La historia de la tradicional casa de comidas La Ca' di Reggio de Pergamino comenzó a escribirse en el año 1980, cuando Delia Meli, quien era una institución en la gastronomía local, decidió abrir el comercio junto al negocio de pastas que tenía su esposo en Mitre 390, Fábrica de Pastas Gavelo. El nombre que hoy en día es sinónimo de comida hogareña de calidad en la ciudad, se mantuvo desde que el local abrió por primera vez sus puertas al público y fue un homenaje que la fundadora le hizo a su padre, Domeli, oriundo de la ciudad italiana Reggio, Venecia, y que su traducción al español significa "un lugar de Reggio".
En ese primer momento, se trataba de un comercio de dimensiones pequeñas pero que a pesar de esta limitación comenzó a convocar a un número cada vez más importante de clientes que hacían fila en la calle seducidos por el sabor de la comida que preparaban. Fue en ese entonces, ya promediando el año 1981, cuando se incorporó al equipo de trabajo una cocinera que se convertiría en una figura clave en esta historia, la gran responsable de que la Ca' di Reggio siga funcionando hasta el día de hoy, María del Carmen Das Chagas, más conocida como Marly.
Tuvo la posibilidad de incorporarse dado a que su madre era la ayudante de cocina de Meli y sus primeras tareas fueron la atención telefónica y al público por la tarde, mientras que por la mañana se desempeñaba en una fábrica de lencería del barrio Acevedo. Poco a poco, fue aprendiendo y a entusiasmarse en los quehaceres de la gastronomía bajo la supervisión de de la fundadora del negocio, y al cabo de seis meses dejó el trabajo y se dedicó exclusivamente a la Ca' di Reggio, sin ni siquiera sospechar que se trataba de una pasión que la acompañaría toda la vida.
"Ya teníamos a nuestros tres chiquitos y junto a mi marido, que era metalúrgico, teníamos problemas que tenían que ver con el sube y baja que siempre se vivió en este país, y en ese entonces estábamos en un bajón. Transcurrido un año de mi ingreso, Meli me dio el negocio en alquiler y al tiempo lo terminé comprando arreglando todo de palabra porque, además de ser una mujer inteligente y de ser quien me enseñó todo en la cocina, ella era una persona muy buena, gente de antes", le dijo a DiarioNucleo.com.
Cuatro generaciones de una familia unidas por el trabajo
Para el año 1982 Marly ya estaba al frente del local y dos años más tarde se sumó su marido, Alberto Rojo, quién dejó su trabajo de metalúrgico y se incorporó al proyecto que desde sus inicios fue marcando la impronta familiar que lo acompañaría a través de las décadas siguientes. "Hacíamos una sociedad tremenda porque uno secundaba al otro, éramos un gran dúo. Él hacía de todo, se encargaba de los proveedores y también de cosas de cocina, como por ejemplo las empanadas", recordó.
Otro integrante del clan familiar que entró a trabajar durante los primeros años fue Jesús Colaneri, "la cara visible del negocio" como describió Marly a su yerno, quien atiende al público desde hace 39 años y que también es el encargado de preparar uno de los productos más destacados de la casa de comidas.
"En aquel entonces había muchas empresas y nosotros teníamos mucho trabajo porque le preparábamos la comida para los empleados, por ejemplo, en Wrangler trabajan 400 personas y un día les llevábamos empanadas, otros sándwiches y así todos los días laborales. Lo mismo con la agencia de viajes Caluch, nos encargábamos de preparar las viandas para los pasajeros que viajaban. Recuerdo que hasta mi suegro venía a darnos una mano por la cantidad de demanda que teníamos.", contó.
En el año 1989, La Ca' di Reggio se mudó a su actual locación de Mitre 440, a sólo media cuadra de su lugar de origen. Se trata de una edificación del año 1900 y de mayor dimensiones que el primero, lo que les permitió tener un lugar en la cocina dedicado exclusivamente a la repostería y una parrilla, y en el cual se transformaron en "furor". "De 1990 hasta 1995 fue nuestra época de oro. Y fue en aquel entonces, a partir de una obra pluvial que se hizo en calle Dr. Alem que duró meses y que les traía dificultades a los clientes para acercarse al negocio, que a mi marido se le ocurrió poner el servicio de envío a domicilio que ya era un auge en Buenos Aires. Fuimos los primeros en realizar delivery en Pergamino, teníamos tres camionetas ploteadas y un auto. Todavía recuerdo que el valor de envío costaba un peso, era la época del 1 a 1".
Es sabido que el trabajo gastronómico es muy demandante, algunos cocineros lo llaman esclavo, y en épocas prósperas las tareas se intensifican el doble. Y en estos momentos la familia de la Ca 'di ha servido mucho de apoyo y compañía, como es el caso de las dos hijas mayores de Marly, Laura, quien pasó a ser la nueva dueña desde el año 2022, y Natalia, quienes han prestado su apoyo y colaboración incondicional para que el emprendimiento sea un éxito. "Están tan acostumbradas que si tienen un momentito vienen, se ponen el delantal y se ponen a trabajar", dijo su madre.
La última incorporación familiar es la de Franco, su nieto, que se unió para ayudar a Jesús, su padre, en la atención al público y en algo más. "Además de atender me ayuda con la tecnología porque yo no entiendo mucho de computadoras y siempre toco algo que no corresponde (risas). Estoy súper feliz y orgullosa con su colaboración porque nos da una gran mano".
Lo especial de la casa de comidas que aglutina a cuatro generaciones de una familia en el trabajo, es que esto se replica con los clientes. "Siempre me interesé y ocupé de que sea familiar y que tenga un trato especial con el cliente porque son todos conocidos, por el negocio han pasado bisabuelos, abuelos, padres y nietos de muchas familias de la ciudad. A todos ellos no tengo más que palabras de agradecimiento por todo lo que nos han dado".
La especialidad de la casa
Sin lugar a dudas, el producto más querido y demandado por los clientes son las empanadas fritas de carne y queso, cuyos sabores no han sufrido alteraciones con el paso del tiempo y, para muchos, representan una experiencia que evoca a otros tiempos, allá por la infancia o la juventud.
Al respecto Marly le contó a DiarioNucleo.com. "Realmente no se si la receta original pertenece a mi madre o a Meli porque a los dos le salían de la misma manera y existía una especie de puja sobre quién era la autora. Afortunadamente conservamos la receta porque mi mamá le enseñó a Jesús cómo preparar el relleno, en donde la mano es muy importante, como en toda comida casera. Vos podés tener todo pesado en la balanza, tener bien medidos los ingredientes, pero la mano es la mano porque le agrega cariño y creo que ese es el gran secreto de la receta. Otro punto a resaltar sobre las empanadas es que nosotros mismo elaboramos las tapas. Mi marido se encargaba de este trabajo y cuando falleció probé con comprarlas ya listas para cocinar pero no es lo mismo".
Más de 40 años de vigencia
El rubro gastronómico es bastante cambiante debido a que a menudo suelen irrumpir nuevas tendencias que modifican las preferencias de los consumidores. Consultada acerca del por qué muchos pergaminenses siguen eligiendo a la Ca' di Reggio, Marly respondió: "Nuestros clientes nos tienen confianza porque siempre hemos tenido mucho cuidado en no quedar mal y en que las cosas salgan bien a partir de usar la mercadería de mejor calidad y de estar bien atentos a la hora de preparar el producto. Pero más que nada creo que es una cuestión de costumbre de cada una de las familias que nos eligen y que se va pasando de generación en generación. Es esa costumbre de probar la comida de otro comercio y que decís está rica, pero yo estoy acostumbrado a comer la de la Ca' di Reggio".
Ya retirada de la tarea de cocinar, el alma mater del negocio hoy se ocupa de los proveedores y de entrenar a los nuevos cocineros para que el sabor de la comida sea el mismo que hace 42 años. "Mucha gente me pregunta "¿Hasta cuándo vas a trabajar?", debo reconocer que a veces me siento algo agobiada, pero para mí ya es casi como respirar. Me levanto por la mañana y, como mi casa está atrás del local, voy para allá y me pongo a preparar el agua para las verduras y las pastas. Para mí, hace tiempo que dejó de ser un trabajo y se transformó en una razón para vivir", resumió Marly.
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