En 2018, Cintya Fondato (Tundra), y Hernán Seta (Kenia), unieron sus caminos para formar el dúo "Tundra Kenia". Su objetivo: viajar por Latinoamérica, conocer culturas y forjar lazos a través de la música. Desde entonces, han acumulado innumerables experiencias y aventuras, donde la música ha sido la protagonista, permitiéndoles conocer lugares increíbles, animar eventos y hasta formar una banda en Guatemala.
Recientemente, Cintya y Hernán compartieron su historia EN VIVO: DiarioNucleo.com, que se emite los martes a las 19 por la señal Fana Digital y revelaron sus vivencias y sus planes, que incluyen una gira por Europa durante el próximo verano boreal, con su llegada en Roma el 4 de junio.
¿De dónde surge el nombre Tundra Kenia?
Cintya: Un amigo en común, que acostumbra a poner apodos a todos en nuestro grupo, nos bautizó a cada uno por separado: a mí, Tundra, y a él, Kenia. Cuando decidimos viajar juntos, nos pareció natural unir los nombres. Al principio pensamos en "Tundra y Kenia", pero luego le quitamos la "y" para que sonara como un solo nombre, más conciso.
El nombre quedó espectacular, y ya es una marca reconocida, con gran presencia en redes sociales.
Cintya: Sí, desde la pandemia, o en realidad, un año antes cuando empezamos este proyecto de viaje, el dúo ha ido creciendo y, sin duda, seguirá expandiéndose.
¿Cómo nació el proyecto?
Hernán: Nació de la conexión a través de la música. Nos conocimos tocando en un proyecto que yo tenía antes, y todo se fue dando de forma orgánica. Lo fuimos construyendo sin darnos cuenta. Al principio, solo planeábamos un viaje y luego surgió la idea: "¿Y si viajamos haciendo música?". Creo que esa inquietud fue el motor principal del proyecto.
Es un proyecto que implica una decisión importante: dejar la zona de confort y aventurarse a lo desconocido, a viajar, conocer gente diferente y encontrarse en lugares nuevos. Ustedes tomaron esa decisión y se lanzaron al camino.
Cintya: Sí, y sin buscarlo, estábamos constantemente saliendo de nuestra zona de confort. Empezamos con un viaje más de mochileros. Un año antes de la pandemia, viajamos al norte argentino, Bolivia, Perú y Ecuador. Después regresamos y, por suerte, la pandemia nos encontró cerca de la familia. Tras la pandemia, retomamos el plan de viajar y fuimos a México, lo que nos llevó a Centroamérica, específicamente a Guatemala.
¿Cómo fue esa primera experiencia en la cordillera?
Cintya: Para mí, fue hermoso. Recuerdo que un día estábamos tocando en el Cerro de los Siete Colores, en Purmamarca, grabando un video de una canción de Atahualpa Yupanqui que me gusta mucho y habla de la Punilla. Cuando empezamos a cantar, un cóndor voló como enloquecido, para mí, era Atahualpa bajando de la montaña. Fue un viaje con una fuerte conexión mística. Creo que en estos seis años, incluso durante la pandemia, siempre nos han ocurrido cosas místicas cuando estamos en diferentes lugares. No sé si las buscamos, aparecen o simplemente están ahí.
Hernán: Para mí, tiene que ver con la música. La música tiene un componente místico muy fuerte. Empezamos haciendo covers de distintas canciones, y en el camino encontramos un propósito: crear nuestra propia música y llevar un mensaje, algo para decir en estos tiempos. Es increíble empezar a escuchar, por ejemplo, esa cumbia andina con sonidos psicodélicos que se escucha más en Bolivia y Perú, como la "chicha peruana". Y todo ese hermoso folclore latinoamericano que va apareciendo, el afroperuano en Perú, y todas las festividades peruanas. Uno se inunda de muchos ritmos.
Seguramente durante esos viajes fueron conociendo diversos géneros y ritmos.
Hernán: Empezás a hacer una recolección de ritmos folclóricos latinoamericanos que, sin darte cuenta, se vuelven parte de tu propia música.
¿Cómo fue la experiencia de recorrer América Latina como mochileros?
Hernán: Yo hice un viaje solo antes de conocer a Cintya. Vivía en Rosario con un amigo, y él me dijo: "Vámonos de viaje cuando termine el año". Pero no aguantó y se fue antes. Me sentí vulnerable al tener que empezar mi viaje solo, no estaba preparado. Esa fue la primera vez que rompí el miedo a andar solo. Recuerdo que fui a dedo con un camionero, y él me iba diciendo: "Te voy a dejar acá en Tucumán, en esta estación de servicio". Y en el camino me advertía: "Tené cuidado en Tucumán, que es peligroso, que no sé qué". Yo venía con muchas cosas, era mi primer viaje, la primera vez que me bajaba solo en un lugar, y el tipo me tiraba toda esa información.
¿Ya tenías tu kit de mochilero armado?
Hernán: Sí, tenía mi kit armado y viajaba con mapas impresos. Los imprimía en un cyber e investigaba la hoja de ruta.
¿Cómo funciona la mecánica de sus viajes? ¿Llegan a un lugar y se ofrecen para cantar?
Cintya: Hoy en día, las redes sociales son muy útiles. Yo me encargo más de las relaciones públicas, de contactar, enviar información y nuestra música que tenemos en YouTube. De todas formas, siempre es efectivo salir a tocar puertas, presentarse en persona e ir a los lugares. Si es necesario, cantamos una canción en el momento. Llevamos la guitarra colgada a la espalda y cantamos. Esa es la forma más eficaz: "Te canto ahora, y si te gusta me contratás; si no, sigo mi camino. O si quieres, pasamos la gorra o ponemos unos sobres para no incomodar".
¿Y en general, aceptan?
Hernán: Bueno, al menos en Guatemala nos fue bastante bien. Puede pasar de todo, como nos ocurrió en el sur, donde el campo ya está saturado de gente pasando la gorra. Entonces, directamente nos dicen: "No, ya vino uno recién, ya pasó la gorra". Hay que estar preparado para eso también. En México también nos costó un poco. Tocábamos al costado de los restaurantes, íbamos de restaurante en restaurante y pasábamos la gorra. Pero nos poníamos en la calle. Poco a poco, un día nos escuchó alguien de un parador y dijo: "Quiero que vengan a tocar al atardecer porque me gustó lo que hacen". Yo le dije a Cintya: "Mirá, vamos a ir parador por parador a preguntar si podemos pasar la gorra, y en alguno la pegamos y terminamos tocando". Y así fue lo que pasó.
Cintya: A uno le insistí tanto... le dije: "Por favor, una sola canción, ¿me entendés?". El dueño no quería que tocáramos de ninguna manera. Y nuestro objetivo es que nos escuchen. Cuando tocamos una canción, la señora dijo: "Yo tengo tres restaurantes, quiero que toquen una vez en cada uno". Cuando nos escuchó la dueña, todo cambió, porque no nos querían dar ni siquiera la oportunidad de escucharnos, y de eso pasamos a tocar en tres restaurantes.
Hernán: En México nos fue muy bien, y cuando ya me estaba imaginando vivir en las playas, se nos terminaron los días de permiso.
Estos viajes también les han permitido conocer a muchos músicos.
Cintya: En todo este viaje que hicimos por Sudamérica, y después cuando salimos para México tras la pandemia, llegamos a Antigua Guatemala. Para quienes no la conocen, les recomiendo buscarla, tiene el volcán de Fuego, uno de los atractivos turísticos más hermosos. Antigua está en nuestro corazón. En los últimos tres años, tuvimos la oportunidad de ir a Antigua, Guatemala, hacer temporada y luego viajar un poco por Centroamérica. Debido a este lazo que tenemos con el lugar, hicimos amigos, hermanos, familia allá en Antigua, y formamos la banda. Nos hicimos amigos de la mayoría de los músicos del pueblo que trabajan y viven ahí.
E incluso los viajes les permitieron tener una banda conformada en Guatemala y otra acá en Pergamino.
Cintya: Conocimos a un chico de Guatemala, nuestro amigo Gary, con quien siempre tocamos, y a otro chico de Nicaragua, Adolfo. Ellos son nuestra banda en Guatemala, amigos que se entusiasmaron con nuestras canciones y le aportaron su toque, sus arreglos. Y en Pergamino, tenemos amigos con quienes ya éramos músicos, que también se suman a tocar nuestras canciones y nos acompañan para interpretar los temas que grabamos en estudio con distintos músicos, sin el propósito de armar una banda fija.
Hernán: La banda se arma después, cuando ya están las canciones y hay que salir a defenderlas y a tocarlas. Cuando se nos terminaron los días legales en México, empezamos a pensar qué hacer. Una de las posibilidades es mandar a sellar tu pasaporte con un contacto que va hasta la frontera; se puede hacer esa maniobra, te lo sellan y te devuelven el pasaporte, pero es algo arriesgado, no es legal.
Cintya: Entonces, lo que hicimos fue irnos a Guatemala. Allí, al segundo día, conseguimos hacer un voluntariado musical dos veces por semana en un hotel donde había gente de todo el mundo. Nos daban hospedaje y una comida diaria. ¿Qué más se puede pedir? Hay que tener ganas, y las cosas se van dando de a poco. Así fue como empezamos a decir: "Bueno, tenemos este lugar que nos da el hospedaje y tocamos solo dos veces por semana, tenemos mucho tiempo libre, vayamos a buscar fechas, a ver si podemos tocar en algún lugar". Empezamos a ir a los micrófonos abiertos, como se les llama allá, donde cualquiera puede expresarse. Y allí conocimos a Gary y Adolfo, los chicos que tocan con nosotros hoy, también en un open mic. Es increíble cómo nos hicimos amigos. Es una movida cultural que existe, y la gente te abraza. La hermandad es increíble. Te dicen: "No se vayan, quédense, vamos a tocar juntos, ¡qué buena onda!".
¿Cómo definirían la música que hacen?
Hernán: Creo que es una mezcla, una fusión entre todo lo que vamos recolectando en el camino. Una fusión entre ritmos latinos y ritmos funk, soul, R&B, músicas que nos gustan. Ritmos gringos, digamos, pero música negra. A mí, particularmente, me llama mucho la atención la música negra, incluso la salsa. Ahora que estamos en Centroamérica, lo afrolatino, todo lo afro está presente. Y vamos aprendiendo cosas nuevas en cada lugar que visitamos.
Cintya: Entonces, hoy tal vez se define de una manera, pero luego se definirá de otra, porque así vamos fusionándonos.
Y así como cuentan los lugares donde les fue bien, los momentos exitosos, el fracaso también es parte de la experiencia. ¿Les ha tocado no poder presentarse en algún lugar y eso les ha generado dudas acerca de seguir adelante con el proyecto?
Hernán: No sé si dudas. La verdad es que hay mucha ambición. Cuando tienes un objetivo tan claro, si no se da en un lado, simplemente tenés que moverte. Cuando descubres que tienes que moverte, si aquí no se da, me muevo. No voy a insistir. Y lo voy a hacer donde... Hay todo un camino por delante. Tenés que estar donde tenés que estar, no en el lugar equivocado. Si acá no funciona, no voy a salir. Será en otro lugar. Me quedo un tiempo, aguanto, tal vez, pero si veo que no pasa nada, ¿qué le voy a hacer?
¿Qué conexión hay con el hecho de que sean argentinos? ¿Cómo los reciben?
Hernán: Increíble, hermano. Hasta termina siendo positivo que seamos argentinos. Después del Mundial también, después de que ganó Argentina, es como que, no sé si el Mundial le dio un empuje a toda la argentinidad en general. Es decir, el hecho de tener el mate... Ya te ven con el mate en la calle y hay como una complicidad.
¿Qué encontraron en Centroamérica? ¿Es muy diferente a lo que se vive en Argentina?
Hernán: Para mí, las tortillas, los frijoles, el plátano frito. Soy fan de eso, parte de mi dieta son los frijoles. Palta (aguacate, como le llaman allá) todos los días. Plátanos y el huevito con las tortillas de maíz, increíble. Las "guaguas", los colectivos, como les llaman. En Guatemala, al menos, y también en varios lugares de Centroamérica, están esos colectivos que son como los buses escolares de Estados Unidos que se ven en las películas, todos pintados de colores. Y las frutas que comes y que no se encuentran aquí, como los mangos. Y la calidad humana de la gente centroamericana tiene una calidez particular. Sí, es como algo muy alegre y muy lindo. Nos han abrazado, así que no hay más que agradecimiento, la verdad.
¿Conocieron ambas costas?
Cintya: Claro, estuvimos en el Caribe Mexicano y en el Pacífico Guatemalteco. Y bueno, en Centroamérica también estuvimos en Costa Rica, pero nos falta mucho por conocer; la verdad es que Centroamérica es maravillosa.
Después de su última recorrida, ¿qué es lo que viene ahora?
Hernán: Bueno, la vida del trotamundos siempre es estar en movimiento, y el 4 de junio nos vamos para Europa. Es la primera vez que vamos para allá, así que vamos a conocer un poco del otro lado del charco, a ver qué nos depara. Vamos a aterrizar en Roma, eso es lo único que sabemos. Tenemos ganas de ir a Francia, España, ya que tenemos amigos allá, y de repente, capaz que terminamos en Asia, ¡andá a saber!
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