Durante la Pandemia, aquel episodio sanitario que se convirtió en bisagra global, un grupo de argentinos pertenecientes a distintas agrupaciones relacionadas con la protección de los derechos de las personas con discapacidad, comenzaron a dialogar entre ellos a través de plataformas digitales para intercambiar experiencias y prestarse mutua colaboración. Al poco tiempo surgió la idea de intervenir en situaciones en las que fuera necesario alzar la voz y actuar ante la existencia de derechos vulnerados.
Así nació Discapacidad Argentina, con presencia en todo el país y con la idea de seguir creciendo e incrementando la presencia en acciones concretas.
En ese contexto, la primera acción de Discapacidad Argentina en Pergamino fue el involucramiento directo en una petición relacionada con los problemas de accesibilidad urbana para personas con discapacidad. El petitorio está relacionado con una situación concreta que se presenta en la esquina de Dr. Alem y San Martín.
Esta intersección (una de las tantas "esquinas desplazadas" que tiene Pergamino) reúne una serie de características que la hacen complicada para el tránsito en general y para las personas con discapacidad en particular: en primer lugar es una zona de tránsito muy intenso y donde siempre hay vehículos buscando dónde estacionar. El pavimiento en ese lugar suele estar resbaladizo y además a eso se suma la particularidad ya mencionada del "desplazamiento" entre el final de Saavedra y el comienzo de San Martín y el hecho de que en las inmediaciones funcionan instituciones que brindan atención a personas con discapacidad como el Centro Educativo Terapéutico Aikén y el colegio Santa Clara de Asís, un establecimiento de educación especial que brinda asistencia a niños con Condición de Espectro Autista.
Desde hace un año, el reclamo permanece vigente y de manera constante y permanente las instituciones que solicitan las reformas realizan gestiones que apuntan a lograr la concreción de esa obra pública.
Durante la última edición de EN VIVO: DiarioNúcleo.com, que se emite los martes a las 19 por Fana Digital, Carlos Cimento y Antonella Risodé; miembros de Discapacidad Argentina, brindaron conceptos sobre discapacidad y analizaron la situación en relación con la accesibilidad en Pergamino.
Carlos es padre de una hija con discapacidad y además comerciante; su negocio se encuentra ubicado precisamente en las proximidades de Dr. Alem y San Martín, mientras que Antonella es una profesional que desempeña su función en el espacio educativo y terapéutico "Aikén", por lo cual ambos conocen en profundidad tanto las cuestiones de la discapacidad en general como los problemas de la zona en particular.
¿Cuándo y cómo nació Discapacidad Argentina?
Carlos Cimento: Discapacidad Argentina nació durante la Pandemia y no es una ONG en sí misma, sino una agrupación que nuclea a diversas asociaciones, fundaciones y organizaciones civiles de diferentes puntos del país. Fue una iniciativa de cuatro personas que vieron cómo se vulneraban aún más los derechos de las personas con discapacidad en ese contexto. Ellos invitaron a distintas instituciones y así surgió este movimiento social que hoy reúne a alrededor de 30 entidades.
¿Cuáles son los objetivos principales de la agrupación?
Cimento: En principio, defender los derechos de las personas con discapacidad, promover la inclusión y la diversidad, visibilizar la temática y trabajar en conjunto. Buscamos que cada reclamo, cada proyecto de las instituciones que integran Discapacidad Argentina pueda ser presentado y acompañado por la fuerza de la agrupación.
Y en relación con Pergamino la entidad está trabajando en un reclamo específico.
Antonella Risodé: Sí, nosotros iniciamos un reclamo el año pasado, en julio, por la peligrosa esquina de Alem y San Martín. La agrupación nos acompaña en este pedido que realizamos junto a la institución Aikén, ubicada en Dr. Alem, Santa Clara de Asís, que está en calle Saavedra, y vecinos de la zona. Esta esquina representa un problema real de accesibilidad para quienes asisten a estas instituciones y para toda la comunidad en general.
¿Cuál es la problemática puntual en esa esquina?
Risodé: Sentimos que se viola el derecho a la accesibilidad, especialmente para las personas con discapacidad. Trabajamos la independencia dentro de nuestras instituciones, pero al salir nos encontramos con la imposibilidad de cruzar una calle de forma autónoma y segura. La independencia implica la menor dependencia posible de terceros para que una persona con discapacidad pueda llevar una vida lo más normalizada posible: ir a un cine, comprar, subir al transporte público, etc.
¿Qué avances hubo en ese sentido?
Risodé: Presentamos la primera nota en julio del año pasado y recibimos una respuesta negativa de la Comisión de Tránsito argumentando que perjudicaría el tránsito. Nuestra propuesta siempre fue una senda peatonal elevada antes de llegar a la esquina de San Martín por Saavedra. Si bien hay una loma de burro más atrás, los autos no la respetan y aceleran al doblar. En octubre volvimos a presentar el pedido, y nos dijeron que pasaría a planeamiento y que la propuesta era viable, pero nunca más tuvimos respuesta. Hace un mes hicimos un petitorio presencial y los alumnos de Aiken y Santa Clara volvieron a presentar otra nota. Luego de eso, tuvimos una reunión en Aiken, pero hasta el momento no tenemos novedades ni avances concretos.
Carlos, desde tu experiencia personal y tu trabajo en el ámbito de la discapacidad, ¿cómo describirías la accesibilidad en Pergamino?
Cimento: Pergamino no es una ciudad accesible. Falta mucho más que rampas en algunas esquinas o la senda peatonal que estamos reclamando. La accesibilidad es una cadena donde cada eslabón cumple una función. Una persona debería poder salir de un lugar, llegar a otro, ingresar, utilizarlo y salir de forma autónoma y segura. Eso no sucede en Pergamino. Estamos lejos de ser una ciudad accesible.
¿Creen que se ha avanzado en los últimos años?
Cimento: Estamos lejos. Conozco la discapacidad hace 26 años, desde el nacimiento de mi hija. Antes no la veía. Entiendo que a veces nuestros funcionarios no dimensionen la problemática, pero el problema surge cuando se les muestra la necesidad, se les explica que no es una idea sino un derecho amparado por leyes y convenciones internacionales con jerarquía constitucional, y aun así no actúan. Hay una ley de accesibilidad promulgada hace 30 años. A veces nos dicen que nuestros tiempos no son los suyos, pero la accesibilidad es una necesidad hoy, no en 30 años. No sirve de nada poner rampas si se siguen construyendo edificios sin ascensores adecuados o con escalones inaccesibles. Hay barreras permanentes que no se entienden.
Nosotros no queremos que se tire abajo Pergamino, pero sí que se empiece a planificar teniendo en cuenta la discapacidad de forma real, que no sea una política partidaria sino de Estado. Que entiendan la necesidad y trabajen en proyectos a corto, mediano y largo plazo. Estamos dispuestos a colaborar. Más allá del derecho, pedimos empatía por esta minoría.
¿Encuentran esa empatía en las autoridades?
Risodé: Nos hemos encontrado con gente que nos escucha pero no resuelve. Tuvimos que recurrir a la prensa y presentar varias notas para ser escuchados sobre un reclamo legítimo que no solo afecta a personas con discapacidad sino a cualquier peatón. Tomamos todo con pinzas porque hasta el día de hoy no pudimos resolver nada.
¿Cómo influye la existencia de Discapacidad Argentina en la lucha por la accesibilidad en Pergamino?
Cimento: Esta sinergia a nivel nacional nos permite ver que la realidad de Pergamino es similar a la de muchas otras ciudades, aunque sabemos que algunas, especialmente las turísticas o la Ciudad de Buenos Aires, han avanzado más en este sentido. Estamos postergados.
¿Cuál es la visión a futuro en términos de accesibilidad?
Cimento: La idea es dejar de lado el concepto de discapacidad y empezar a pensar en ciudades y espacios integrales, bajo el concepto de diseño universal: productos y entornos diseñados para la diversidad. Todos somos diversos. Si podemos implementar esto en Pergamino sería muy bueno. El diseño universal no implica destruir lo existente, sino que de ahora en adelante todo se piense para todos, teniendo en cuenta la diversidad y adaptando lo que ya existe para hacerlo practicable.
¿Creen que la sociedad en general es receptiva a esta información?
Risodé: Nos encontramos con dos realidades. Cuando contamos la problemática, la gente suele estar de acuerdo, pero en el día a día muchas veces no se cede el paso a personas con movilidad reducida o se las apura al cruzar la calle. Dependemos mucho de la buena voluntad. Por eso creemos que es necesario un trabajo en conjunto de concientización y educación desde las instituciones y el municipio. Mucha gente no conoce la discapacidad porque no la ve. Si se hace un buen trabajo, creo que la actitud puede cambiar. Hoy en cualquier vereda del centro encontramos múltiples barreras: motos, maceteros, mesas, sillas obstruyendo la línea municipal que guía a las personas ciegas, estructuras de comercios que dificultan el paso. Pequeñas acciones de concientización pueden generar grandes cambios. Y ni hablar de barrios con veredas a diferentes alturas que obligan a la gente a caminar por la calle.
Cimento: Es fundamental entender que todos, tarde o temprano, vamos a tener algún problema de accesibilidad por edad o por alguna situación puntual. Por eso, una ciudad accesible no es solo un beneficio para las personas con discapacidad, sino para toda la comunidad.
Risodé: Cuando hablamos de discapacidad, hablamos de personas, no de "discapacitados". Afortunadamente, ese término está quedando en desuso, aunque incluso ordenanzas municipales todavía lo utilizan. La realidad se construye desde el lenguaje. Son personas con derechos a una vida plena, y la discapacidad es solo una característica más dentro de la diversidad humana. No hay que inventar nada, está todo escrito. Solo falta voluntad para trabajar.
¿Qué los motivó a trabajar en este ámbito?
Risodé: Desde mis prácticas como trabajadora social en el Hogar San Camilo, siempre me interesó esta área. Hoy tengo la oportunidad de trabajar en Aiken, un espacio increíble dirigido por Sonia De Vil, donde podemos llevar adelante proyectos para promover la independencia de los jóvenes y generar un cambio. Siempre sentí que la discapacidad es parte de un todo que necesita ser visibilizado. Lamentablemente, no estuvo presente en debates presidenciales ni en muchas plataformas políticas. Desde nuestro lugar, buscamos modificar esta realidad. Ver las mejoras en la calidad de vida de las personas con las que trabajamos es un gran logro.
Cimento: Un amigo dice: "Mayor accesibilidad, mayor dignidad". Es fundamental que una persona pueda manejarse de forma autónoma sin la mirada constante del otro. Es hora de que nuestros representantes se pongan la camiseta de la discapacidad y trabajen en base a las necesidades existentes. Espero que este año se asigne un presupuesto real para discapacidad en Pergamino, algo que creo que nunca ha sucedido. Mi hija es ciudadana de Pergamino y hoy siento que la dejan de lado, pero confío en que esto va a cambiar.
¿Hubo algún tipo de compromiso por parte de las autoridades? ¿Sienten que el reclamo va a avanzar?
Risodé: Creemos que hubo un compromiso en la última reunión. Si bien los tiempos de espera son largos, esta situación nos sirvió para visibilizar la temática y extender la concientización en la sociedad.
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