todo ese entramado, la inquietud por la actualidad, por el mundo de la política también, me llevó sin una vocación tan marcada a estudiar derecho.

¿Y dentro del derecho, por qué constitucional?

Porque es lo que más te vincula, es el derecho público, con la política, con la estructura gubernamental, con el sistema de poderes, con los derechos de las personas. Y después, cuando me recibí, tuve la posibilidad de dar durante muchos años, décadas, la materia de Derecho Constitucional en la UCA y eso me fue metiendo más en el tema. De hecho incluso participo del Instituto de Derecho Público del Colegio de Abogados, eso es lo que intelectualmente más me ha estimulado, siempre haciendo puente con lo que ocurre en la calle, en el día a día.

¿Y que te motivó a intervenir en política?

Una imagen de mi abuelo paterno, Isidoro Pacífico, quien tenía una farmacia en el barrio Acevedo y era un referente barrial, muy consultado por la gente. A él le gustaba mucho la política, y aunque no participó activamente, fue juez de paz. Quizás esa figura me estimuló. Soy el único de la familia que se dedicó a la política.

¿Por qué te inclinaste por el peronismo en tus inicios?

Hay una raíz familiar, mi abuelo era peronista, y mi propia inclinación por lo social me acercó al peronismo, un movimiento muy ligado a lo social y al mundo del trabajo en aquel entonces. Mis tíos maternos, los Anán, tenían una de las industrias textiles más importantes de Pergamino en los años 50 y 60. Eran peronistas y nunca se quejaron de las políticas de la época, que veían afines a la industria manufacturera. Tenían un gran vínculo con los gremios y supieron resolver conflictos con más de 5.000 empleados. Idealicé ese mundo y me llevó a la política.

 Trabajaste con figuras como Alcides Sequeiro, Guillermo Ball Lima y Marcelo Conti.

Sí, me enorgullece haber sido parte del gobierno de Alcides Sequeiro. Fue una gestión que realizó las últimas reformas e inversiones estructurales en Pergamino: la tercera colectora máxima cloacal, el plan piloto de Agua Sur, la construcción de 18 escuelas y jardines de infantes, y el entubamiento del arroyo. Sequeiro apostó a lo fundamental, a pesar de que esas obras no son visibles de inmediato y conllevan mucha inversión. Me molesta que los dirigentes peronistas actuales no rescaten el valor de una intendencia tan administrativa, controlada y honesta, que incluso tuvo superávit. Fui secretario de Gobierno dos veces en esa gestión, y creo que fue de lo más importante que me tocó hacer en el ámbito público.

Siempre te resististe a seguir la corriente, preservando tus ideas. 

Sí, tengo cierta rebeldía interior. No me sumo a las corrientes de opinión de época ni juzgo el presente con el exitismo. Me gusta señalar los exitismos para evitar que nos enganchemos en movimientos políticos que parecen idílicos y luego chocan con la realidad, como pasó con Menem en los 90, o como podría estar pasando ahora con Milei. Observo similitudes: estabilidad económica, dólar planchado, baja inflación, pero también una apertura a las importaciones que podría desproteger la industria y el empleo nacional. Apoyo una política económica sana y equilibrio fiscal, pero me preocupan el mesianismo y la deuda. Es crucial marcar las alertas a tiempo para que la oposición sana participe y corrija los excesos, como un guardrail en la ruta. Otra cosa que me preocupa es que no se puede dejar de lado a la oposición, se la debe respetar, cuidar. Ningún sistema funciona correctamente sin participación de la oposición. 

Tus columnas lo reflejan, ¿qué repercusiones has tenido?

En general, buenas. Al no tener expectativas políticas personales, digo lo que considero correcto sin preocuparme por las consecuencias. Lo que más me preocupa es que la frustración por los fracasos de gobiernos anteriores lleva a cuestionar el sistema mismo. Se está poniendo en crisis la República, midiéndola exclusivamente por los resultados económicos. No debemos confundir: hay que cuestionar gobiernos, no los mecanismos institucionales que permiten las correcciones. La historia nos enseña que las tendencias hegemónicas, autoritarias o mesiánicas siempre nos llevaron a mal puerto.

Las mejores épocas siempre fueron con instituciones sólidas.

 Exactamente. El sistema democrático republicano, con sus defectos, garantiza derechos básicos: no ser detenido sin orden judicial, no perder tu propiedad, no cerrar un medio por opiniones contrarias. No podemos cambiar de régimen por resultados económicos. Las dictaduras solo han traído angustia, problemas y muertes a la Argentina. Hemos sido exitosos en preservar el sistema democrático desde 1983. Debemos cuidarlo, especialmente de quienes tienen actitudes mesiánicas y creen poder pasar por encima de las instituciones.

¿Te defraudó Mauricio Macri? Estuviste cerca de él.

No es que nos defraudara, sino que no tuvimos la participación protagónica que aspirábamos. Si bien tuvimos roles en la construcción política previa a las elecciones, después hubo tensiones dentro del gobierno. Algunos querían acentuar el "color amarillo" y cerrarse al núcleo duro del PRO; nosotros abogábamos por abrirse a otras expresiones para sumar caudal político. Veníamos de un peronismo republicano del interior, no del PRO.

Pareciera que Macri hizo todo bien hasta llegar a la presidencia, y una vez allí, todo se destruyó.

Quizás se confunden roles. Los consultores políticos son muy buenos en campañas, pero pueden ser perjudiciales en la gestión. Su rol no es gestionar. Te plantean que hay que ocuparse del "metro cuadrado": pavimento, luminarias, seguridad local. Esa idea es correcta, pero totalmente insuficiente. Hacer solo lo que se ve es renunciar al futuro, hipotecándolo por un beneficio electoral. Alcides Sequeiro, en cambio, invirtió en lo estructural, beneficiando a futuras generaciones, como el plan piloto de Aguasur de 1991, que aún se aprovecha hoy.

¿Creés que la gestión municipal actual ha caído en eso?

En gran medida sí. Tener buenos parques es excelente, pero ¿qué obras estructurales que cambien Pergamino a futuro se han hecho? La última gestión que las realizó fue la de Alcides Sequeiro. El peso de lo electoral condiciona enormemente. Hay un cortoplacismo nuestro como electores, pero la gestión debe hacer ambas cosas: el "metro cuadrado" como puente para obtener el apoyo, pero sin limitarse a él.

Quizás hay una falla de la sociedad al no reclamar obras perdurables.

Es indispensable que se rompa con esa inercia. Si no, la ciudad no dará un salto de calidad. El último salto de calidad de Pergamino fue con la UNNOBA hace unos 20 años, lograda por Cachi Gutiérrez y Rosa (diputada nacional). También destaco cuando Carlos Mosca, siendo diputado nacional, logró la instalación del Departamento Judicial de Pergamino, un gran avance para la gente y los abogados. Los liderazgos se miden por el tiempo y por dejar la ciudad o el país en una escala superior a la que se tomó. Alcides incluso donó el edificio para los tribunales, fue un trabajo conjunto.

Sos un descubridor de dirigentes políticos: Ezequiel Saccani, Pablo Mucabare, Carlitos Córdoba, Betty Pereyra, Karim Dib, Aníbal Figueiras, todos dieron sus primeros pasos en la política al lado tuyo. 

Sí, soy una especie de director técnico de divisiones inferiores.