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Crisis del peronismo en Pergamino: la supresión de las PASO reduce las chances electorales de la fuerza
POLITICA

Crisis del peronismo en Pergamino: la supresión de las PASO reduce las chances electorales de la fuerza

Dividido por una serie de diferencias históricas y aparentemente imposibles de resolver entre sus principales referentes, la posible multiplicidad de opciones podría disolver el voto, el PJ y sus variantes llevan 30 años sin poder imponerse en una elección ejecutiva y 12 sin ganar una legislativa.

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El peronismo pergaminense, si bien guarda similitudes con los lineamientos generales de la fuerza a nivel nacional, tiene algunas características sui generis, típicas de lo local, una impronta marcada por sus referentes desde los tiempos del retorno democrático que en la actualidad configuran una división que, ante la eventual supresión de las PASO impulsada por el Gobierno nacional, que tuvo un avance muy importante días pasados, el posible desdoblamiento provincial y la diferencia del sistema electoral nacional (mediante boleta única) y el ámbito local (que utilizará la lista tradicional), se enfrenta a una posible debacle electoral de consecuencias muy difíciles de predecir.

Más allá de elucubraciones, conjeturas o análisis profundos, lo cierto es que los datos configuran una situación concreta: al peronismo, los resultados favorables le vienen siendo esquivos desde hace ya mucho tiempo y esa es una realidad incontrastable que ha encendido la alarma de dirigentes y militantes que, en lugar de buscar la forma de gestar una alternativa válida que se constituya en opción electoral, se ha dedicado de manera desgastante a buscar culpables de las sucesivas derrotas en las urnas, lo que produjo un gran desgaste y sólo constribuyó a que los resultados siguieran siendo magros.

Desde hace varios años el voto le es esquivo al peronismo pergaminense.

Los motivos que se han esgrimido para tratar de explicar el comportamiento esquivo de los votantes pergaminenses ante las propuestas del peronismo son interminables y van desde la mala imagen de algunos candidatos hasta la falta de apoyo de los espacios derrotados en las PASO, pasando por la apatía de los militantes, las campañas sucias, la poca difusión mediática y hasta el clásico "Pergamino es antiperonista" esgrimido en un momento con vergüenza y en la actualidad cada vez con mayor desembozo. 

Fuera de todas estas cirunstancias, existe en este último caso también un dato irrefutable: el peronismo pergaminense se encuentra profundamente dividido y existen en su seno diferencias ideológicas, políticas, estratégicas e inclusive personales que parecen imposible de allanar, al menos en el corto y aún en el mediano plazo. Basta sentarse a conversar con cualquier dirigente peronista local para escuchar en primer lugar toda una letanía de críticas a sus "compañeros", miembros del mismo espacio político, para recién despúes, escuchar alguna que otra crítica aislada al resto de los partidos políticos.

En Pergamino esa es una realidad, los peronistas se critican muchísimo más entre ellos que a sus adversarios, de manera notable, encendida, y con una enjundia que desnuda cuestiones personales no del todo resueltas, a veces de larga data. 

Victoria de Alcides Sequeiro en 1995 (en la foto acompañado por Rosa Tulio y por su esposa Adriana Cudos), el último triunfo electoral del PJ pergaminense en una elección ejecutiva 

Esa división interna es responsable no de las derrotas (al menos no del todo) pero es el principal motivo por el cual el peronismo ha dejado en Pergamino de ser una alternativa válida para los votantes, porque para un elector resulta poco atractivo votar a una fuerza cuyos integrantes tienen un severo conflicto puertas adentro, que en ocasiones sale a la luz y muestra una falta de acuerdo absoluta.

En ese sentido y como corolario de esa situación 2025 marca un aniversario triste para los peronistas pergaminenses; ya que el 14 de mayo se cumplirán 30 años de la última victoria del PJ en una elección ejecutiva: Fue cuando el escribano Alcides Sequeiro logró su segunda reelección (había sido elegido en 1987 y reelegido en 1991); a partir de entonces nunca más el peronismo logró imponerse en una elección ejecutiva. En 1999, el propio Sequeiro, buscando su tercera reelección, cayó ante Héctor "Cachi" Gutiérrez. En 2003 el candidato a intendente de ese espacio fue Manuel Elías, que fue derrotado también por Gutiérrez, que logró así su primera reelección. Ya en ese entonces las divisiones internas jugaron su parte, ya que Gutiérrez creó un partido vecinal (Integracíón Cívica Pergaminense), e incorporó a dirigentes históricos del PJ, además en esa misma elección hubo otras propuestas de origen peronista que "mellaron" la performance de Elías.


Héctor "Cachi" Gutiérrez, derrotó en las urnas a cuatro candidatos peronistas diferentes.

En 2007 la candidata fue Rosa Tulio, que descansaba sobre una imagen positiva altísima, cimentada en su destacado trabajo como diputada nacional, desde donde impulsó la creación de la UNNOBA, sin embargo, por un margen muy escueto, cayó también ante Héctor Gutiérrez, que de esa forma obtenía su segunda reelección. En esa oportunidad también hubo una división en el peronismo y existió otra lista de la fuerza, encabezada por Gabriel Cairat; para entender esto último es necesario aclarar que aún no se había implementado el sistema de PASO, que comenzaría a regir recién a partir de 2011.

Precisamente ese año, el candidato peronista fue Lisandro Bormioli, que había sido director de la Tercera Edad del Municipio y contaba con el respaldo nada menos que de la entonces ministra de Desarrollo Social de la Nación, Alicia Kirchner: Bormioli ofrecía además una imagen juvenil que se diferenciaba de las caras tradicionales del peronismo vernáculo. Se impuso con gran diferencia en las PASO, aventajando a Ricardo "Riki" Ruggeri y Raúl "Luli" Scaglia, pero la buena performance de las primarias no se repitió en las generales. Al cabo de una de las campañas más intensas que conoció la ciudad, Bormioli se convirtió en el cuarto peronista derrotado por Gutiérrez, que ese año logró su tercera y última reelección. A partir de este año la división interna de la fuerza a nivel local sería permanente y se agudizaría cada vez más. 

En 2015 hubo varias novedades, por primera vez en 16 años no estaría en el cuarto oscuro el nombre de Héctor Gutiérrez; había figurado en las PASO pero había perdido la interna a manos de Javier Martínez, un candidato novedoso, que provenía de la dirigencia deportiva y se sumaba a lo que sería el arrasador macrismo de ese año. El candidato peronista fue una vez más Lisandro Bormioli, que sufrió una grave derrota aunque sin el impacto de la anterior, ya que el peronismo perdió a nivel nacional y provincial. En esta oportunidad, otra vez se percibieron las diferencias internas y un sector importante del espacio local no sólo no apoyó a Bormioli sino que impulsó el voto a Martínez.

La campaña 2019 trajo la sorpresa de que Alberto Fernández sería el candidato a presidente y Axel Kicillof iría por la provincia de Buenos Aires. Mientras en todo el país se hablaba a los gritos de "unidad" y se buscaba una alianza con Sergio Massa, en Pergamino se presentaban nada menos que cuatro opciones diferentes; un despropósito absoluto: los candidatos eran José Agudo, Ricardo Ruggeri, Manuel Elías y María Eugenia Ball Lima, esposa de Lisandro Bormioli, esta última se impuso en las PASO, tras lo cual vino una forzada foto..., un presunto acuerdo y una nueva derrota, la primera reelección de Javier Martínez.

Dos mil veintitrés fue un año difícil, el peronismo se desangraba en el poder con una crisis económica gravísima y el ministro de economía como candidato a presidente: en Pergamino se presentaban dos opciones principales, una encabezada por Alejandro Masagué, una figura nueva que provenía del sector agropecuario, la principal actividad productiva del Partido de Pergamino, con el apoyo de un sector del peronismo, y otra encabezada por Maximiliano Brajer, que había sido concejal en el período 2007-2011; haciendo fuerte uso de la simbología y la prosapia peronista. La campaña PASO estuvo plagada de acusaciones cruzadas y desembocó en el triunfo de Masagué, que en las generales quedó nada menos que tercero; detrás de Javier Martínez, logrando su segunda reelección, y de Fabián Cejas, un dirigente nuevo que se subía a la ola libertaria y lograba una elección histórica. Esta posición en el resultado general no es atribuible exclusivamente a la división del peronismo sino a la crisis de la política tradicional en general, pero las diferencias estuvieron y fueron claras; de la lista que encabezaba Maximiliano Brajer, sólo Flavio Pascual decidió apoyar a Masagué; el resto renunció y se alejó. 

La división del peronismo no sólo permanecería sino que se incrementaría; lo que se percibió durante 2024, en los debates por la privatización de servicios municipales, donde varios referentes peronistas asistieron a las sesiones de Concejo Deliberante a recriminar el comportamiento no de los concejales del oficialismo sino de los propios ediles

El recuento que antecede resulta largo y hasta tedioso, pero es necesario para entender hasta qué punto existe falta de acuerdo, divisiones internas y cuestiones personales para explicar la falta de resultados favorables que aqueja al peronismo local.

Hasta el momento se analizaron sólo las elecciones ejecutivas, por lo que si además se suman las elecciones legislativas celebradas en los últimos 30 años (1997, 2001, 2005, 2009, 2013, 2017 y 2019) hay que señalar que el PJ sólo se impuso en tres de ellas (2001, 2005 y 2013), en el resto de los casos fue derrotado, en algunos de ellos por amplio margen.

En ese contexto, la cada vez más probable suspensión de las PASO podría agravar aún más la situación, ya que al multiplicarse la oferta la posibilidad de alcanzar porcentajes elevados disminuye, y al disminuir el porcentaje baja también la posibilidad de obtener bancas en el Concejo. Esto es una realidad que es evidentemente tangible en los resultados de 2009; cuando hubo tres listas de orientación peronista; una encabezada por Bormioli, otra por el propio Alcides Sequeiro, que buscaba regresar a la política desde el Concejo, y una en la que participaba Julio Courtial. Ninguna de esas listas obtuvo el diez por ciento requerido para hacerse con una banca de concejal y en esas elecciones el peronismo no tuvo ningún edil mientras que Unión-PRO, el espacio que a nivel nacional encarnaba en esas elecciones Francisco de Narváez y que en Pergamino tenía como máximo referente a Marcelo Pacífico, obtuvo sólo el 29,8 por ciento de los votos y se quedó nada menos que con siete bancas. 

¿Qué se puede esperar en las legislativas 2025?: teniendo en cuenta lo antedicho, el hecho de que las diferencias no son sencillas de superar por su carácter histórico y en muchos casos personal, lo más probable es que existan varias opciones del mismo espacio. Es decir, varias listas buscando el mismo voto peronista, lo cual siempre tiende a atomizar al electorado; la misma situación de 2009, previo a la instalación de las PASO.

Existen profundas disidencias entre los dirigentes peronistas locales.

Si el peronismo no logra unificar las candidaturas y generar una lista abierta que represente una opción, existe la posibilidad de tener una muy mala performance, a punto tal de no obtener ninguna banca y perder representación en el cuerpo deliberativo local. 

En principio, los ánimos están caldeados y los peronistas discuten entre ellos y se atribuyen unos a otros la responsabilidad de la delicada situación que vive el espacio, mientras tanto el tiempo transcurre sin que salgan del otro lado de los enfrentamientos con una propuesta superadora o con alguna idea alternativa de gestión que resulte atractiva al pergaminense promedio, al ciudadano que esté buscando alguna propuesta diferente a la del oficialismo, un votante al cual lo tienen sin cuidado los problemas internos del peronismo y que quizás esté preocupado por alguno de los problemas que aquejan a la ciudad, algo de lo que en el círculo interno del peronismo se habla cada vez, menos y algo que, también, reflejan luego las urnas. Un círculo vicioso que no tiene miras de cortarse, al menos en lo inmediato. 

 

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